The Replicant
nexus 7
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“A la gente se le saltan las lágrimas. He visto mucha alegría, hasta euforia, entre todos los que vienen a vacunarse. Son un montón de emociones. Esperanza, alegría. Un por fin. No lo había visto nunca”, resume Pilar Díaz, enfermera de salud laboral en el hospital del Mar y coordinadora de banderillas en su centro.
En cuanto abren la puerta del chiringuito de banderillas se forman colas de hasta 25 personas. “Hay un auténtico subidón”, interpreta Jordi Alonso, epidemiólogo e investigador del IMIM en el hospital que acaba de publicar un estudio multicéntrico sobre el impacto de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo en la salud mental de los profesionales.
La banderilla es la primera buena noticia en casi un año de dolor,
enfermedad sin tratamiento, muertes en soledad, incertidumbre permanente y nuevas oleadas de infección por relajación. Una situación que se repite y que les mantiene en un clima de irritabilidad constante.
A la gente se le saltan las lágrimas, hay euforia. No lo había visto nunca”
Pilar Díaz, salud laboral
“Queremos las banderillas”, fue la respuesta rotunda de la jefa de Salud Laboral del hospital, Consol Serra, a la pregunta de su gerente hace semana y media. Salut les ofrecía algunas cajas que no podrían ponerse a las residencias esos días, como estaba
previsto.
La estrategia interna se dibujó en pocas horas y empezaron a vacunar la semana pasada con todas las dosis de que pudieron disponer. En tres días se inmunizaron mil trabajadores del hospital. Esta semana tienen que compartir el material con los centros que estén previstos por el plan de Salut, pero los dos equipos de vacunación extienden sus horarios por la mañana y por la noche para que los del turno nocturno no se la pierdan.
“¿Reticencias?, siempre hay alguna persona que quiere leer más sobre el asunto, pero el conjunto del hospital lo tiene muy claro. Es el principio del fin, es la posibilidad real de frenar esto, terminar con el miedo a infectar a tus enfermos, a pasarte el día protegiéndote, el comienzo de una próxima normalidad en la que podremos salir a cenar”, explica la responsable de Salud Laboral del Mar.
“Aquí no hay dudas, choca oírlas fuera”, reconoce Angela Guerrero, que se vacunó ayer y empezaba así a cerrar un poco los diez meses que lleva en la unidad el bichito del hospital del Mar. “Será un descanso físico y mental, estamos agotados. Nuestros pacientes parecen estar bien y en un segundo se complican y .... Tardaremos en estar como antes, claro. Pero si conseguimos la inmunidad esto se acabará. Sueño con el día que al salir del trabajo no todo lo que me rodea sea el bichito. ¡Quiero abrazar a mi padre!”.
La vacunación entre profesionales sanitarios ha empezado en varios hospitales y centros de primaria un poco a salto de mata. Estaba previsto atenderles en febrero, cuando terminara la primera ronda de las residencias. Pero, ante la ocasión que se presentó la semana pasada, varios centros se sumaron a ponerla en marcha con las dosis que hubiera. El propio presidente del Col·legi de Metges de Barcelona, Jaume Padrós, lo hizo ayer.
“Subidón” en el hospital al empezar la vacunación de los profesionales
correr a vacunaros hombre de poca fe covidiana
En cuanto abren la puerta del chiringuito de banderillas se forman colas de hasta 25 personas. “Hay un auténtico subidón”, interpreta Jordi Alonso, epidemiólogo e investigador del IMIM en el hospital que acaba de publicar un estudio multicéntrico sobre el impacto de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo en la salud mental de los profesionales.
La banderilla es la primera buena noticia en casi un año de dolor,
enfermedad sin tratamiento, muertes en soledad, incertidumbre permanente y nuevas oleadas de infección por relajación. Una situación que se repite y que les mantiene en un clima de irritabilidad constante.
A la gente se le saltan las lágrimas, hay euforia. No lo había visto nunca”
Pilar Díaz, salud laboral
“Queremos las banderillas”, fue la respuesta rotunda de la jefa de Salud Laboral del hospital, Consol Serra, a la pregunta de su gerente hace semana y media. Salut les ofrecía algunas cajas que no podrían ponerse a las residencias esos días, como estaba
previsto.
La estrategia interna se dibujó en pocas horas y empezaron a vacunar la semana pasada con todas las dosis de que pudieron disponer. En tres días se inmunizaron mil trabajadores del hospital. Esta semana tienen que compartir el material con los centros que estén previstos por el plan de Salut, pero los dos equipos de vacunación extienden sus horarios por la mañana y por la noche para que los del turno nocturno no se la pierdan.
“¿Reticencias?, siempre hay alguna persona que quiere leer más sobre el asunto, pero el conjunto del hospital lo tiene muy claro. Es el principio del fin, es la posibilidad real de frenar esto, terminar con el miedo a infectar a tus enfermos, a pasarte el día protegiéndote, el comienzo de una próxima normalidad en la que podremos salir a cenar”, explica la responsable de Salud Laboral del Mar.
“Aquí no hay dudas, choca oírlas fuera”, reconoce Angela Guerrero, que se vacunó ayer y empezaba así a cerrar un poco los diez meses que lleva en la unidad el bichito del hospital del Mar. “Será un descanso físico y mental, estamos agotados. Nuestros pacientes parecen estar bien y en un segundo se complican y .... Tardaremos en estar como antes, claro. Pero si conseguimos la inmunidad esto se acabará. Sueño con el día que al salir del trabajo no todo lo que me rodea sea el bichito. ¡Quiero abrazar a mi padre!”.
La vacunación entre profesionales sanitarios ha empezado en varios hospitales y centros de primaria un poco a salto de mata. Estaba previsto atenderles en febrero, cuando terminara la primera ronda de las residencias. Pero, ante la ocasión que se presentó la semana pasada, varios centros se sumaron a ponerla en marcha con las dosis que hubiera. El propio presidente del Col·legi de Metges de Barcelona, Jaume Padrós, lo hizo ayer.
“Subidón” en el hospital al empezar la vacunación de los profesionales
correr a vacunaros hombre de poca fe covidiana