La desconexión con la realidad, con el sentido común en las maneras de gobernar y de legislar está alcanzando cotas de auténtico esperpento en esta mal llamada democracia.
Mientras el gobierno central militariza el espacio aéreo los ayuntamientos 'militarizan' a su manera las bases de la convivencia en las ciudades: Prohibido correr, prohibido pedir, prohibido increpar al alcalde... prohibido todo, menos para lo que pueda reportar beneficios al consistorio, con el agravante de que la moda de prohibir y de recaudar se contagian entre corporaciones locales con las misma ferocidad que la tontería contagiosa de las autonomías y el estado central.
La casta política, esa casta, vive en el autismo más profundo. Desde la Moncloa hasta el ayuntamiento más cercano. Cuando todos seamos mendigos nos prohibirán toser -por motivos sanitarios- para no contagiar a los señoritos.