El asunto es bastante complicado porque los supermercados o distribuidores de alimentos, no pueden legalmente vender productos caducados ni tampoco pueden tirar legalmente esos productos caducados a la basura.
Los alimentos en cantidades industriales, no son considerados por la Ley basura sino un tipo de residuos industriales que deben recibir un tratamiento especial. O sea, el supermercado debe pagar una cantidad a una empresa de residuos peligrosos para que venga a llevarse la comida caducada.
De manera que, para deshacerse de los alimentos caducados un supermercado debe pagar a otra empresa.
Ante esta situación, los supermercados y distribuidores, para ahorrarse ese coste de destrucción de alimentos caducados, han seguido las siguientes estrategias:
Rebajan mucho el precio de las partidas a punto de caducar para intentar venderlas. El producto a punto de caducar que no a sido vendido, lo donan a bancos de alimentos, algo que les sale gratis.
Otra estrategia, al borde de la Ley, es dejar estos alimentos a punto de caducar almacenado en un lugar donde es fácil que sea 'robado', por ejemplo el palés en la calle junto al supermercado. La idea es que 'alguien' haga desaparecer estos alimentos durante la noche y les ahorre el coste de la empresa de tratamiento de residuos.
De modo que el sistema de bancos de alimentos tradicional, basado en alimentos y no en dinero, cumple varias funciones: ahorra al supermercado y a la economía el coste de destruir esos alimentos y permite dar un uso a esos alimentos a punto de caducar que de otro modo tendrían que ser destruidos con un coste.