--Los que vienen lo hacen con dinero del estado chino entregado a las mafias, que estas han de devolver, tras ser devuelto por los clientes de las mencionadas mafias. Todo ello con sus correspondientes intereses.
--Previamente, las mafias se encargan del estudio de márqueting y del reparto de trabajo, sacrificios (los negocios que saben que no serán rentables una vez saturado un barrio y eliminada la competencia del sector) y beneficios.
--El estado chino se asegura así que el dinero que presta será devuelto, seguridad que no tendria nunca por medios legales.
--Al ser los negocios familiares, un impago es asumido por el heredero tras ser troceado (literalmente) el jovenlandeseso (no, no aparecen en el pollo con almendras). Obviamente sin denunciar y sin rechistar.
--El sistema es perfecto, cerrado, nunca pierden fondos alquilando dinero (nada de hipotecas ni alquileres), y están dispuestos a trabajar más que nadie recogiendo beneficios a partir de plazos que un occidental jamás se plantearía (incluso la siguiente generación).
--Todo esto sucede como fruto de las negociaciones con los países occidentales, estos dejaron que entrara el pequeño comercio chino a cambio de que China se convirtiera en una factoría de mano de obra esclava.
--Son admirables, aprendieron bien de las humillaciones sufridas a partir de la guerra del Opio y han sabido utilizar la avaricia occidental para su estrategia a largo plazo (el agua que moldea la roca).
--Be water, my friend.