La Isla de las Tentaciones es ese programa en el que chicas que van de princesas se revelan como frutaZAS, y chicos que van de alfotas se revelan como BETAZOS, y en el que te reías porque las chicas, después de revelarse como frutaZAS pretendían seguir pasando como princesas, y los alfotas después de revelarse como BETAZOS intentaban seguir pasando por alfotas.
La historia solía ser, la chavala llega diciendo que quiere mucho a su novio y no se que, a los dos días se come la lengua con un malote en la piscina, a los tres ya están debajo de las sábanas, luego la chica rompe a llorar ante las cámaras y dice que la culpa es de su novio por no tratarla bien y tal y no se que. El novio, por su parte, después de ver a su novia ser bombeada por un malote random delante de toda España, se aguanta la respiración todo colorado con mucha humillación, y siente que tiene que demostrar a todo el mundo lo macho que es follándose a una de las pilinguis random que los del programa han pagado para que se acuesten con ellos. Luego en el reencuentro el tío se arrastra mucho para que la chica le perdone (¡ella a él!) y la chica se resiste y ya lo perdona o no según mande el guión.
A veces, la historia era a la inversa. Chulito que ya ves venir llega a la isla, se ve rodeado de chochetes, se pone a amarse a lo que se le ponga por delante, y la novia contraataca follándose a cualquier malote por despecho. Luego se reencuentran y ya el formato era el mismo, tío pidiendo perdón para que ella le perdone. Lo mejor eran las ocasiones en las que el malote random pensaba que la chica iba a tener algo con él después, y ella, aunque trata de ocultarlo, deja claro que solo lo ha utilizado por venganza, que si no hubiera sido él hubiera sido cualquier otro.
En ocasiones, había historias ejemplificantes en las que una fruta narcisista que tenía a su novio dominado como un vasallo, se ponía a tontear con los malotes para hacer sufrir a su novio, y su novio, empoderado por ver de pronto que es un alfa rodeado de chochetes, la mandaba a la hez y se ponía a disfrutar de la experiencia. Entonces la novia se ponía a amarse a alguien por despecho y para jorobar al novio, y al novio le sudaba la berenjena. Y al final en el reencuentro la narcisista se quedaba con cara de palo al ver que su perrito había roto la correa y no tenía la mas mínima intención de volver con ella.
Pero la verdad es que ya han hecho tantas iteraciones de los mismos temas clásicos y universales, que ya no se que mas se les puede ocurrir a los guionistas para darle interés a las tramas.