Ok. Investiguemos pues las relaciones de tu progenitora con un ornitorrinco en la noche en la que fuiste concebido, en la que, tras pimplarse dos botellas de absenta y mascar un buen puñado de ayahuasca, tu vieja se vistió de fallera y corrió a un pantano en busca de un rollizo y apolíneo monotrema de pelaje castaño que tuviera el cambio exacto, con el que mantuvo coyunda y acoplamiento hasta el amanecer, no sin antes apalabrar los términos y negociar la forma de pago durante unos minutos.
¿Qué? Yo sólo digo que se investigue. ¿No decías que investigar no es inventar?
Pues destinemos venga recursos públicos y atención mediática durante meses a la investigación de si tu progenitora se ***ó a un ornitorrinco por ocho euros. Cuando todo el mundo hable de ello hasta en la red social esa de los rusos ya nos la sudará lo que realmente pudo pasar o no.
Es la nueva política que ha patentado la turboderecha, desde que el capitalismo ya no paga al trabajador ni para que se pueda ganar la vida y se ha renunciado a batallar por las ideas para hacerlo por las pilinguis mentiras, en especial por las más grotescas y sucias. De nada.
P.D. Oyes, ¿y lo de que tu padre ponga bemoles y tenga pezones y espolones y un pico electroreceptor cómo lo llevas? ...porque el ornitorrinco es bizarro de narices. La prueba de que Dios tiene sentido del humor.