Las plantas no tienen sistema nervioso central, ni nada similar a un cerebro. Cuando nos pinchamos un dedo con una espina, esa información es comunicada por el sistema nervioso al cerebro, donde se genera la sensación de dolor. Por ello, sólo los seres con un sistema nervioso central pueden sufrir o sentir placer. Una planta no posee nada similar que le permita sufrir.
La diferencia fundamental a nivel psicológico es que una planta no tiene una "percepción mental" de su vida. Los animales somos conscientes de estar vivos. Experimentamos nuestra vida, sufriendo si nos dañan y disfrutando de nuestra existencia. Huimos de las sensaciones desagradables y evitamos la fin. Una planta no percibe su propia existencia.
Para la mayoría el decir "las plantas también sufren" es una forma rápida de justificar su consumo de carne, evitando pensar en serio sobre el tema.