Yo he pasado el confinamiento a caballo entre mi piso en la ciudad (donde iba a trabajar) y mi pueblo perdido de Castilla, donde iba a confinarme.
Como nos han puesto a turnos en el trabajo he trabajado la mitad del tiempo. El resto, he estado con mi pareja y mi niño, haciendo chapuzas, pintando, restaurando muebles, preparando el huerto, arreglando el tejado, tirando con la carabina, saltando a la comba en el jardín, jugando al fútbol, al ping-pong, construyendo una parrilla, limpiando y quemando muebles viejos, dando paseos interminables por el campo con los galgos...
Por supuesto me he mantenido alejado de la TV, no he visto un solo telediario y a las 8 estábamos comiendo jamón y bebiendo cerveza, aplaudiéndome a mi mismo.
En resumen, llevo 2 meses viviendo unas vacaciones cojonudas.
Hoy he ido a otra ciudad a ver a mi madre y he alucinado con el panorama. Muchísimas personas por la calle, en grupos de 2 ó 3, andando a toda leche, corriendo o en bici, la mayoría con mascarilla. Yo iba con mi hermana, mi madre y el perro, los 3 a la vez y nos hemos encontrado con otros 2 primos (somos una gran familia). Nos hemos puesto a hablar los 5 amistosamente (sin mascarilla, obviamente) y la gente nos miraba como si fuéramos marcianos.
Ahora entiendo lo de la policía de los balcones y el MIEDO absoluto que tiene la gente a este bicho. Miradas de recelo por estar hablando 5 personas en medio de la calle. Lo que hace apenas 2 meses era NORMAL ahora es motivo de recelo, temor y enfado. Idos a tomar por trastero, miedicas de los narices. Dejadnos vivir a los que no creemos en este circo. Encerraos en vuestras casas y no salgáis nunca.
Haced el favor de comprar una casa en un pueblo perdido, que no tenga más de 10 habitantes. Disfrutaréis de lo que es la auténtica libertad. Y que ninguno de esos 10 habitantes se entere de cuándo vas y cuándo vienes. Que tenga patio grande, chimenea y haced acopio de leña y comida para pasar el invierno, que se avecina otro encierro.