La principal característica de las obligaciones subordinadas es, ahora mismo, su falta de liquidez. De acuerdo con los datos de AIAF, donde las propias entidades se esfuerzan por soportar el precio de sus emisiones, se encuentran minusvalías de hasta el 50% sobre el nominal de la emisión.
Es el caso de una emisión perpetua a tipo variable de Banco Pastor, aunque el importe de la misma es marginal. Hay un caso peor, el de otra subordinada de Caixa Terrassa (ahora dentro de Unnim), que es de carácter perpetuo y que se cruza un 52% por debajo del nominal. BBVA también tiene algunas emisiones que se están cruzando al 50% en el mercado; si bien también es cierto que hay dos emisiones de esta entidad que vencen en el año 2016 y que arrojan en AIAF una plusvalía superior al 25% sobre el nominal.
Hay numerosas obligaciones que cotizan a precios entre el 60% y el 80% del nominal al que fueron emitidas. Otras muchas se encuentran muy cerca del 100%, pero es raro el caso de una subordinada que ofrezca una rentabilidad por encima del precio de emisión. El cupón suele ser variable, aunque también las hay que no tienen intereses. Los emisores tienen la potestad de hacer convocatorias de amortizaciones anticipadas, que colocan a los tenedores en la tesitura de aceptar o quedarse en cartera con un producto sin liquidez alguna. "El problema de las subordinadas es que en España se han comercializado al inversor minorista, cuando en realidad se trata de un producto complejo. Y eso se ha hecho con el consentimiento del supervisor", explica Lorenzo Dávila, profesor del IEB. Curiosamente, 2011 ha sido un año profuso en emisiones. No es de esperar que ocurra lo mismo en 2012.
Las cifras
5.769 millones de euros es el saldo de las subordinadas emitidas por la antigua Caja Madrid.
5.741 millones de euros es lo que emitió en su día Bancaja, que, junto a Caja Madrid, lidera el grupo Bankia, que ha emitido 11.940 millones.