La reconcentración de Weyler no era algo totalmente nuevo o exclusivo. Medidas como estas eran prácticas habituales en América y Europa. Campos de concentración fueron construidos y repletados con civiles años más tarde por el general británico Horatio Kitchener en la Guerra de los Boers. Años antes, durante la Guerra de Secesión Norteamericana medidas similares fueron implementadas por los generales Sheridan y Hunter al devastar completamente el valle del Shenandoah o Sherman al arrasar Georgia y Carolina del Sur. En 1871, el ejército de los versalleses de Thiers, al tiempo que destruía sangrientamente la Comuna de París, hacinaba por miles a los obreros y obreras parisinos y de otras ciudades, matándolos de inanición o usándolos como esclavos durante un corto intervalo, para ser fusilados en su mayoría, deportando al resto[5] . Algo semejante haría también el Ejército de la República Argentina en su "Conquista del Desierto". No obstante, la masividad de la Reconcentración de Weyler, y de la mortandad campesina que trajo consigo, superó ampliamente los ejemplos mencionados, estableciendo un triste récord de víctimas para el siglo XIX. Solamente los campos de concentración franquistas a finales de la Guerra Civil Española, o los construidos y usados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, superarían en crueldad y nivel de genocidio la Reconcentración weyleriana
Reconcentración - Wikipedia, la enciclopedia libre