Robespierre, al cabo solo de cuatro años (curiosamente lo mismo que dura una legislatura) terminó en la guillotina contra la que luchó y se dio a conocer (la pena de muerte). La revolución devora a sus hijos, axioma que, en este caso, me parecería muy bien por estar bailando con el diablo los Robespierres de las ¿finanzas? españolas (eso no son empresas, ni directivos, ni empresarios, ni ejecutivos... son comisionistas o pagadores de corruptos... así, cualquiera, monta empresas y puede ser considerado ejecutivo o empresario... hasta un ladrillo o un poste, como Hazard en el Madrid).