J
Josec
Guest
Después de leer este articulo de Iñaki solo puedo llegar a una
conclusión: ¡qué fácil era haber llegado a una solución consensuada en este
asunto sino hubiera sido por la falta de talante y dialogo del P$OE!!
El PP lleva en su programa una solución para los gayses, una
solución que equipara de echo a las uniones gayses civilmente a la del
matrimonio entre un hombre y una mejer. ¿Que falta hacia el introducir un
nuevo concepto en una palabra que es clara y que puede ser de forma legal
fácilmente sustituida por otra, como puede ser la de unión civil, aunque
después coloquialmente todos utilicen la que solo puede significar una cosa:
la unión entre un hombre y una mujer?.
Solo se puede llegar a una conclusión: todo esto esta hecho con la única
intención de dividir y crear crispación donde no la hubiera habido de
existir, de verdad, ese talante del que tanto se presume pero que brilla por
su ausencia dentro del P$OE
--
¿Esencialismo de la familia?
Uno siempre ha experimentado cierta prevención natural ante quienes se
erigen en «defensores de la familia». El primer motivo de esa prevención es
que ya por el mero hecho de erigirse en defensores de tal cosa te están
reprochando no haberte percatado de que dicha institución se halla en
peligro y no estar tú defendiéndola como lo hacen ellos. Y eso en el mejor
de los casos, o sea en el de que no te estén acusando de forma más o menos
velada (por eso, por no estar defendiendo ya dicha institución y por no
percatarte del peligro que corre) de ser directamente uno dé sus enemigos.
El segundo motivo es la inutilidad de tan bizarra y gallarda defensa. Ser
defensor de la familia, como ser defensor de la nariz o de los sábados,
parece un título un tanto ridículo para figurar en tu epitafio: «Murió
defendiendo heroicamente las narices y los sábados aunque nadie se metiera
ni con unas ni con otros». Y es que los sábados y las narices no necesitan
defensores. Están ahí y van a seguir estando aunque nadie las defienda
bizarra y gallardamente. Y si por la razón que fuera -un cambio de
costumbres, una mutación de la especie...- los sábados y las napias se
pusieran, en efecto, a desaparecer de poco servirían los defensores para
evitarlo y contrarrestar la implacable fatalidad de tan luctuoso fenómeno.
Se habla estos días dé defender a la familia tradicional del presunto
peligro de las bodas gays. Se habla de la familia como si fuera algo
intocable y ese término -«tradicional»- no fuera una licencia literaria pues
sólo en el siglo XX esa institución ha pasado del clan rural en el que
convivían parientes primeros y segundos de hasta cuatro generaciones al
pisito urbano donde ya no había sitio ni para tíos ni para primos ni para el
servicio; de la familia numerosa que rezaba unida a la que ve la tele por
separado y tiene tres hijos a lo sumo por pareja; del abuelo qué gozaba en
el campo de un aura patriarcal al exiliado en la capital que daba las
gracias porque no lo mandaran al asilo y últimamente a esa otra nueva
modalidad que es el «abuelo joven» con humor para divorciarse y lo que haga
falta. ¿De qué habla el Foro de las Familias cuando habla de la familia
tradicional?
A la familia no la han cambiado los gays sino la Revolución Industrial y
la economía de libre mercado, o sea la doctrina liberal que defiende el PP.
Eso sí que ha cambiado a la familia. Si ahora se piden para ésta las ayudas
que en ocho años no le dio Aznar llamémoslas lo que son -«medidas
estatalistas de corte socialdemócrata»- y no caigamos en un «esencialismo de
la familia» que es tan oscurantista y totalitario como el de la patria pues
antepone la institución al individuo, a su felicidad y sus derechos. Yo creo
que en vez de manifas bajo palio Benigno Blanco podría hacer presidente de
su colectivo a su antiguo jefe en el Ministerio de Fomento. Lo de Alvarez
Cascos sí que es Foro de las Familias ya que va por la tercera que funda a
bombo y platillo.
Iñaki EZKERRA
conclusión: ¡qué fácil era haber llegado a una solución consensuada en este
asunto sino hubiera sido por la falta de talante y dialogo del P$OE!!
El PP lleva en su programa una solución para los gayses, una
solución que equipara de echo a las uniones gayses civilmente a la del
matrimonio entre un hombre y una mejer. ¿Que falta hacia el introducir un
nuevo concepto en una palabra que es clara y que puede ser de forma legal
fácilmente sustituida por otra, como puede ser la de unión civil, aunque
después coloquialmente todos utilicen la que solo puede significar una cosa:
la unión entre un hombre y una mujer?.
Solo se puede llegar a una conclusión: todo esto esta hecho con la única
intención de dividir y crear crispación donde no la hubiera habido de
existir, de verdad, ese talante del que tanto se presume pero que brilla por
su ausencia dentro del P$OE
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¿Esencialismo de la familia?
Uno siempre ha experimentado cierta prevención natural ante quienes se
erigen en «defensores de la familia». El primer motivo de esa prevención es
que ya por el mero hecho de erigirse en defensores de tal cosa te están
reprochando no haberte percatado de que dicha institución se halla en
peligro y no estar tú defendiéndola como lo hacen ellos. Y eso en el mejor
de los casos, o sea en el de que no te estén acusando de forma más o menos
velada (por eso, por no estar defendiendo ya dicha institución y por no
percatarte del peligro que corre) de ser directamente uno dé sus enemigos.
El segundo motivo es la inutilidad de tan bizarra y gallarda defensa. Ser
defensor de la familia, como ser defensor de la nariz o de los sábados,
parece un título un tanto ridículo para figurar en tu epitafio: «Murió
defendiendo heroicamente las narices y los sábados aunque nadie se metiera
ni con unas ni con otros». Y es que los sábados y las narices no necesitan
defensores. Están ahí y van a seguir estando aunque nadie las defienda
bizarra y gallardamente. Y si por la razón que fuera -un cambio de
costumbres, una mutación de la especie...- los sábados y las napias se
pusieran, en efecto, a desaparecer de poco servirían los defensores para
evitarlo y contrarrestar la implacable fatalidad de tan luctuoso fenómeno.
Se habla estos días dé defender a la familia tradicional del presunto
peligro de las bodas gays. Se habla de la familia como si fuera algo
intocable y ese término -«tradicional»- no fuera una licencia literaria pues
sólo en el siglo XX esa institución ha pasado del clan rural en el que
convivían parientes primeros y segundos de hasta cuatro generaciones al
pisito urbano donde ya no había sitio ni para tíos ni para primos ni para el
servicio; de la familia numerosa que rezaba unida a la que ve la tele por
separado y tiene tres hijos a lo sumo por pareja; del abuelo qué gozaba en
el campo de un aura patriarcal al exiliado en la capital que daba las
gracias porque no lo mandaran al asilo y últimamente a esa otra nueva
modalidad que es el «abuelo joven» con humor para divorciarse y lo que haga
falta. ¿De qué habla el Foro de las Familias cuando habla de la familia
tradicional?
A la familia no la han cambiado los gays sino la Revolución Industrial y
la economía de libre mercado, o sea la doctrina liberal que defiende el PP.
Eso sí que ha cambiado a la familia. Si ahora se piden para ésta las ayudas
que en ocho años no le dio Aznar llamémoslas lo que son -«medidas
estatalistas de corte socialdemócrata»- y no caigamos en un «esencialismo de
la familia» que es tan oscurantista y totalitario como el de la patria pues
antepone la institución al individuo, a su felicidad y sus derechos. Yo creo
que en vez de manifas bajo palio Benigno Blanco podría hacer presidente de
su colectivo a su antiguo jefe en el Ministerio de Fomento. Lo de Alvarez
Cascos sí que es Foro de las Familias ya que va por la tercera que funda a
bombo y platillo.
Iñaki EZKERRA