Santo Evangelio de hoy y lecturas. Lunes, 18 de diciembre, "En sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente" ****Sto.ROSARIO A LAS 22.00

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ACTUALIZACIÓN:

Santo Rosario. 22:00 horas, horario en España peninsular.

EMPEZAMOS A REZAR A LAS 22:00 HORAS.



Desde Lourdes (hoy en castellano):



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Letanías (no son obligatorias, pero agradan a nuestra progenitora del Cielo):



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Salve



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Ave María (cantado)





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¿Cómo se reza el Rosario? Con viñetas explicativas.


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Promesas del Rosario (apariciones marianas):



Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.

Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.

El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno, destruirá los vicios, disminuirá los pecados, y defendernos de las herejías.

Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.

El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.

Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una fin violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.

Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.

Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su fin encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la fin participarán en el paraíso por los méritos de los Santos.

Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.

Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.

Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.

Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.

Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la fin.

Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesucristo.

La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.

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Prosiguiendo con la iniciativa que comenzamos para subir diariamente la Palabra -siempre necesaria, pero especialmente en los tiempos bélicos y de desesperación que vivimos-, en primer lugar os recuerdo los beneficios que relaciona el Salmo 119 (en Spoiler porque es reiteración).

Beneficios de la Palabra

1) Nutre tu alma sedienta.

«Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.» (Salmo 119: 25).

2) Fortalece tus huesos cansados.

«Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.» (Salmo 119: 107).

3) Redirige tu mirada a lo que es justo.

«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.» (Salmo 119:37).

4) Calma tu corazón desanimado.

«Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.» (Salmo 119:147).

5) Concede Completa Paz.

«Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.» (Salmo 119:165).

6) Llena De Esperanza.

«Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.» (Salmo 119:49).

7) Alimenta Tu Espíritu Hambriento.

«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.» (Salmo 119:103).

8) Da Profunda Sabiduría.

«Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;» (Salmo 119:100).

9) Tranquilidad Durante El Dolor.

«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.» (Salmo 119:75)

10) Te Llena De Sus Alabanzas.

«A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.» (Salmo 119:62).

11) Guarda De Caer En La Tentación.

«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.» (Salmo 119:115).

12) Señala Tus Creencias y Acciones Equivocadas.

«Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.» (Salmo 119:29).

13) Nos Da Seguridad De Nuestra Herencia Eterna.

«Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.» (Salmo 119:123).

14) Consuela En Tiempo De Angustia.

«Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.» (Salmo 119:50).

15) En todo momento, puedes ir y dejar que la palabra de Dios te guie, Jesucristo.

«Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.»(Salmo 119:176).

A continuación, el Evangelio de hoy lunes y las lecturas:


Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús

Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías 23, 5-8

Mirad que llegan días —oráculo del Señor—
en que daré a David un vástago legítimo:
reinará como monarca prudente,
con justicia y derecho en la tierra.
En sus días se salvará Judá,
Israel habitará seguro.
Y le pondrán este nombre:
«El-Señor-nuestra-justicia».
Así que llegan días —oráculo del Señor— en que ya no se dirá: «Lo juro por el Señor, que sacó a los hijos de Israel de Egipto», sino: «Lo juro por el Señor, que sacó a la casa de Israel del país del norte y de los países por donde los dispersó, y los trajo para que habitaran en su propia tierra».

Salmo de hoy
Sal 71, 1-2. 12-13. 18-19 R/. En sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
En sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres.
En sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!
En sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 18-24

La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su progenitora, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrán por nombre Emmanuel,
que significa “Dios-con-nosotros”».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.

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Bonus: Añado los comentarios de los dominicos con el Evangelio anterior, así como los del padre Pedro Brassesco, en YT. Para quien prefiera las reflexiones por escrito, las dejo a continuación, hoy a cargo de Fray Antonio Bueno Espinar O.P. del Convento de Santa Cruz la Real (Granada).






Reflexión del Evangelio de hoy

El Señor nuestra justicia
Iniciada la segunda parte del adviento, con estas jornadas que nos llevarán a la celebración litúrgica del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo, contemplamos el misterio de la Palabra hecha carne, entrando en la historia de la humanidad en forma solidaria, cumpliéndose lo señalado por el profeta.

A David se le da un vástago legítimo y reinará con prudencia, justicia y derecho. Desde luego la mirada no puede estar puesta en la dinastía davídica histórica, sino más allá. Y este ir más allá nos lleva a situarnos ante el cumplimiento de la promesa hecha al rey David, pero no como Israel lo entendía: una simple restauración. En la historia de la salvación siempre encontramos un matiz que supera las concreciones temporales revelando mejor el sentido profético. El nombre que recibe y lo señala: “El Señor nuestra justicia”. ¿Consecuencias? En sus días se salvará Judá. Israel habitará seguro.

Habiendo sido dispersados o llevados deportados a otros países, sacados de la tierra de sus padres, la tierra prometida; cuando todo parece acabado porque nada ha quedado en pie, el profeta, de parte de Dios, pronuncia una palabra de esperanza, señala el comienzo del fin de la desolación. A ello apunta el vástago davídico. Y la fórmula del juramento no será evocando la lejana liberación de Egipto, sino la constatación de cómo Dios, el Dios de sus padres, realiza la justicia liberándolos de la deportación: “Lo juro por el Señor, que saco a la casa de Israel del norte y de los países por donde fueron dispersados, y los trajo para que habitaran su propia tierra”. Ellos viven una experiencia excepcional. Llegan días, el día del Mesías, en el que todo será llevado a su plenitud.

En sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente
A Dios se vuelve el salmista, a él nos volvemos nosotros, partiendo cada uno de su propia experiencia, suplicando a Dios que su juicio se haga presente en quienes están al frente de los pueblos, de tu pueblo, de modo que la rectitud gobierne su gestión en favor de los pobres e indigentes, de los afligidos y humillados, de los que faltos de lo necesario solo les queda volver a ti su mirada, porque sólo en ti encuentran respuesta.

La referencia a la misión confiada al “hijo de reyes para rija al pueblo con justicia, a los humildes con rectitud, nos hace mirar a Jesucristo y en él descubrir la cercanía del Dios que salva. Ver su rostro y constatar su ternura. Palpar que realiza maravillas en medio de la humanidad confundida, porque lo que desea, busca y hace realidad, es la salvación de todo ser humano. Y la da con abundancia, sin medida, porque introduce en su intimidad a los que libera para que experimenten así, la salvación de Dios.

Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados
Comenzaron los días de la preparación para la Natividad del Señor con la genealogía de Jesucristo, que San Mateo remonta a Abrahán, depositario de la promesa y padre en la fe, modelo, por tanto, de creyente para todos nosotros.

Nos movemos, por supuesto, en el ámbito de la fe y tenemos delante la figura de los creyentes. Hoy se nos presenta a María y a José. Ambos, como Abrahán, escuchan, acogen, reflexionan en su interior, y se ponen en camino. Es el camino de la fe.

En síntesis, Mateo muestra el dato que hace detonar interiormente el proceso de fe de José: “María, su progenitora, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo”. María, como Abrahán no le dijo a Sara lo que Dios le pedía, sino que respondió y se puso en camino, de igual manera ella, escuchó, preguntó, informada de los planes de Dios, respondió y el resultado es: espera un hijo por obra del Espíritu Santo. Ella calló, dejó a Dios ser Dios y porque confiaba plenamente en Dios, en él puso su vida. Una experiencia excepcional de la fe.

José observa, como todos, como todos percibe que algo ha ocurrido y para este hombre bueno, justo, solamente hay una explicación natural. Las nubes de la infidelidad aparecen en el horizonte de José. El en silencio da vueltas a su cabeza tratando de encontrar una explicación. El final, humanamente hablando es el mismo. Y por delante lo determinado por Moisés: apedreamiento.

¿Alternativa? Repudiarla en secreto. Ante todos quedaba como el que abandona a su mujer dejándola en semejante estado. La etiqueta está lista: José una mala persona, pero María queda libre de toda sospecha. Hasta acá, lógico razonamiento humano. Lo significativo es que aquello es obra del Espíritu Santo conforme al plan eterno de Dios y previa solicitud del consentimiento de María. El todopoderoso solicita y aguarda una respuesta, explica respondiendo la pregunta. Y encuentra la colaboración solicitada en el sí de María.

José en medio de su debate interior, recibe del Señor también la debida explicación: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados». Aquí está, junto a la explicación, la encomienda de una misión: paternidad legal. ¿No hablaba el profeta de un vástago legítimo de David: ¿José, hijo de David? Camino despejado para el cumplimiento de la promesa. Paternidad legal que vincula a José con Jesús, que recibe el nombre señalado conforme a la misión de este hijo de David: “él salvará a su pueblo de los pecados”.

La respuesta de José, señala el evangelista, se pronuncia de facto: Hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer”.

Buen referente para todo bautizado y para todo ser humano. Considerar lo que Dios quiere, descubrirlo en medio de la historia personal y desde el ámbito de la fe dar la respuesta. En el caso de todo ser humano, desde lo más auténtico de sí mismo.

¿Qué sentido tiene la propia existencia?

¿Cómo percibir en ella la actuación salvífica de Dios?


Fuente: Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús

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Y porque has resucitado, te damos las gracias. Contigo seremos invencibles. Contigo, llamados a la Vida.


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Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.» (Salmo 90)
 
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Los cinco minutos del Espíritu Santo

18 de diciembre

El Padre Dios y su Hijo Jesús viven en nosotros y nos santifican, pero lo hacen regalándonos el Espíritu Santo. Por eso, podemos decir que el Espíritu Santo es el que toca nuestro interior, el que hace la obra más íntima, el que derrama el amor en nuestras fibras interiores.

Es cierto que el Espíritu Santo siempre nos une a Jesús y al Padre Dios; pero es él quien nos transforma íntimamente para que seamos parecidos a Jesús y nos volvamos cada vez más agradables al Padre.

Los santos padres de la Iglesia utilizaban algunos ejemplos para destacar esa obra tan íntima del Espíritu Santo. Le llamaban, por ejemplo, el dedo de Dios, porque él toma contacto con nuestro corazón y lo sana, lo libera, lo purifica. También decían que es como la punta de un rayo. Porque el Padre Dios es como la fuente oculta de energía que habita en el cielo, el Hijo es el relámpago que lo manifiesta con su luz, y el Espíritu Santo es como la punta de ese rayo que quema la tierra.

También decían que las tres Personas de la Trinidad son como el agua que sacia nuestra sed. Pero el Padre es el manantial deseado de donde brota el agua, el Hijo son los chorros de agua que lo manifiestan y nos alegran, y el Espíritu Santo es el agua que nosotros bebemos y nos refresca.

Feliz lunes
 
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