VI Liga Burbuja de ajedrez

blubleo

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A las 10:30 am jugamos MIP y yo

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blubleo

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0-1
Una auténtica pena porque estaba bordando la partida hasta el blunderazo de +3 a -7, en mi cabeza f2 no estaba protegida por la dama, que le vamos a hacer....

La intención era entrar con Tg7+.

En la de Jorge perdí las tablas por buscar la posición cómoda y aquí la partida por no buscarla, que :roto2:
En fin, enhorabuena a MIP y al menos me voy con buen sabor de boca de haber tenido contra las cuerdas a este titán
 

MIP

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Ha sido una pena porque me tenias completamente fundido con ese ataque a punta de bayoneta, que es como tienen que jugar las blancas la siciliana.

Mi única salida viable era hacer el clásico sacrificio de calidad Txc3 seguido de d5 y aún así seguía contra las cuerdas y a la espera de un error del adversario, que finalmente se produjo.

Una lástima porque estaba jugando a un nivel muy alto.
 

Cazarr

ESTE ES EL CAMINO
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Clavisto vs. Cazarr: Classical Chess • Clavisto vs Cazarr

1-0 para Clavisto. A partir del escotomazo en el duodécimo movimiento la cosa ha ido de blancas. A anotar que Clavisto me ha ofrecido deshacer la jugada, pero los fallos por impulsivo se comen a pelito.

Después he ido a ver si fallaba, pero nein. Era mate.
 
Última edición:

Clavisto

Será en Octubre
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Yo diría que ha sido por la partida que gané ayer.

Era casi decisiva para el séptimo puesto y gané el punto. Todavía faltan dos rondas para terminar el largo torneo (empezó en septiembre) pero casi está visto: perderé una, ganaré la otra y de esta manera seré el séptimo de veinte. No está mal. Como siempre.

Si yo dijera ahora que repasé por placer un par de veces el final de la partida cuando ya estaba en la cama quedaría poco menos que como un petulante, pero así lo hice. Es un simple torneo de ajedrez por Internet, uno más de los que desde hace cinco años hacemos entre foreros, pero yo venía de una desastrosa racha de derrotas contra los más fuertes, contra todos aquellos que son algo o mucho mejores que yo, sólo mitigada por unas tablas en la ronda anterior que llegaron a ser casi derrota segura frente a alguien de mi nivel, unas tablas que me dieron vergüenza una vez acordadadas: llegué a estar tan mal que poco me faltó para rendirme, lo he hecho en otras ocasiones por mucho menos, pero estaba tan apurado de tiempo que probé a seguir un poco más y mi rival (y amigo) acabó por perder la cabeza y le arranqué medio punto. De esa manera un tanto rastrera corté la más que previsible mala racha que me había hundido en la clasificación, pues llegué a estar casi entre los líderes a cuenta del fácil calendario que de inicio me tocó en suerte, sólo soliviantado por la incontestable derrota ante una chica más rápida que un riff de Kerry King pero que al final va a acabar por debajo de mi, como en aquella canción de los Stones.

Mi rival (y amigo también) cometió un blunder, esto es, un error rellenito, cuando estábamos saliendo de la apertura con evidente ventaja a su favor. Luego, tras la partida, durante los breves comentarios, me dijo que no se había visto mucho mejor que yo hasta ese momento, pero sí que lo estuvo: pasé un buen rato analizando mi gambazo en plena apertura; metedura de pata que no llegaba al desnivel de la que pronto él haría pero que sin duda dejó en desventaja a mis piezas blancas. Respondí como mejor supe tras consumir buena parte de mi tiempo, como de costumbre. Luego la máquina diría que no fue la mejor jugada pero sin embargo fue esa combinación que él creyó ver la que le llevó hasta mis brazos. Y entonces, ya con gran ventaja, respondí como lo haría una boa constrictor, sin fallos, sin dudas, jugadas precisas, como Fischer en los 70: buscando el mate directo olvidándome de ganar más material. La máquina también lo reconoció. Esa regalada pieza de ventaja me dio la ocasión de ganar bien y poder dormir mejor.

Hasta que la gata llamó a mi puerta como siempre hace y casi nunca consigue y esta vez la dejé entrar. Dormimos.

Desperté antes de lo previsto, cosa nada rara, y con un ligero malestar en el cuello, algo habitual en las contadas ocasiones que comparto cama con ella. No me veo, nadie me ve, pero supongo que doy tantas vueltas en ella como antes de dormirme. Si todavía estoy despierto no hay problema, pero se ve cuando duermo y topo con ella no voy más allá y quedo en mala postura. No es una gata que se asuste por los movimientos de alguien que lleva roncando un buen rato.

Llegué al bar a eso de las ocho menos cuarto. Esta vez me encontré al motorista que me deja los periódicos en el almacén que tenemos al lado. Le pité al verlo mientras subía la avenida por el otro lado. Respondió a la segunda pitada resguardado tras la escafandra que lleva por casco:

- ¡Kufisto!-
- Échamelos aquí -le dije abriendo la ventanilla del coche- que hace un frío de narices y no tengo ganas de andar abriendo más puertas-

Abrí el bar, cerré la puerta y encendí la cafetera. No había prisa. Quince minutos hasta que se cargue. Fui colocando el mobiliario y mis cosas. El panadero llegó aporreando la puerta.

- jorobar qué frío, Kufisto-
- Sí-

Ya con todo en su sitio abrí la puerta. En el ordenador encendido volví a mirar el final de la partida de ayer.

Sonia llegó al mediodía, tan inaccesible como siempre, con sus padres, y esta vez con la hermana, una muchacha tan alejada de la materna sangre francesa de la cual Sonia rebosa como cercana a la muy manchega de su padre. Sonia iba hoy con el pelo suelto. Estaba preciosa.

Cuando dejé las cervezas en su mesa ella jugaba con su pelo como si lo llevara en coleta, como tantas otras veces, como siempre...Yo nunca la había visto con la pelirroja melena suelta.

Se fueron. Se fue. Vino mi amiga con unos amigos suyos. Bebimos todos. Bebí hasta que mi hermano vino a quitarme el puesto a la hora acordada. Bebí con ellos mientras ella me metía mano.

- Kufisto -me dijo al oído-
- Qué
- Te quiero
- Ya...


Arranqué el coche y me fui.