Se está preparando un crash en Wall Street?
Ainhoa Giménez. Bolságora | 7:28 - 28/06/2007
Enlaces patrocinadosPese al rebote de ayer, hay condiciones que adelantan una fuerte caída, con la reunión de la Fed como telón de fondo. El título puede parecer algo alarmista, pero ningún escenario es imposible en el mercado. Siempre hay que pensar en lo impensable , porque sólo así se puede sobrevivir en esa selva que es la bolsa.
Una caída cobra la dimensión de crash precisamente por el elemento sorpresa, porque nadie se lo espera. Y entonces cunde el pánico y la sangre corre por Wall Street. Si fuera posible predecir los crash, éstos no ocurrirían, claro está. Así que no conviene tomárselo a broma. Puede ser un escenario exagerado y poco probable, pero que está ahí.
No sólo está ahí, sino que puede ser inminente si hacemos caso a los siemprebajistas de Wall Street. Y añaden que hay claros paralelismos entre la situación actual y la de hace 20 años, en octubre de 1987, cuando el Dow Jones sufrió la mayor caída de su historia (que no fue superada ni siquiera con el estallido de la burbuja tecnológica).
Cinco condiciones para llegar a un crash
Pete Greenox, de la Universidad de Yale, establece cinco condiciones que deben darse para que se produzca un crash:
1. Una larga fase de exuberancia alcista, que deriva en exceso de optimismo y unas valoraciones por encima de la tendencia histórica. Como es sabido, un crash puede ser el inicio de un cambio de tendencia de alcista a bajista- o una corrección violenta de una tendencia alcista que ha ido demasiado lejos.
2. La incapacidad del mercado para superar una importante resistencia. Lo normal es que los índices se den la vuelta en ese nivel hacia un soporte relevante con o sin rebote intermedio-, que intenten consolidarse ahí y que finalmente lo perforen de forma abrupta. Entonces comienza el crash de verdad.
3. Los factores potencialmente bajistas que amenazan el mercado en los meses anteriores. Estos factores son citados por los analistas pero no tienen impacto en las cotizaciones hasta que un día lo tienen. Estos factores suelen ser (aunque no siempre) los detonantes de la caída: subidas de tipos, movimientos en las divisas, contracción de la liquidez (credit crunch), etc.
4. El banco central implicado no está preparado o no le da tiempo- para inyectar la liquidez que necesita el sistema en momentos de pánico. Se convierte en bombero para apagar el fuego que no ha sabido evitar.
5. La aparición de una señal bajista muy peculiar: la maldición del Hindenburg (en referencia al famoso dirigible alemán que se incendió en 1937). Cuando aparece esta pauta técnica, existe una elevada probabilidad de ver una caída importante en los días siguientes
¿Se cumplen esas condiciones ahora?
Esa es la gran pregunta. Veamos la situación de cada elemento:
1. Se ha cumplido a medias. El Dow Jones ha subido el 285 desde el doble suelo de junio-julio de 2006 y el 15% desde la corrección de marzo de este año. Si nos vamos más atrás, ha avanzado el 85% desde los mínimos de 2002. Sin embargo, ni los índices de sentimiento muestran exceso de optimismo, ni las valoraciones están en niveles excesivos. De hecho, el argumento de la valoración es el principal de los alcistas.
2. Todavía no lo sabemos. Los índices se han dado la vuelta en el lugar perfecto para dejar un suelo de medio plazo: las resistencias críticas. Se ha producido la habitual recaída a los soportes y éstos aguantan, de momento. El rebote de ayer, sobre las inmediaciones del soporte clave, nos transmite una sensación de solidez y podría señalar un suelo en formación si tuviésemos una confirmación alcista. Es muy prometedor para los alcistas pero no garantiza nada: en 1987, el Dow se desplomó después de salvar en gráfico semanal un soporte que los analistas consideraban muy sólido.
3. Los factores bajistas siempre están presentes en el mercado, pero ahora tenemos tres peligros muy reales: los bonos, la crisis de las hipotecas subprime y el yen. La deuda ha recuperado tras el batacazo de junio, pero hay muchas dudas sobre la sostenibilidad del rebote a medio/largo plazo. Los problemas de los hedge funds de Bear Stearns han servido para recordar las graves consecuencias que puede tener esta crisis, que muchos habían olvidado en los últimos meses. Pero quizá el mayor peligro sea el yen. La divisa japonesa empieza a preocupar gravemente a la Fed y al BCE. Si ambos deciden intervenir para sostenerla, se produciría la temida cancelación masiva del carry trade (tomar dinero prestado en Japón a tipos muy bajos para invertirlo en todos los mercados mundiales), con el cierre consiguiente de las posiciones financiadas por esas deudas. Eso sí que provocaría un crash en toda regla, y posiblemente no sólo en las bolsas.
4. Bernanke sigue atrapado en su dilema de siempre. Es consciente del poder de destrucción de una crisis de liquidez, así que está dispuesto a salvar al mercado. Pero bajar los tipos afectaría a su credibilidad como luchador contra la inflación. Veremos si el comunicado de esta tarde da pistas sobre si ha tomado una decisión, pero los pesimistas no creen que la Fed tenga la capacidad de reacción suficiente en caso de crash. Además, una bajada de los tipos oficiales puede agravar la caída de los precios de los bonos (subida de los tipos a largo) si el mercado cree que va a alimentar la inflación.
5. La más llamativa de las cinco condiciones en la actualidad, porque hemos tenido esa pauta tres veces en los últimos días (13, 21 y 22 de junio). La maldición del Hindenburg consiste en un número récord simultáneo de máximos y mínimos de 52 semanas en una misma sesión; es decir, una extrema divergencia dentro del mercado, aunque no necesariamente entre sus índices. Esta pauta no es totalmente fiable ninguna lo es-, pero todos los crash de los últimos 23 años han sido precedidos por ella. Concretamente, esta pauta falla una vez de cada 7,5, luego tiene una fiabilidad del 77%. Entre 1985 y 2006, ha habido 22 pautas de Hindenburg: 6 de ellas han anunciado un crash de más del 15%, 3 han predicho una corrección de entre el 10% y el 15%, y 8 han anticipado caídas de entre el 5% y el 10%.
Todo esto deja al inversor sumido en un mar de dudas: ¿Es fiable ahora la pauta del Hindenburg? ¿Se puede confiar en la Fed? ¿Bernanke actuará como combustible para un rebote o sembrará la desconfianza? ¿Es posible distinguir entre los momentos previos a un crash y la formación de un suelo? ¿La fuerte volatilidad es un síntoma bajista o de mera consolidación?
Al final, la decisión está entre dos acciones. La primera es anticiparse al mercado, vender y arriesgarse a salirse justo en el suelo del mercado y antes de que el mercado empiece a subir. La segunda es quedarse quieto a la espera de que el mercado se decida, y asumir el riesgo de que un crash violento se lleve por delante su dinero en un abrir y cerrar de ojos. En Bolságora creemos que, a estas alturas de la película, es mejor aguantar que capitular: nada en los gráficos nos dice que la tendencia se haya roto mientras resistan los soportes clave.
http://www.eleconomista.es/indices-...sta-preparando-un-crash-en-Wall-Street.html
Ainhoa Giménez. Bolságora | 7:28 - 28/06/2007
Enlaces patrocinadosPese al rebote de ayer, hay condiciones que adelantan una fuerte caída, con la reunión de la Fed como telón de fondo. El título puede parecer algo alarmista, pero ningún escenario es imposible en el mercado. Siempre hay que pensar en lo impensable , porque sólo así se puede sobrevivir en esa selva que es la bolsa.
Una caída cobra la dimensión de crash precisamente por el elemento sorpresa, porque nadie se lo espera. Y entonces cunde el pánico y la sangre corre por Wall Street. Si fuera posible predecir los crash, éstos no ocurrirían, claro está. Así que no conviene tomárselo a broma. Puede ser un escenario exagerado y poco probable, pero que está ahí.
No sólo está ahí, sino que puede ser inminente si hacemos caso a los siemprebajistas de Wall Street. Y añaden que hay claros paralelismos entre la situación actual y la de hace 20 años, en octubre de 1987, cuando el Dow Jones sufrió la mayor caída de su historia (que no fue superada ni siquiera con el estallido de la burbuja tecnológica).
Cinco condiciones para llegar a un crash
Pete Greenox, de la Universidad de Yale, establece cinco condiciones que deben darse para que se produzca un crash:
1. Una larga fase de exuberancia alcista, que deriva en exceso de optimismo y unas valoraciones por encima de la tendencia histórica. Como es sabido, un crash puede ser el inicio de un cambio de tendencia de alcista a bajista- o una corrección violenta de una tendencia alcista que ha ido demasiado lejos.
2. La incapacidad del mercado para superar una importante resistencia. Lo normal es que los índices se den la vuelta en ese nivel hacia un soporte relevante con o sin rebote intermedio-, que intenten consolidarse ahí y que finalmente lo perforen de forma abrupta. Entonces comienza el crash de verdad.
3. Los factores potencialmente bajistas que amenazan el mercado en los meses anteriores. Estos factores son citados por los analistas pero no tienen impacto en las cotizaciones hasta que un día lo tienen. Estos factores suelen ser (aunque no siempre) los detonantes de la caída: subidas de tipos, movimientos en las divisas, contracción de la liquidez (credit crunch), etc.
4. El banco central implicado no está preparado o no le da tiempo- para inyectar la liquidez que necesita el sistema en momentos de pánico. Se convierte en bombero para apagar el fuego que no ha sabido evitar.
5. La aparición de una señal bajista muy peculiar: la maldición del Hindenburg (en referencia al famoso dirigible alemán que se incendió en 1937). Cuando aparece esta pauta técnica, existe una elevada probabilidad de ver una caída importante en los días siguientes
¿Se cumplen esas condiciones ahora?
Esa es la gran pregunta. Veamos la situación de cada elemento:
1. Se ha cumplido a medias. El Dow Jones ha subido el 285 desde el doble suelo de junio-julio de 2006 y el 15% desde la corrección de marzo de este año. Si nos vamos más atrás, ha avanzado el 85% desde los mínimos de 2002. Sin embargo, ni los índices de sentimiento muestran exceso de optimismo, ni las valoraciones están en niveles excesivos. De hecho, el argumento de la valoración es el principal de los alcistas.
2. Todavía no lo sabemos. Los índices se han dado la vuelta en el lugar perfecto para dejar un suelo de medio plazo: las resistencias críticas. Se ha producido la habitual recaída a los soportes y éstos aguantan, de momento. El rebote de ayer, sobre las inmediaciones del soporte clave, nos transmite una sensación de solidez y podría señalar un suelo en formación si tuviésemos una confirmación alcista. Es muy prometedor para los alcistas pero no garantiza nada: en 1987, el Dow se desplomó después de salvar en gráfico semanal un soporte que los analistas consideraban muy sólido.
3. Los factores bajistas siempre están presentes en el mercado, pero ahora tenemos tres peligros muy reales: los bonos, la crisis de las hipotecas subprime y el yen. La deuda ha recuperado tras el batacazo de junio, pero hay muchas dudas sobre la sostenibilidad del rebote a medio/largo plazo. Los problemas de los hedge funds de Bear Stearns han servido para recordar las graves consecuencias que puede tener esta crisis, que muchos habían olvidado en los últimos meses. Pero quizá el mayor peligro sea el yen. La divisa japonesa empieza a preocupar gravemente a la Fed y al BCE. Si ambos deciden intervenir para sostenerla, se produciría la temida cancelación masiva del carry trade (tomar dinero prestado en Japón a tipos muy bajos para invertirlo en todos los mercados mundiales), con el cierre consiguiente de las posiciones financiadas por esas deudas. Eso sí que provocaría un crash en toda regla, y posiblemente no sólo en las bolsas.
4. Bernanke sigue atrapado en su dilema de siempre. Es consciente del poder de destrucción de una crisis de liquidez, así que está dispuesto a salvar al mercado. Pero bajar los tipos afectaría a su credibilidad como luchador contra la inflación. Veremos si el comunicado de esta tarde da pistas sobre si ha tomado una decisión, pero los pesimistas no creen que la Fed tenga la capacidad de reacción suficiente en caso de crash. Además, una bajada de los tipos oficiales puede agravar la caída de los precios de los bonos (subida de los tipos a largo) si el mercado cree que va a alimentar la inflación.
5. La más llamativa de las cinco condiciones en la actualidad, porque hemos tenido esa pauta tres veces en los últimos días (13, 21 y 22 de junio). La maldición del Hindenburg consiste en un número récord simultáneo de máximos y mínimos de 52 semanas en una misma sesión; es decir, una extrema divergencia dentro del mercado, aunque no necesariamente entre sus índices. Esta pauta no es totalmente fiable ninguna lo es-, pero todos los crash de los últimos 23 años han sido precedidos por ella. Concretamente, esta pauta falla una vez de cada 7,5, luego tiene una fiabilidad del 77%. Entre 1985 y 2006, ha habido 22 pautas de Hindenburg: 6 de ellas han anunciado un crash de más del 15%, 3 han predicho una corrección de entre el 10% y el 15%, y 8 han anticipado caídas de entre el 5% y el 10%.
Todo esto deja al inversor sumido en un mar de dudas: ¿Es fiable ahora la pauta del Hindenburg? ¿Se puede confiar en la Fed? ¿Bernanke actuará como combustible para un rebote o sembrará la desconfianza? ¿Es posible distinguir entre los momentos previos a un crash y la formación de un suelo? ¿La fuerte volatilidad es un síntoma bajista o de mera consolidación?
Al final, la decisión está entre dos acciones. La primera es anticiparse al mercado, vender y arriesgarse a salirse justo en el suelo del mercado y antes de que el mercado empiece a subir. La segunda es quedarse quieto a la espera de que el mercado se decida, y asumir el riesgo de que un crash violento se lleve por delante su dinero en un abrir y cerrar de ojos. En Bolságora creemos que, a estas alturas de la película, es mejor aguantar que capitular: nada en los gráficos nos dice que la tendencia se haya roto mientras resistan los soportes clave.
http://www.eleconomista.es/indices-...sta-preparando-un-crash-en-Wall-Street.html