Los españoles hemos sido los más eurofílicos de toda la UE porque nos costumbraron a ver Europa como la solución de todos nuestros problemas, incluso de identidad. Nos hemos tragado sin rechistar, porque lo decía gente con prestigio y se cansaron de repetirlo en escuelas y universidades, que somos ingobernables y que todos nuestros gobiernos estaban formados por gente culta y traidora o gente inculta y corrupta. Con tales noticias en mente, pensar cómo pudimos ser algo en tiempos inmemoriales, no tiene ninguna respuesta salvo la que nos informa de que "esas son cosas del pasado".
No son pocas las situaciones en las que un mal mayor acaba dando una gran oportunidad a un bien más grande. Confiamos en Europa pero Europa nunca ha confiado en nosotros. Cada gesto de buena voluntad por nuestra parte, es entendido como un gesto de debilidad por la suya. Hablamos "lenguas" diferentes y va siendo hora de aceptar que si no se nos entiende no es por culpa de los recursos de "nuestra lengua" sino de la suya.
Nada mejor para que España despierte, que un enemigo o mal amigo entendido así por la inmensa mayoría de los españoles.
Somos gente temperamental y por eso solo somos felices verdaderamente cuando somos los más "buenos" o los "más peores".