Aquí sí que se ha producido un engaño masivo a inversores. Se les ha cambiado las condiciones. Es como si me compro un coche para evitar el transporte público porque el gobierno me promete devolverme la mitad de los costes y, de repente, me dice que no. Pues me toca ir en autobús porque no me puedo permitir el mantenimiento del coche, que por cierto debo seguir pagando.
Una chapuza gubernamental, no una mala inversión. Es que si a ti te garantiza el estado rentabilidad (como hace con muchas concesiones), ¿cómo no vas a invertir? Lección aprendida.