Noticia: Se dispara el número de clientes que buscan cortesanas shemales: "Son la nueva moda"

Vlad_Empalador

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El 'boom' de las cortesanas transexuales que amenaza el negocio: "Son la nueva moda"
Las profesionales del sector alzan la voz ante el nuevo 'fetiche' de los clientes, que prefieren acostarse con personas que se han dado de alta en el registro como mujer o que están en proceso de transición
Fianza de 100 euros y multas por no ir maquilladas: las normas para trabajar en un prostíbulo de Madrid
Imagen en detalle de los tacones de una cortesana Europa Press
  • Iván Libreros
Iván Libreros
Publicado: 14/05/2023 04:45
Actualizado: 14/05/2023 04:50
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7 comentarios

Aunque suene difícil de creer, los caminos de transexuales y cortesanas ha convergido. La prespitación es un negocio en constante cambio. A principios de siglo, los clubes de carretera y los polígonos eran auténticas minas de oro para aquellos pocos que manejaban el dinero que ganaban centenares de mujeres. Los gustos, acorde con los tiempos, eran muy básicos. Se buscaban mujeres jóvenes, a ser posible, extranjeras y con poco que perder.
La llegada de Internet de una forma global a todos los rincones del mundo cambió el concepto más básico de la prespitación, el de no poder elegir con antelación. La red de redes trajo un pan debajo del brazo para las cortesanas, ya que florecieron decenas de páginas webs donde anunciarse, pudiendo renunciar por primera vez en la historia a estar sometida al yugo del proxeneta de turno. Una forma real y verdadera de ejercer libremente la prespitación.
Esta realidad se ha visto trastocada en los últimos tiempos. Como contamos en Vozpópuli hace unas semanas, ejercer la prespitación es cada vez más complicado. La aprobación, el pasado 25 de agosto, de la ley del 'solo sí es sí', ha puesto en jaque a miles de cortesanas en todo el territorio español. La norma impulsada por el Ministerio de Igualdad, al margen de hacer del libre consentimiento el eje del texto legal, prohíbe la publicidad de la actividad sensual.

Este hito del feminismo patrio trajo consigo un tsunami de consecuencias inesperadas, al margen de las decenas de condenas a agresores sensuales que se han visto reducidas. Estas webs eran una de las mayores vías que tenían las cortesanas de encontrar clientes a dedo. Portales online donde ellas ponían su contacto y recibían, según la vía elegida, las respuestas de los clientes que querían hacer uso de sus servicios.
Volviendo atrás, antes de la ley de Irene Montero, abierta la veda, los clientes también perdieron el pudor a poner en valor sus gustos y fetiches. Podofilia, sadomasoquismo, voyeurismo, dominación y otros muchos placeres ocultos entraron de una forma más natural entre las peticiones de las profesionales por cuenta ajena. El siguiente y lógico paso era hacerse escort, es decir, tener tu propia cartera de clientes de clase media-alta y atender en un piso de alquiler.

Poco les ha durado (en sus propias palabras) la tranquilidad. Si alguna ventaja competitiva tenía ser mujer en el negocio de la prespitación, era, precisamente, ejercer un dominio monopolista en el mundo del sesso de pago. Los clientes heterosexuales buscaban, única y exclusivamente, mujeres, independientemente de sus características físicas. Sin embargo, un maremoto inesperado ha sacudido los cimientos de la prespitación como todos la conocíamos.
Las cortesanas transexuales
Vozpópuli ha podido hablar con varias profesionales por cuenta ajena que han decidido denunciar la situación de "intrusismo laboral" que reina ahora mismo en el sector. cortesanas y trabajadoras transexuales hay desde hace muchísimo tiempo, basta con darse una vuelta por los sitios webs y lugares de encuentro para encontrarlas. Sin embargo, en los últimos meses ha habido un vuelco muy significativo en las búsquedas, con la consecuente pérdida de citas y dinero para las afectadas.
Alba (nombre ficticio) ejerce la prespitación por cuenta ajena desde hace varios años. Como en todos los trabajos que no dependen de una nómina o sueldo pagado por terceros, siempre hay temporadas de más bonanza y otras de menos. Eso lo acepta. En la ecuación entran dos factores diferenciales como son la nacionalidad (ella es española) y la edad (39 años). Los clientes suelen declinar la balanza hacia un lado u otro en relación con su situación civil. Los solteros, especialmente jóvenes, las buscan mayores de 35, y los casados, menores.
Desde que el Ministerio de Igualdad dio luz verde a la 'Ley Trans', se han multiplicado por cinco los anuncios de transexuales en las páginas de contactos y aplicaciones de citas como Tinder y derivadas. Como bien saben, el punto clave de la ley es que los hombres pueden acudir al registro a cambiar su género sin los informes médicos pertinentes ni necesidad de encontrarse en proceso de hormonización.
Esto ha llevado a cientos de hombres, ávidos de mantener una experiencia cercana a la gaysidad por puro placer o curiosidad, a echar mano de todas estas cortesanas transexuales que pueden enseñarles su nuevo documento de identidad proporcionado por el Estado tras el cambio registral de género. Un salvoconducto más jovenlandesal que real para afrontar el paso hacia delante que supone para un heterosexual.
Por ello, Alba se muestra en contra de las facilidades que ha dado este Gobierno para poder ser, a nivel administrativo, considerada mujer, ya que está aumentando de forma falsa la oferta de escorts actual. "Es todo una cortina de humo, los clientes que terminan en esos anuncios, antes terminaban en los nuestros, solo que ahora tienen la facilidad de ocultar sus deseos con estas personas", denuncia.
Bianka (nombre ficticio) comparte habitación durante su jornada laboral con un chico que ejerce la prespitación, el cual ha pasado por el cambio de registro, precisamente, para echar la red a estos nuevos clientes. "Jesús (nombre ficticio) ha hecho siempre servicios gais, pero ahora se anuncia como transexual porque tiene el carnet para enseñar a sus clientes, que es lo que más morbo les da", señala. "Son heteros con curiosidad que, antes de toda esta ley, terminaban en los anuncios que realmente deberían, las de páginas gayses".
Mónica, que ya charló con Vozpópuli anteriormente sobre otros temas relacionados con su oficio, cree que están perdiendo una gran cantidad de citas de estos "hombres primerizos que buscan una aventura fuera de sus vidas ordinarias y se dejan engatusar por lo exótico de una persona transexual. Es la nueva moda, como en los años noventa las personas travestidas. Además, es que no son transexuales, estoy segura, la inmensa mayoría son chicos u hombres afeminados que se aprovechan de esta facilidad que da el Gobierno ahora".
Para todas ellas, esta situación carece de sentido alguno, y va en contra de lo que deberían ser las leyes que está sacando adelante a lo largo de la legislatura el Ministerio de Igualdad. En líneas generales, todas ellas opinan que esta "moda", si es que es la terminología correcta para esta situación, acabará pasando, como tantas otras. Pero, mientras dura, están perdiendo una gran cantidad de clientes y dinero que, en otros años, habrían terminado en sus brazos y no abriéndose a "falsas experiencias transexuales".
 
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