que tienen en comun el Director de Banco Mundial y el inventor del "Conflicto de Civi

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...civilizaciones?


Pues haberle comido la platano al mismo profesor de Univeridad.

http://www.filosofia.com.mx/index.php?/perse/archivos/leo_strauss/


".......Leo Strauss, el padre secreto de los Neocon

Autor: Esteban Hernández

Fecha de publicación: Julio 18, 2006 por Revista Per Se

Leo Strauss fue un filósofo secreto, cuyos pensamientos no se mostraban transparentes a sus lectores y sólo eran accesibles leyendo entre líneas. A pesar de que dedicó su trabajo académico a la interpretación de autores clásicos como Platón o Maquiavelo, en la actualidad está de moda y está siendo tremendamente influyente entre quienes llevan a cabo tareas de dirección en la administración Bush.

Strauss nació en Alemania a finales del siglo XIX, pero su aliento ha llegado hasta el XXI. Es conocido por ser uno de los padres, y el pensador más influyente, de los neoconservadores actuales. No obstante, un libro reciente, (Reading Leo Strauss: politics, philosophy, Judaism) firmado por un profesor de Ciencia política de Yale, Steven B. Smith, le señala como un defensor de la democracia liberal alejado de los preceptos neocon.

No son sólo contradictorias las visiones que nos transmiten acerca de su doctrina, también lo son las informaciones que nos hablan de su carácter. Strauss (1899-1973), quien emigró a EEUU en 1938, enseñando primero en la New School of Social Research de Nueva York y más tarde en la Universidad de Chicago, fue, además de un profesor influyente, un personaje contradictorio, amigo de las formas autoritarias y enemigo de la modernidad hippie, capaz de imponer la música clásica (Mozart) a sus alumnos para evitar que se aficionasen al pop y, dicen, transmisor selectivo de sus enseñanzas, a las que sólo accedían estudiantes afines.

Huntington, Fukuyama y Wolfowitz, entre sus discípulos

La reputación de Strauss aumentó grandemente en la medida en que alumnos suyos fueron tomando posiciones en el suelo público. Primero en ámbitos académicos, donde la presencia conservadora fue creciendo gracias a Irving Kristol, Norman Podhoretz, Samuel Huntington, Seymour Martin Lipset, o Daniel Bell. Allí también tuvieron éxito ex alumnos y protegidos de Strauss como Francis Fukuyama, Allan Bloom, autor de El cierre de la mente moderna (Plaza y Janés, 1989), Harry Jaffa, Harvey Mansfield y, aunque no se considere ahora dentro de la escuela de Strauss, Robert Kagan.

También es nutrida la lista del sector público, donde, entre otros, aparecen Paul Wolfowitz, el considerado cerebro de la reacción estadounidense tras el 11-S; el Magistrado del Tribunal Supremo Clarence Thomas y el Juez Robert Bork; también los neocon Lewis Libby, y William Bennett; John Ashcroft, el ex Fiscal General; o el editor de National Review William F. Buckley.

Pero su influencia no ha sido sólo directa. El Proyecto para un Nuevo Siglo Estadounidense (PNAC, en las siglas inglesas) dirigido por su ex alumno William Kristol, uno de los grupos neoconservadores de mayor relevancia, por el que han pasado un buen número de funcionarios, y al que pertenecen Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Richard Perle, o Richard Armitage. Es uno de los think-tanks de mayor peso en la política estadounidense.

El uso de la mentira y la manipulación política

Para la profesora canadiense, de la Universidad de Calgary, Shadia B. Drury, las ideas de Strauss han impregnado sobremanera la práctica de la administración Bush. Según afirmó en Leo Strauss and the American Right y en The Political Ideas of Leo Strauss, el filósofo de origen alemán creía firmemente en la eficacia de la manipulación en política. Las mentiras podían ser útiles y debían usarse si servían para que la mayoría, que necesita ser dirigida, siga el camino correcto. También recordaba cómo Strauss recogía la visión de Carl Schmitt de que toda acción política estaba basada en el combate de amigo contra enemigo.

Pero, sobre todo, negaba que Strauss fuese un defensor a ultranza de la democracia liberal y partidario de la extensión de esa clase de régimen por todo el planeta. Según Drury, los valores defendidos como esenciales por los neoconservadores como la religión (a la que califican como el cemento de la sociedad), el patriotismo o la jovenlandesal, sólo eran válidos para las masas; no para quienes sabían elevarse por encima de ellas, abrazando así ideas propias de Nietzsche. Strauss creía en el derecho natural, pero el del fuerte a dominar al débil.

El otro Leo Strauss

Para Steven Smith, visiones tales del pensamiento de Strauss nada tienen que ver con las enseñanzas del viejo profesor. Strauss, afirma, nunca fue neoconservador en sentido estricto, no militó en ningún partido político ni fraguó un programa sobre el que pudieran apoyarse esta clase de propuestas políticas. De hecho, desconfiaba respecto de la capacidad de la teoría política para influir en las decisiones de quienes ostentan el poder.

Porque, según Smith, la esencia de la mirada política de Strauss es el escepticismo; en la medida en que no hay certidumbres en el juego de partidos, la arena política se vuelve el lugar ideal para el diálogo y la discusión. Para Strauss, lo que definía a los filósofos era su deseo imperioso de saber. El filósofo era radical y por ello, la política debía ser moderada, dejando los combates más fuertes para el pensamiento.

Antídoto contra las patologías de la política moderna

Para Smith, la cuestión es qué motivos llevaron a tergiversar el legado de un hombre cuyo pensamiento quedaba ligado a otros liberales de derecha como Isaiah Berlin o Raymond Aron. Gentes que, como Strauss, defendieron ideas que se vieron relegadas, durante los años sesenta y setenta, a un segundo plano. Quizá por ello, la reactivación de sus obras en tiempos posteriores estuvieron muy ligadas a una suerte de contrarrevolución: la era del Estado de bienestar, los derechos civiles y el movimiento hippie fue la diana primera y más evidente de discípulos suyos, como Allan Bloom.

Mientras, para la gran mayoría de los autores estadounidenses, Leo Strauss continuará siendo no sólo el padre de los neoconservadores, sino la figura que mejor representa una cosmovisión ligada a la fuerza, el patriotismo, la religión y el liberalismo económico. Hay otras perspectivas, defendidas por profesores cercanos a Strauss, para quienes la mejor aportación del autor nacido en Alemania es recordarnos que la libertad de una mente educada es el mejor antídoto contra las patologías de la moderna política de masas...."
 
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Pues ese señor fue el que asesoró al Sr. Bush sobre los beneficios de la guerra de Irak y miembro del club bilderberg
 
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