ELECCIONES CATALANAS (EVOLUCIÓN NACIONALISTA)
Como último tema a analizar sobre las últimas Elecciones Autonómicas en la Comunidad de Cataluña está la evolución del voto nacionalista a lo largo de los últimos treinta años.
Se han valorado los resultados como un avance del voto y, por lo tanto, del sentimiento nacionalista en Cataluña. Vaya por delante que ese electorado, como otros en general, es muy heterogéneo. Desde el independentismo más radical, que hoy en día ha pasado a abanderar Joan Laporta, hasta el nacionalismo más light, más moderado, quizá más ladino y posibilista, que pretende ser y comportarse como una Nación independiente, pero sin perder, por ello, el paraguas protector de una Nación grande como es España.
Me he entretenido en dar un repaso somero a los votos, escaños y porcentajes obtenidos por los partidos calificados de nacionalistas a lo largo de los nueve comicios autonómicos que se han celebrado hasta la fecha en Cataluña. Lógicamente, por la multitud de siglas, algunas, las de escasos votos, desconocidas para mí, he tenido que jugar con el redondeo, pero aplicándolo al alza para que nadie me pueda achacar subjetividad en ese aspecto.
VOTOS
Las opciones nacionalistas nunca han bajado del millón de votos. Esa fue la cifra que alcanzaron en las primeras elecciones, en 1980. Una cifra baja, teniendo en cuenta que en las restantes citas nunca han vuelto a estar por debajo de los 1.360.000.
En esta ocasión podemos cifrar sus resultados en unos 1.565.000 votos, cifra que no supone ningún record, ya que fueron mejores los números en 2003 y, sobre todo, en 1995, cuando alcanzaron los 1.625.000.
Si excluimos las primeras Autonómicas, con aquellos resultados bajos, haciendo una media de las ocho restantes nos encontramos con unos 1.485.000. En esta ocasión, han sido 80 mil votos más, por lo que son buenos resultados.
Pero no tan excelentes como podríamos pensar. Por ejemplo, el pasado domingo han obtenido 55 mil votos más que hace 26 años..., pero con casi tres cuartos de millón de votantes más. Un aumento, por lo tanto, escaso, casi pírrico.
ESCAÑOS
Creo que es el elemento más determinante del análisis, ya que es el que traduce los votos en margen de poder real. Pero, también, lo considero el menos significativo. La Ley D´hont tiene sus particularidades y hace que se desvirtúen los resultados reales al convertirse en escaños.
El nacionalismo, salvo en 1980, siempre ha tenido mayoría absoluta en el Parlamento. Eso, como veremos, no se corresponde a su porcentaje de votos, pero es así.
Los 76 escaños actuales de CiU, ERC y SI, sólo se vieron superados por los 77 de 1984 y los 81 de 1992, en ambos casos con menos votos que el domingo pero mejores porcentajes.
Buenos resultados, en este campo, también. Pero tampoco son ninguna barbaridad ni nada nuevo.
PORCENTAJE
Si no he equivocado el cálculo, el tanto por ciento de voto nacionalista catalán el día 28 fue del 49 por ciento, décima arriba, décima abajo. Como mínimo, hay que decir que voto nacionalista y voto no nacionalista están técnicamente empatados. Ha mejorado los tres últimos comicios, donde cosechó un 47, 48 y 46 por ciento respectivamente, pero no ha alcanzado el 50 por ciento de votos, como si hiciera en las elecciones de 1984 (53 %), 1988 (50 %), 1992 (el mejor año con un 55 %) y 1995 (51 %).
Vemos, pués, que, con estos datos en la mano, los resultados no son tan buenos. Sí, han mejorado, pero por debajo de la media de las siete elecciones anteriores, que daba un 50 por ciento. Una vez más excluyo las de 1984, cuando sólo obtuvo el 39 por ciento.
Datos, pués, normalitos en este campo.
PORCENTAJE REAL
Por último, el porcentaje real de voto nacionalista, calculado sobre el censo con derecho a voto y no sobre los sufragios emitidos. Volvemos a ver un escaso porcentaje en 1984, el 23 por ciento.
En esta ocasión, el 30 por ciento, semejante a 1988 y 1992 y por debajo de 1984 (su techo con el 34 por ciento), 1995 y 2003. Tan sólo en 1999 y 2006 bajó del 30.
Ha subido tres puntos porcentuales reales en los últimos cuatro años, pero, una vez más, debemos colegir que no han sido unos resultados ni tan brillantes ni tampoco inusuales.
CONCLUSIONES
A lo largo de los años, el voto nacionalista catalán ha sufrido escasas fluctuaciones. Su baja situación de 1984 puede ser debida a que, por entonces, PSOE y PSUC eran partidos independientes y muy igualados en fuerzas. En las siguiente elecciones, el voto de los segundos fue incorporándose al PSC-PSOE, por lo que debemos pensar que no era un voto mayoritariamente nacionalista, aunque si agruparía a un tanto por ciento que sí lo era, y que justificaría la diferencia con los resultados de los años siguientes.
El voto nacionalista catalán lleva cuatro Elecciones consecutivas sin alcanzar el 50 por ciento de los votos.
El voto nacionalista catalán ha logrado en tan sólo dos ocasiones, movilizar a un tercio del censo electoral.
Considerar, por lo tanto, a la Comunidad de Cataluña como nacionalista es, en mi opinión, como mínimo, un error. Puede tener más o menos aprecio por el autogobierno, pero su voluntad nacionalista, y aún más, la separatista, no es mayoritaria.
Sus resultados del domingo han sido buenos en escaños, pero, como vemos, zambulléndonos un poco más en ellos es objetivamente claro que no han sido ni espectaculares, ni brillantes, ni constituyen un aumento del nacionalismo en aquellas regiones.
Como mínimo, si con esos resultados alguien puede decir "Cataluña es nacionalista", con mucha más razón podremos decir, bien alto, lo contrario.
Cataluña, sus habitantes, al menos, no son mayoritariamente nacionalistas y menos todavía independentistas.