Reactiva:
Alquilar o comprar no son absolutos económicos. Según las condiciones de mercado, financieramente conviene una cosa o la otra.
Esto es algo tan simple como el café con leche. Tomar cualquiera de las dos opciones como un imperativo es fundamentalismo.
A mí también me gusta tener casa propia, a todos nos gusta ¿Quién puede decir lo contrario?
Lo que está claro es que en España, desde hace 5 años, la opción de alquiler es, en términos financieros, notablemente mejor que la compra. Y que mejor para esto que hacer unos simples numeritos.
(La historia que viene a continuación es completamente ficticia. Cualquier cparecido con hechos y personajes reales es pura coincidencia)
Supongamos que Pepito Grillo no tenía ahorros y compró, hace dos años, un piso por 270.000 euros. Sumando los gastos, y para redondear, digamos que la hipoteca es de 300.000 a 30 años.
Cuando compró, el euribor estaba a 2,5. Supongamos que tiene un 0,5 de diferencial. Esto significa que su pisito, en realidad le costaba en ese momento unos bonitos 427.000 euros, o sea unos 1185 por mes.
Al mismo tiempo que Pepito compraba el zulito, Necia Burbujita, que podía permitirse igual aventura, alquiló uno similar por 800 euros. Muchos le dijeron: "mujer, que iluso eres. Con algo menos de 400 euros más por mes te lo comprabas".
Pero Necia Burbujita no dió el brazo a torcer, y siguió en sus trece.
Dos años después, el pisito de Pepito Grillo ya no costaba 427.000 euros, sinó 547.000. ¡Soy un campeón!, se jactaba Pepito. ¡Vean, mi piso se ha revalorizado 120.000 euros en dos años! Pepito estaba exultante, porque veía como había ganado pasta gansa sin hacer nada.
Pero la alegría duró hasta que un día se encontró con Necia Burbujita y ésta le hizo ver la realidad: Pepito estaba pagando ese aumento, porque los 2 puntos que había subido el euribor en esos dos años, habían llevado el monto total de su hipoteca de 427.000 a 547.000 euros. Su cuota había trepado hasta los 1.520 euros mensuales. En otras palabras, ése impactante aumento se lo estaban cobrando a él.
Pepito vaciló. Pero pese a lo que decía Burbujita, era cierto que su deuda había pasado de 427.000 a 547.000, pero su piso, en el mercado, también se había revalorizado un 20% en esos dos años. Es decir, que podría venderlo a 324.000.
Burbujita le dijo: "Bien. Tu piso al contado, si lo vendieras a ese precio, se ha revalorizado en 54.000 euros, y tú ya has amortizado unos 13.000 euros en ese plazo. Total: 67.000, de lo que resulta que después de dos años, debes unos 53.000 euros más que cuando lo compraste. Muy buen negocio."
Pepito comenzó a sudar. "No puede ser", pensaba. "Hay algo que no cuadra en todo esto", se decía.
Pero Burbujita, atenta a sus sudores, le explicó: "lo que pasa, Pepito, es que tú piensas como si tuvieras el pisito pagado. Ahora vuelve a la realidad, y date cuenta que has amortizado menos del 5%. ¿Cómo puedes especular con su valor cuando te falta pagar el 95%?"
Y para terminar de espolearlo, hizo los últimos números: su alquiler, que comenzó siendo de 800 euros, estaba ahora en unos 850. Es decir, hace dos años era el 68% del valor de la cuota hipotecaria de Pepito, pero ahora era del 56%.
A pesar de que Pepito evitaba la descompostura, Burbujita, con algo de sadismo, continuó:
"Hace dos años, al comenzar la hipoteca, debías 427.000 euros (capital más intereses). Dos años después, y habiendo amortizado 13.000, tienes por delante 513.000 euros de deuda. En otras palabras, lo que has perdido en estos dos años, equivalen a 102 meses de mi alquiler, es decir unos ocho años y medio. Si le restamos los 24 meses que ya he pagado, me quedan seis años y medio más sólo con lo que has perdido hasta ahora."
Pepito Grillo comenzó a ver nublado.
Y como Burbujita era un poco malita, remató con un "Y eso, por supuesto, en el caso que pudieras vender tu piso un 20% más caro de lo que lo compraste, que me parece que no va a poder ser".
Pepito se desmayó.
Cuando despertó, sólo tenía una idea en la cabeza: abrir un nuevo hilo en el foro de facilísimo, esperando conseguir unos arrumacos de esas pepitas tan majas que le adoban la vida a uno.