La gaysidad se produce por la masturbación;
la masturbación es, en sí, sesso gays, ya que es sesso con uno mismo. Que se estimule la imaginación con todo tipo de imágenes no cambia la cosa.
Según los estudios de Keynsey, los masturbadores crónicos, en un 70%, desarrollan cierta bisexualidad, y tienen en algún momento una relación gays. En un 20% se vuelven preponderantemente gayses.
La solución para no volverse gays es no hacerse caricias, que es, en sí, sesso gays.
El hombre, por hormonas, siente repulsión por otros hombres, los otros hombres emiten un olor abominable a efectos de la líbido, y al contrario con las mujeres. Pero en la masturbación estas hormonas no entran en juego, así que el hombre desarrolla una líbido antinatural, que le puede llevar a la gaysización; la segregación de estas hormonas se estropea por la masturbación crónica, y así el hombre pierde su instinto natural, y por lo tanto se gaysiza.
Así lo planteo Lumiéres en París y Hauzsbeng en Colonia, pero en los años 90 echaron el cierre a todos estos estudios.