Recuerdo de pequeño cuando íbamos todos con las rodillas rojas de la mercromina, y los chándal y los pantalones con rodilleras. Caídas antiestéticas, ostras entre los chavales, cortes, los columpios de metal oxidado (en algunos incluso había 3 milímetros de arena para amortiguar la caída)...
Aquello era desgaste. Los niños y jóvenes de ahora son unos chorras y unos hezs.