El ateo materialista no concibe que exista nada más allá de la materia, o lo que es lo mismo, que el único modo de conocer la realidad -establecida en la "sola" materia- es a través de la ciencia. Es como si un ser de dos dimensiones tuviera que admitir que existen tres dimensiones y pusiera como condición que se demostrasen desde su sistema bidimensional... El ejemplo no es perfecto porque las dimensiones forman parte de la materia y supongo que solo por ser una hipótesis materialista, algunos "bidimensionales" estarían dispuestos a "creer" en ella porque no se verán obligados a abandonar su zona de confort materialista o, lo que es para ellos, la única posición válida frente a la realidad material, es decir, la única realidad posible con independencia de que sea demostrable.
Por lo tanto, no se trata en sí de demostraciones o evidencias de tipo científico, es decir, puestas bajo la lupa del conocimiento directo y reproducible en laboratorio o demostración matemática, sino de admitir o no que exista una realidad más rica y compleja que la material, con su propia y compleja riqueza.
Un materialista convencido es necesariamente ateo porque admitir cualquier hipótesis de Dios equivaldría a contemplar la posibilidad de la existencia de un mundo espiritual y solo por eso, su rigor materialista se vendría abajo.
Desde el convencimiento de que no existe nada fuera de la materia, exigen que se demuestre la existencia del espíritu a través de un método que solo alcanza a demostrar los fenómenos físicos. También que asumiendo que la ciencia es el único modo de conocer la realidad y puesto que la ciencia no será capaz de demostrar la existencia de Dios en tanto su campo de acción se limita a los fenómenos físicos(*), Dios no puede existir. Supongo que esta última opción es la mayoritaria y no implica un prejuicio previo contra la existencia de Dios, lo cual supone cierta posibilidad de apertura a lo largo del tiempo y sus experiencias.
Dios no existe porque la ciencia no puede demostrarlo.
Como la ciencia no puede demostarlo, Dios no existe.
El orden de los factores es importante. En el primer caso hay una disposición personal a la negación de Dios amparada en el alcance de la ciencia, que como queda dicho y sabemos, se limita a los fenómenos materiales. Puede encajar este modo de argumentar en la falacia de petición de principio: la ciencia es el único modo de conocer la realidad -material porque "no existe otra"- ergo si la ciencia no puede responder a la hipótesis de Dios, esa hipótesis es falsa.
En el segundo caso aún hay esperanza... Se pide una demostración desde la ciencia -desconociendo o pasando por alto su alcance- de la existencia de Dios y como fuera imposible para la ciencia, a la que supone la virtud de descifrar la realidad -intrínsecamente material-, la idea de Dios es falsa. Desde una postura neutral en principio, concluye que Dios "no puede existir", pero no niega que tal vez en el futuro pueda hacerlo.
Entre el NO rotundo y el "no puedo creer", hay un abismo e involucra un aspecto humano muy corriente y activo en estas cuestiones aunque luego se trate de dar a entender que se defienden posiciones totalmente objetivas...
(*) La ciencia no puede demostrar a Dios porque su campo de acción se limita a los fenómenos físicos y Dios no es ni un fenómeno -consecuencia- ni es físico. Esto no impide que a mayor conocimiento de la materia y de la vida como fenómeno material -este es un asunto mayor- nuestras conjeturas sobre su complejidad, dirección y sentido puedan acercarnos a la idea de Dios "como una probabilidad interesante" en ausencia o a la espera de nuevas hipótesis materialistas que vengan a cubrir el hueco.
El entusiasmo de algunos por tener argumentos científicos en favor de la idea de Dios me parece contraproducente en última instancia. Al menos los católicos asumimos la FE como principio de nuestra apertura personal y religiosa a Dios. Por más que la razón "apunte" en su dirección, en ausencia de Fe esa razón acabará negándolo, o mejor, resistiéndose a su existencia. Fe y ciencia -no habla ahora de la razón- son elementos distintos y hasta convergentes pero no pertenecen a la misma categoría ni su alcance es igual ni en paralelo.