Si no le gusta esa palabra puede hacer tres cosas...
...intentar convencer a la gente de que decir ''jovenlandés'' es un pecado (según el catequismo giliprogre por el que se filtra el fundamentalismo religioso en occidente)
...reivindicarla positivamente e intentar cambiar esa supuesta connotación negativa.
...jorobarse y aguantarse.
Si no le apetece, la tercera opción es que se busque otro país y otra lengua más civilizados donde no se les lacere con tamañas ofensas como hablar con las palabras que llevamos siglos utilizando.
joróbate, jovenlandés.
jovenlandés.
jovenlandés.
¿Te lo repito, jovenlandesito?
Hasta luego, jovenlandés. Aquí hablamos como nos sale de la berenjena, mezclado con lo que nos enseñaron nuestros predecesores. Y no aceptamos que nos toquéis ni una cosa ni la otra, para mí por lo menos son más sagradas que los bemoles de Mahoma. Y menos aún cuando la morisma es una civilización nulamente autocrítica, expansionista y destructiva. Si no te gusta nuestra sociedad y nuestro idioma, no vamos a retenerte a la fuerza, jovenlandés gañán, vete a un sitio que se adapte a tus expectativas.