Un chico de 14 años estuvo desaparecido 30 horas tras una bronca familiar en Cabárceno. (Cantabria)
Una bronca entre un padre y su hijo adolescente tuvo ayer en vilo a una familia leonesa de vacaciones en Cantabria, al dar por desaparecido al chaval durante más de 30 horas. El escenario de la discusión: el Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Al chico, Alejandro García, de 14 años, le pierden la pista «al lado del recinto de los tigres», contó ayer angustiado su padre, Tomás Francisco, ofreciendo la descripción de su vástago para pedir la colaboración ciudadana cuando aún no lo habían encontrado.
Naturales de Villanueva de Jamuz, están de vacaciones en el camping de Pechón (Val de San Vicente) desde el martes, y el jueves decidieron visitar Cabárceno en coche. Iban ambos con otra hija y una amiga de los chicos. Tras enzarzarse, Alejandro se bajó enfurruñado del coche y los demás continuaron la visita. Ya no volvieron a verlo. Padre, hija y amiga lo buscaron hasta las nueve de la noche. Al final, se marcharon, después de avisar al servicio de seguridad de Cabárceno, que peinó el parque sin encontrarlo. Regresaron al camping con la esperanza de que su hijo hubiera vuelto por sus propios medios. Pero no estaba allí.
Ayer por la mañana presentó denuncia de desaparición en la Guardia Civil de San Vicente de la Barquera y por la tarde llegó una pista esperanzadora: un hombre llamó a la Guardia Civil para contar que se había encontrado con un chico, de características similares, caminando por la carretera a la altura de Zurita. Dio aviso al resultarle sospechosa la presencia de ese chaval, caminando solo. Una patrulla de la Guardia Civil se acercó a ese punto, y Alejandro volvió a desaparecer. Desesperado, su padre contaba a última hora de la tarde a este periódico que «quiero creer que era él», y se arrepentía de una mala decisión tomada «en plena rabieta»: le acababa de cortar la línea de teléfono móvil, porque intentaba llamarle y siempre comunicaba, «y me dije, tú no haces caso a mis llamadas, pues no hablarás con nadie más». Uno, el chaval, estaba solo, sin dinero y sin teléfono. Otro, el padre, con la preocupación de saber que su chico, con la edad que tiene, «no conoce el miedo», y que quién sabe si pasó la noche en medio de un parque lleno de fieras o a saber...
Todos contentos
Pero todos los miedos y las preocupaciones cambiaron poco antes de las once de la noche de ayer. Alejandro llegó al camping, tan contento y lleno de anécdotas de su 'desaparición', que en realidad consistió en una larguísima caminata, entre Cabárceno y Val de San Vicente, con mil y una aventuras. El padre, exultante, contó después: «cogió un autobús y no pagó, dice que agarró por ahí una empanada para comer... ¡La de cosas que trae para contar!». Se le había pasado el cabreo: «igual continuamos las vacaciones, que lo veo que viene calmado».
Una amarga aventura con final feliz. eldiariomontanes.es
Por esto se empieza.