Reino Unido debate restaurar la reserva 100% en los depósitos bancarios

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Reino Unido debate restaurar la reserva 100% en los depósitos bancarios - Libertad Digital

Aviso de tocho :tragatochos:

El Parlamento británico ha aceptado debatir a partir del próximo noviembre una propuesta que supone una auténtica revolución para el actual sistema bancario. Steve Baker y Douglas Carswell, diputados conservadores de la Cámara, presentaron el miércoles, con el apoyo de otros miembros de su partido, una reforma financiera inédita, consistente en limitar la reserva fraccionaria de la banca. Es decir, el privilegio legal por el cual una entidad puede prestar los depósitos a la vista de sus clientes, expandiendo así el crédito.

Así, por ejemplo, cuando un cliente deposita 100 euros en una cuenta a la vista (cuenta corriente), su dinero, en realidad, se esfuma ya que, automáticamente, la entidad está autorizada legalmente por el gobierno para prestar hasta el 98% de esa cantidad. Esos 98 euros son, a su vez, depositados en otra cuenta y, nuevamente prestados a otro cliente con tal de reservar el 2% (coeficiente de caja), y así sucesivamente en un proceso que puede repetirse hasta 50 veces, aumentando de forma exponencial la oferta monetaria.

El sistema de reserva fraccionaria es la base sobre el que se sustenta el funcionamiento de la banca desde hace casi dos siglos. Consiste en que un banco tiene derecho a prestar el dinero de sus clientes, al mismo tiempo que tiene la obligación de devolvérselo de forma inmediata en el momento que lo reclamen.

Por tanto, cuando se invierte a largo plazo (empleando depósitos a la vista para conceder, por ejemplo, hipotecas), sólo es viable si todos los depositantes no deciden retirar su dinero de forma simultánea (corrida bancaria). El banco tan sólo está obligado por ley a conservar en caja el 2% de los depósitos a la vista para pagar a los clientes que deseen retirarlo, el resto lo presta una y otra vez. Según numerosos miembros de la Escuela Austríaca de Economía, ésta es una de las principales claves para entender los recurrentes ciclos de auge y recesión propios de nuestra época.

La reforma que ha presentado Baker pretende poner fin a esta práctica, permitiendo al cliente elegir la forma de su depósito. Los impulsores reconocen explícitamente que su propuesta está inspirada en la obra Dinero, Crédito Bancario y Ciclos Económicos, de Jesús Huerta de Soto, catedrático de Economía en la Universidad Rey Juan Carlos.

Tal y como explica Baker en The Wall Street Journal (lea aquí la traducción), la reforma no consiste en prohibir la reserva fraccionaria sino en que el consumidor pueda elegir constituir depósitos 100%. Es decir, que el banco no preste su dinero sin su consentimiento.

En esencia, se trata de restaurar la Ley de Peel de 1844, sólo que extendiéndola a los depósitos bancarios. Dicha ley exigía un coeficiente de caja del 100% en oro a los bancos privados, pero tan sólo respecto a la emisión del papel moneda (patrón oro), olvidándose de aplicar el mismo requisito a los depósitos (vea aquí el vídeo explicativo de Huerta de Soto).

Según Baker, la reforma ofrecerá a los consumidores la posibilidad "de elegir cómo van a utilizar los bancos sus depósitos. Si usted pide en préstamo una pintura a un amigo y le promete que la va a devolver cuando él la pida y a continuación, presta la misma pintura a otra persona, usted está cometido un fraude. Estas normas no se aplican, sin embargo, a los banqueros. Los parlamentarios británicos tienen hoy la oportunidad de cambiar esto, y espero que así lo hagan".

El origen de la crisis

Desde hace casi dos siglos, los bancos gozan del privilegio legal de la reserva fraccionaria, "lo cual significa que pueden prestar lo que ya deben a sus depositantes. Al prestar e invertir los depósitos a la vista, los bancos crean dinero mediante la extensión de crédito. Cuando las inversiones del banco se vuelven agrias, y las inversiones a menudo se vuelven agrias, el banco no puede devolver los depósitos y se declara en quiebra. A menos que se las arregle para convencer a los políticos de que es demasiado grande para caer [too big to fail], en cuyo caso serán rescatados con dinero de los contribuyentes", explica el diputado.

"Esta relación asimétrica entre los depósitos bancarios y el contrato y los derechos de propiedad normales, combinada con la intervención del Estado, como en el caso de la planificación central de las tasas de interés [en alusión a la banca central], y diversas garantías adicionales, es la causa de los auges y crisis financieros", aclara. Baker señala que esta propuesta está siendo seguida muy de cerca en EEUU y Europa. No es de extrañar si se tiene en cuenta que supondría una auténtica revolución para el sistema bancario.

"Nuestro proyecto de ley permitiría a los británicos elegir cómo se utiliza su dinero". Es decir, que la entidad lo custodie sin posibilidad de prestarlo, garantizando la reserva 100% a cambio de pagar una comisión, o bien que el cliente permita explícitamente a la entidad prestar su dinero por un período de tiempo determinado, o lo que es lo mismo, un depósito a plazo a cambio de un determinado rendimiento (tipo de interés).

De este modo, según Baker, "el crédito seguiría existiendo", sólo que ahora sí estaría "respaldado por ahorro real". Además, el depositante "sería plenamente consciente de los beneficios y los riesgos a la hora de optar entre depositar su dinero en custodia [depósito a la vista] o invertirlo durante un período definido [depósito a plazo]".

"Hace dos años la economía mundial entró en crisis, sin embargo, nada se ha hecho para tratar de evitar nuevas crisis. Poner fin a la banca de reserva fraccionaria ha sido propuesto en algunas ocasiones por varios economistas de las tres grandes escuelas tradicionales - keynesianos, monetaristas y austríacos-. Uno podría preguntarse por qué el clamor para poner fin a este privilegio legal y anti-capitalista de la banca de reserva fraccionaria no ha planteado con anterioridad ni con más fuerza".

Baker tiene muy claro cuál es el problema clave que padece el sistema bancario contemporáneo y propone su solución de forma meridianamente clara: "Los enemigos de la libertad muestran la crisis financiera como un fracaso del capitalismo. Sin embargo, el mercado en realidad no otorga privilegios legales a la banca tales como la reserva fraccionaria, los políticos sí. El privilegio legal de la reserva fraccionaria destruye los mecanismos sanos de propiedad y derecho contractual propios del capitalismo. Esperamos poner fin, hoy, a este privilegio".
 
Buff,

como otros globos sonda ingleses, luego viajecito fugaz del presidente de la FED a los mandamases británicos y la idea acabará en agua de borrajas como muchas otras anteriores.......

P.D. : Que conste que a mí me parecería una forma de empezar a regular todo esto buena,
 
En USA ya se ha aprobado, al separar banca comercial de banca financiera. Eso si, te cobran por tener una cuenta, como es logico.
 
Buff,

como otros globos sonda ingleses, luego viajecito fugaz del presidente de la FED a los mandamases británicos y la idea acabará en agua de borrajas como muchas otras anteriores.......

P.D. : Que conste que a mí me parecería una forma de empezar a regular todo esto buena,

Está claro que esto se quedará en nada, pero es bueno que se vaya haciendo un poco de luz al asunto de la reserva fraccionaria y sus consecuencias.
 
Basilea III a lo bestia. Cuidado que los anglosajones tienen algo guardado en la manga, tiene pinta de que han limpiado muy bien su sarama y van a machacar al resto a base de bien.

La iniciativa -revolucionaria- no sé si tendrá éxito entre los compañeros del Partido Conservador como en el Laborista y el Liberal.

Con esta medida, los rescates estatales perderían sentido.

Sociedades financieras que prestan -entre ellas los Cofidis de turno- si quiebran, el Estado no los rescata. Los accionistas o quienes invirtieron en sus bonos, perdieron su dinero. Santas pascuas y empezar desde cero.

Pero al unir los dos tipos de banca -custodia y de préstamos- pasa lo siguiente: las cuentas a vista sirven para gestionar los pagos y los ingresos. Cuando el banco gracias a disponer de estos fondos, expande su política de préstamos. Cuando la jovenlandesesidad y los fallidos aumentan y los clientes necesidad liquidez y sacan el dinero de las cuentas a vista, el banco no puede garantizarlos (como paso a la dos intervenidas por el BdE en los últimos dos años). Al generalizarse las quiebras, el sistema de pagos se esfuma y se paraliza la economía. El Estado al rescate e imprimir billetes a doquier. En Argentina o en Islandia como los bancos centrales no tenían el privilegio de crear dólares o libras, tuvieron que quebrar -aunque en Argentina a la desesperada realizó el corralito y la economía se paralizó por completo (no se podía sacar el dinero, no se paga y no circula el dinero y etc).
 
Pero si tienes un depósito 100%, ¿no sería eso como pagar una custodia del mismo? ¿Cuánto nos costaría?
 
Ya, y que hacemos con el dinero creado de la nada?

Así es como funciona el sistema capitalista, que el banco es Dios. Nunca ha dejado de ser así. Porque nos tiene que sorprender?

Si fuera verdad la noticia, sería EL FIN DE LA CRISIS
 
Qué lástima que al final todo se quede en proyectos. Incluso la ley de Peel la veo atractiva, depositas tus billetitos en un banco y tienes guardado su equivalente en oro.
Ahora ni eso, billetes devaluados y ojo! Cuidado por si no te los devuelve al final el banco.
 
Baker tiene muy claro cuál es el problema clave que padece el sistema bancario contemporáneo y propone su solución de forma meridianamente clara: "Los enemigos de la libertad muestran la crisis financiera como un fracaso del capitalismo. Sin embargo, el mercado en realidad no otorga privilegios legales a la banca tales como la reserva fraccionaria, los políticos sí. El privilegio legal de la reserva fraccionaria destruye los mecanismos sanos de propiedad y derecho contractual propios del capitalismo. Esperamos poner fin, hoy, a este privilegio".

Tiene toda la razón. Estoy harto de escuchar a presuntos radicales clamando contra el capitalismo y su única propuesta, al final, es subir un poco los impuestos para apuntalar la socialdemocracia. ¿Quieres acabar con el sistema? Pues ataca entonces el dinero fraccionario y mentiroso que ahora usamos.

Los más de esos radicales no tienen idea de estas cosas. Los que las saben temen que, con este sistema, el estado no pueda imprimir dinero para repartir entre sus afines. Así que los radicales, casi todos, acaban siendo no más que conformistas y continuistas.
 
Esto es bestial, de salir adelante tendría unas implicaciones enormes (y beneficiosas). Se puede profundizar en este tema en esta conferencia:

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Un libro muy completo se encuentra en Jesús Huerta de Soto en el apartado Libros en español / Dinero.
 
Una pequeña reforma con enormes repercusiones

Mucho se ha debatido durante estos días sobre si la reforma bancaria contemplada en Basilea-III era suficiente o no para combatir esa lacra que son los ciclos económicos. El nuevo tratado propone reforzar la solvencia y la liquidez de los bancos obligándoles a disponer de más fondos propios y activos líquidos que en la actualidad, de modo que sean capaces de resistir con más holgura las pérdidas y las mermas de financiación.

Y aunque en muchos sentidos Basilea-III suponga un avance con respecto a la barra libre actual –más que libre, subvencionada inflacionariamente por los sufridos ciudadanos–, la perspectiva que adopta el tratado parte de un error fundamental: no busca acabar con las causas que provocan los ciclos, sino que trata de minimizar sus consecuencias. O, en otras palabras, su hipótesis de partida es que los ciclos son inexorables y que cuanto podemos hacer es ir preparando su inexorable llegada.

La realidad es muy distinta: los ciclos son una consecuencia directa de la expansión del volumen de crédito bancario por encima del ahorro que lo está financiando. Dado que los tipos de interés a largo plazo son muy superiores a los tipos de interés a corto plazo, los bancos tienen enormes incentivos para endeudarse a corto plazo e invertir a largo plazo; nefasta práctica conocida como "transformación de plazos" que, por un lado, permite que los fondos disponibles para hipotecas, proyectos empresariales o créditos al consumo sean muy superiores al volumen de ahorros que puede financiarlos de manera sostenible y que, por otro, sitúa al banco en una situación tal de apalancamiento a corto plazo que éste sólo consigue sobrevivir gracias a los recurrentes chutes o inyecciones de crédito que le va proporcionando recurrentemente el banco central de turno.

Es absurdo, como hace Basilea-III, desligar este proceso de creación artificial de crédito de las distorsiones que se van acumulando en una economía hasta que colapsan en forma de crisis –por ejemplo, la hipertrofia del sector de la construcción, derivada del abundante crédito hipotecario– y de la escasísima liquidez y solvencia que exhiben los bancos modernos. Cuanto más crédito desligado del volumen de ahorros se genere, más distorsiones se producirán en la economía y menos líquidos y solventes se volverán los bancos. Así de crudo y así de simple.

Por fortuna, en el Parlamento inglés un grupo de diputados conservadores, que trata de mirar más allá de la misma sabiduría convencional que nos ha conducido a esta Segunda Gran Depresión, ha presentado una iniciativa de ley que cambia por completo la hipótesis de partida: los ciclos económicos no son perturbaciones exógenas e inexplicables frente a los que debamos protegernos como si consistieran en una lluvia de meteoritos, sino procesos endógenos de creación insostenible de crédito que debemos combatir como si de un atentado contra los pilares de nuestra prosperidad se tratara.

Así, inspirados en la obra del catedrático español de Economía Jesús Huerta de Soto, han propuesto algo tan simple como limitar uno de los casos más extremos de transformación de plazos: los bancos se endeudan a la vista con el gran público (nuestras cuentas corrientes son eso, depósitos a la vista) al tiempo que invierten a larguísimos plazos (por ejemplo, concediedo hipotecas). En otras palabras, por un lado nos prometen devolvernos nuestro dinero en el momento en el que nosotros lo deseemos y, por otro, lo tienen inmovilizado y comprometido en proyectos que, con suerte, sólo lo recuperarán al cabo de 10, 20 ó 30 años. Algo obviamente imposible de cumplir salvo recurriendo a la inflación y al envilecimiento de la moneda: al fin y al cabo, si las inversiones a largo plazo del banco destinan los factores productivos a construir durante diez años una autopista, difícilmente podremos los depositantes hacer mientras tanto un uso distinto de esos factores productivos –por ejemplo, dirigirles a que nos fabriquen un automóvil en los próximos meses.

Y pese a ello, muchas personas a día de hoy siguen creyendo ingenuamente que el dinero que depositan en su banco se encuentra custodiado en una caja fuerte de la que pueden echar mano cuando lo deseen. El objetivo de la ley es precisamente clarificar esta posible confusión de partida: ¿quiere usted, señor depositante, entregarle su dinero al banco en concepto de depósito –de modo que la entidad no pueda hacer ningún uso del mismo– o en concepto de préstamo –de manera que la entidad pueda disponer de él como desee?

Una simple pregunta que limitaría enormemente la creación de crédito fiduciario en nuestros días y que, por tanto, suavizaría de verdad los ciclos económicos. Es probable que no sea la cortapisa definitiva contra las crisis, pues los bancos podrían seguir abusando del crédito a través de los préstamos a muy corto plazo (por ejemplo, préstamos a un día o a una hora que fueran renovándose permanentemente) al tiempo que disfrutan del importantísimo respaldo inflacionista de los bancos centrales para compensar su iliquidez; pero desde luego sí es una de las reformas más sencillas, inmediatas y útiles que podemos implementar a día de hoy y hasta que sea posible eliminar los bancos centrales, las legislaciones de curso forzoso y someter a todos los bancos a un régimen de competencia respetuoso con los contratos privados y los principios generales del derecho.

Veremos si los socialistas de todos los partidos, tan entusiasmados hasta la fecha con regular cualquier mínimo aspecto de la vida interna de los bancos, se suman a la propuesta. Me atrevo a adelantarles la respuesta: no. Al fin y al cabo, el principal beneficiado de la transformación de plazos de los bancos no es otro que el Estado, quien puede financiar sus dispendiosas emisiones de deuda pública a tipos de interés risiblemente bajos. Evitar las crisis siempre fue lo de menos.

Juan Ramón Rallo

Juan Ramón Rallo - Una pequeña reforma con enormes repercusiones - Libertad Digital
 
Ayer fue un día histórico


En la cuna de la democracia moderna, en el Parlamento del Reino Unido, ayer fue oficialmente aprobada en Londres la presentación de un proyecto de ley que tiene un doble objetivo: por un lado, la defensa plena y efectiva del derecho de propiedad del dinero de los ciudadanos depositado en forma de cuentas corrientes en los bancos; y por otro, acabar de una vez por todas con los ciclos recurrentes de auge artificial, crisis bancaria y financiera, y recesión económica que vienen afectando a las mal llamadas economías de mercado desde hace, al menos, doscientos años.

El proyecto de ley pretende, en total consonancia con los principios generales del derecho de propiedad que son imprescindibles para que funcione una economía de mercado, acabar con el privilegio de que actualmente goza la banca privada para actuar con un coeficiente de reserva fraccionaria en relación con los depósitos a la vista (y equivalentes) que recibe. Se trata de reinstaurar el coeficiente de caja del 100 por cien para el dinero depositado a la vista y de culminar la Ley bancaria de Peel de 1844, que ya correctamente diagnosticó el problema de la reserva fraccionaria, pero lamentablemente dejó a los depósitos a la vista fuera del requisito legal de coeficiente del 100 por cien que sí exigió en relación con la emisión de papel moneda.

Como consecuencia, la Ley de Peel no logró su objetivo, los bancos siguieron expandiendo artificialmente el crédito con cargo a depósitos de nueva creación (simple asientos contables en sus balances) y generando burbujas especulativas, que tarde o temprano, cuando el mercado descubre los errores cometidos, dan lugar inexorablemente a graves crisis bancarias y financieras y a profundas recesiones económicas. (El que tenga interés en profundizar en todos los detalles analíticos e históricos puede consultar mi libro Dinero, crédito bancario y ciclos económicos, publicado en 4 ediciones en español y traducido a trece idiomas).

Es emocionante que un puñado de diputados tories encabezados por Douglas Carswell y Steven Baker hayan dado este paso. Si tienen éxito pasarán a la posteridad como Wilberforce -en relación con la abolición del comercio de esclavos- y otros grandes prohombres del Reino Unido, a los que tanto debe el mundo entero.

Jesús Huerta de Soto

Autores Invitados - Ayer fue un día histórico - Libertad Digital
 
sería el 1er paso para olvidar los ciclos economicos. al 90% de la población le beneficiaría, al resto no, por lo cual no se llevará a cabo. es lo que tiene el capitalixxxmo.
 
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