¿Por qué a la "derechita" le encanta tanto el DINERO?

Masón encubierto Juan Manuel de Prada.
Como Pio Baroja...
Por lo demás, el dinero corrompe a las personas, no a las ideologías. De hecho, el poder del dinero y su dictadura va muy unido a la creación de las ideologías modernas.
 
Aunque el texto apenas lo va a leer nadie, conviene aclarar brevemente lo siguiente:

En la derecha democrática se sitúan por lo general los partidos más genuinamente representativos de la burguesía tradicional, tanto por su mensaje como por la procedencia social de su voto. No obstante, tras la verborrea de la derecha clásica, jovenlandesalista unas veces y modernizante otras, según aconsejen las circunstancias, no hay otra cosa que lo que ha habido siempre, es decir, afán de lucro, codicia desmedida, voluntad de dominio y, en definitiva, el más abyecto espíritu materialista. Así como los liberales son liberales con el comportamiento sensual pero no con las prácticas empresariales; los conservadores quieren preservar la cultura y la tradición, pero también están a favor de la economía de libre mercado y los intereses especuladores y bolsistas, que socaban las bases de nuestra raza y civilización. Solo desde la necedad o la hipocresía puede mantenerse que el capitalismo, auténtica esencia del alma burguesa, es compatible con religiosidad o rectitud jovenlandesal alguna como postula la derecha.

En la evolución del capitalismo se pueden distinguir claramente dos fases. En la primera, ascendente, la burguesía se afirma a través de unos valores sólidos, como la religión, la familia, la patria, etc. En la segunda fase, en la que el dominio es prácticamente absoluto y que se corresponde con la gran expansión del capitalismo, dichos valores y ciertas virtudes de las que también hacía gala, como la honradez y la decencia, dejaron de serle útiles, convirtiéndose más bien en trabas de las que era preciso desembarazarse. Esta tarea de demolición, que culminó en los movimientos contraculturales de los años 60, la llevó a cabo la izquierda y la continúa realizando hoy, lo que ha permitido que los sectores burgueses más conservadores sigan disponiendo de los valores aludidos y puedan acudir nuevamente a ellos cuando la coyuntura lo requiera. Por lo tanto, si la derecha representa los postulados convencionales del capitalismo primitivo, la izquierda enarbola los infravalores ideológicos alumbrados por el capitalismo expansivo y globalista vigente en la actualidad.

Hitler ya señalaba la farsa del supuesto patriotismo de los conservadores alemanes. «Simular una pasión nacional le sienta tan bien a nuestra desapasionada y corrompida burguesía como a una vieja meretriz la mímica del amor. Todo es ficción en ellos» (Raza y Destino, 1928). Porque al margen de su discurso patriotero y jovenlandesalizante, sin ninguna salvedad, estos acaban a la postre siendo reemplazados o traduciéndose en una sucesión de cifras, tantos por ciento, estadísticas y porcentajes económicos, sin que parezca existir nada que interese o preocupe más a esta clase de señoritos, millonarios y patriotas de puro y clavel que la marcha de la economía. Esto ha generado siempre, de manera inequívoca, una sociedad injusta, clasista, deshumanizada, obsesionada por el lujo y el dinero, terreno idóneo para las tramas de la masonería y sus mafias empresariales.

Lógicamente el pesebre conservador, tan adicto al dinero y vacío siempre de contenido ideológico y no digamos realmente alternativo, acaba defendiendo los mismos planteamientos y postulados igualitaristas y antirracistas que la extrema izquierda, consolidando así el caos racial que la entrada masiva de pagapensiones extraeuropeos ha generado en la actualidad y que tan felices hace siempre a los judíos, al haberse apartado de los más elementales criterios y puntos de vista raciales. El valor de la sangre, la idea de la personalidad y el instinto de autoconservación amenazan así lentamente con perderse para el pueblo español. Es lógico que el judío acoja con especial complacencia semejante situación, ya que únicamente sobre el bastardeamiento y «negrificación» de la población española, que descansa sobre los cimientos que la infusión de sangre nórdica ha creado en el curso de los siglos, podrá el judío —inclinado naturalmente hacia el capitalismo y la especulación financiera― alzarse de manera triunfal en su afán de dominación. Una vez que los últimos restos de esta sangre nórdica queden eliminados, la faz de la cultura europea quedará completamente modificada, puesto que la consecuencia lógica de este abominable mestizaje es un descenso del valor racial de nuestro pueblo, y el resultado definitivo, la decadencia —hoy más visible que nunca―, es decir, la pérdida de todas esas virtudes que condicionan la grandeza de una civilización, garantizan su existencia y promueven su futuro. La continuación de este estado de cosas ―mezcla racial y dominación financiera—, significa únicamente nuestra desaparición.

Y resulta sorprendente constatar como en esa política de pervertir las bases biológicas y raciales de la sociedad, en este caso la española, van de la mano con masones, izquierdistas y separatistas con quienes comparten la misma e implacable determinación a la hora de combatir y reprimir el patriotismo racial, anticapitalista, y cualquier manifestación política de signo nacionalsocialista. Añade nuevamente Hitler en otro párrafo a propósito de dichos partidos «nacionales» y «patrióticos» de origen burgués y democrático: «Luchan contra cualquiera que se oponga a la adulteración de la sangre de nuestro pueblo y persiguen a todo alemán que combata contra la desgermanización, negrificación y judaización de nuestro pueblo en las grandes ciudades, procesos que ellos mismos instigan y patrocinan».

Así, todas estas fuerzas demoliberales y neoconservadoras, ya sea por infiltración judía y masónica en su dirección, por acatar los principios del capital y la democracia (o sea, los principios judeo-materialistas), por ignorancia supina de su clase dirigente, por sugestión provocada o por simple sumisión, aburguesamiento o envenenamiento al mundo moderno, se les «perdona» la vida y se les permite participar de las triquiñuelas parlamentarias al ser su concepción política completamente estéril (ya sea de tipo nacional, internacional o económica) como valiosa en términos judeo-liberales y hasta marxistas, al confraternizar con los mismos. Pretenden rescatarnos del «matrix progre» para sumergirnos en el «matrix liberal», que viene a ser lo mismo solo que con otro barniz.

Esta ya antigua asociación con el judaísmo mercantilista ha convertido pública y oficialmente a la derecha neoliberal y antifascista kosher en los principales testaferros de la economía de mercado y en los más firmes valedores del Estado terrorista de Israel, mientras que al mismo tiempo sus medios de difusión no cesan en sus histéricas condenas contra el antisemitismo o el racismo, siendo los mass media liberales donde dichos anatemas acaban encontrando el mayor eco.

Así nos encontramos a los supuestos «adversarios» en el terreno periodístico —“EL PAIS”, “La Gaceta”, “El Mundo”, “Público”, etc.―, defendiendo idénticos planteamientos en esta materia de condena unánime. Una extraña coincidencia de los «mass media» democráticos, que una vez eliminado el peligro común —el Fascismo en este caso, tan fantasmagórico como hábilmente recurrente―, reanudarán la implacable guerra de clanes por hacerse con el mayor control y monopolio del pastel informativo dentro del más puro esquema capitalista. Y es que el espantajo de la «amenaza fascista» y «antidemocrática» es utilizado por el Sistema y sus propagandistas para descalificar, con fundamento o sin él, todo aquello que pretenda oponerse a su orden corrupto. De hecho, esta táctica viene siendo utilizada regularmente desde hace décadas, con resultados óptimos, pues el mecanismo psicológico, pese a su simpleza, es de una eficacia temible. Por tanto, quien albergue alguna duda sobre los intereses a los que sirven los «mass media» no tiene más que mirar a su alrededor y buscar alguno mínimamente destacado que mantenga una línea ideológica opuesta al modelo vigente.

A través de sus canales de información, la prensa nacional-burguesa se pretende constituir en la defensora de la familia, de los valores jovenlandesales, y hasta del honor nacional, mientras paralelamente pregona constantemente las bondades democráticas —declaradas enemigas de todo lo anterior y a la que deben su misma existencia― y se consagra como la más firme defensora de la economía liberal-capitalista de los Milton Friedman, los Wolfowitz, los Wolfenson, los Samuelsson, los Soros, los Rothschild, los Botín, etc., y demás gente expoliadora hebraica que tiraniza a nuestra raza. El judío como parásito, enemigo acérrimo de todo valor y estado genuinamente blanco/ario, es así glorificado por todos estos «patriotas» burgueses y «anticomunistas» consensuados de postín, los Ansón, Aznar, Conde, Marhuenda, Vidal, Losantos, Dávila, Abascal, García Serrano, López Schilling, Carlos Cuesta, Esperanza Aguirre, Juan Manuel de Prada, etc., a través de sus órganos de expresión plutocráticos (Intereconomía, El Toro TV, 7NN, 13 TV, Cope, Libertad Digital, Minuto Digital, Vocento, “La Gaceta”, “ABC”, “El Mundo”, “La Razón” y otras hierbas venenosas) infeudados por completo a los intereses y principios materialistas e ideológicos de la finanza cosmopolita judía. Saben muy bien que de esta determinada manera les es permitido por los dioses cabalistas proclamar a voz en grito sus folclóricos sentimientos «patrióticos» dentro de una economía globalizada que ellos mismos fomentan e invocar una supuesta «lucha nacional» (el ridículo «patriotismo constitucional»), sin ser vapuleados y defenestrados por los órganos de la prensa judía y los verdaderos detentadores del oro, al que sirven ciegamente desde siempre, lo quieran o no, lo sepan o no.

Precisamente se puede constatar que frente a la fauna que ha prosperado intelectualmente en España al calor de casi cinco décadas de dictadura marxista y demoliberal, ha conseguido «despegarse» un grupo de sesudos críticos cuyo empuje político sin embargo, ha encontrado acomodo en los sectores conservadores del capitalismo sionista más agresivo como es el caso de Intereconomía. Entre esta plantilla de alfiles de la «derechita valiente» que dan forma a este variado aunque reducido conglomerado, se encuentran individuos y líderes de opinión como el periodista «joseantoniano» Eduardo García Serrano, tránsfugas de la Nueva Derecha como José Javier Esparza, demócratas confesionales (y masón encubierto) como Juan Manuel de Prada, el ubicuo historiador Fernando Paz, colaborador de “La Gaceta”, el catedrático y experto en masonería Alberto Bárcena, algún ultra y ex Fejons reciclado (Kiko Monasterio, Javier Villamor, García Isaac, etc) y otros «teóricos» jovenlandesalizantes con los que se pretende dotar de «doctrina» y trasfondo «ideológico» a la «derecha auténtica» española (completamente fascinada con esa estrella de la telebasura llamada Donald Trump, genuino representante del «american way of life»), cuyo lenguaje en algunos momentos no hubiese desmerecido los mejores parabienes de los avezados cruzados ideológicos de la CIA durante los años más plomizos de la Guerra Fría.

El caso de Esparza es ilustrativo, ya que, disfrazado piadosamente ahora tras el cortinaje democrático que favorece todas sus ambigüedades, este dilitante alt right ―enfrascado en la «reconstrucción de la derecha española» a través de Vox, partido al que se halla afiliado— es el ejemplar de «disidente» (si es que lo fue en algún momento) más sobresaliente de cuantos en España han vendido su alma al Diablo a cambio de excelentes carreras profesionales que les garantice una vida cómoda y una nómina asegurada al final de cada mes, haciendo compatible su «idealismo» con un vasallaje sin límites al Sistema, mientras pontifica y gesticula como un «alternativo». Todos ellos hacen posible que la democracia judía, es decir, la dictadura del dinero, se prolongue y ruede sin estridencias, y que la derecha ―en cualquiera de sus múltiples tendencias, gamas, barnices o denominaciones— financiera, kosher y antinazi, uno de sus rostros de recambio, se eternice así en su parasitaria existencia.

En realidad, la máxima de Intereconomía, al margen de planteamientos ideológicos y jovenlandesalistas típicos de la derecha burguesa, son los intereses de la Bolsa y la defensa del Mercado, o lo que es lo mismo, la primacía del dinero y el culto a mammon como único valor supremo. Aunque este grupo es, al parecer, propiedad nominal de gentiles, como cualquier empresa periodística está en mayor o menor grado influenciado accionarialmente por capitalistas judaizados o adictos a la causa judía, o sea, todos elementos básicos del Sistema Plutocrático Sionista. Su espíritu bolsista y mercantilista queda claramente de manifiesto hasta en la misma cabecera del grupo. Y el Mercado no es más que un entorno económico dirigido por la ley del máximo beneficio.

Tanto el Grupo empresarial Intereconomía y Libertad Digital de Jiménez Losantos que se destacan precisamente por su línea ideológica neoliberal, son de la misma catadura que el FMI, el Banco Mundial, la Trilateral, el Banco Central Europeo, los inversores y especuladores de Wall Street, y de los que están aplicando sus normas de explotación salarial y laboral a los trabajadores con la finalidad de enriquecer a bancos, multinacionales, eléctricas y empresarios que esquilman literalmente al pueblo. El neoliberalismo es, sobre todo, un instrumento ideológico al servicio del capitalismo financiero judío apátrida y transnacional que trata de orientar el proceso de globalización por ellos impulsado, para su beneficio bajo la parodia democrática. Sus propósitos son los de justificar el dominio económico y político de la élite judía en el mundo y respaldar argumentalmente sus posibilidades de saqueo sin freno, es decir, su libre ir y venir por los confines de la tierra en un proceso depredador cuya magnitud no ha tenido hasta ahora precedentes. La libertad no existe en democracia. Ésta es sólo la hipocresía del Capital para justificar su dictadura del dinero y de los grupos de poder mundialistas y sionistas que lo manejan. Dentro de este contexto, Ariza y sus becarios telepredicadores son a la derecha lo que Polanco y la masonería a la izquierda, simplemente, han encontrado un sector en el que explotar sus negocios, especialmente en lo referente a sus conexiones políticas y económicas. Para Ariza, hasta hace poco compañero de viaje de judíos y masones, el fin justifica los medios.

Por otro lado, en cuanto a los infundios que atribuyen simpatías y concomitancias de este grupo con la ultraderecha clásica y convencional, nada hay de cierto. Por el contrario ésta ha sido completamente vetada en la práctica totalidad de sus órganos de información. Obviamente los responsables de este grupo han de tener instrucciones muy precisas al respecto para cubrirse las espaldas ante posibles acusaciones de facilitar el acceso mediático a la «extrema derecha», una opción políticamente desaparecida en España, que sin embargo no ha cejado en sus intentos por establecer fructíferos y candorosos amores con dicho grupo de comunicación.

Parece que últimamente este cortejo ha llegado a su climax, pues, Intereconomía, la televisión «orgullosa de ser de derechas», ha estado dando voz ―junto con otros medios de comunicación más inconfesables y deplorables como el periódico digital El Español, que ahora dirige el magnate del cuarto poder y masón Pedro J. Ramírez— a colectivos como Hogar Social Madrid, el clásico grupúsculo juvenil marginal de extrema-derecha (autotitulado «social-patriota») que quiere subirse a la ola de populismo palanganero neoconservador que recorre Europa (sufragado generalmente con fondos provenientes de países como Rusia e Israel, además de servir de apoyo no solo para las actividades desestabilizadoras encubiertas de sus agentes de inteligencia sino para sus intereses geoestratégicos) con la finalidad de ocupar el gran espacio dejado a la derecha por el Partido Popular. Es una hoja de ruta sobradamente conocida, con un claro precedente en nuestro país en el año 1939.

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?Para gastárselo en pilinguis, coca, casoplones y viajes con las amiguitas a New York?…..!!Ah no….que eso es por lo que le gusta tanto el dinero a la izquierdita!!


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Aunque el texto apenas lo va a leer nadie, conviene aclarar brevemente lo siguiente

Habria convenido primero un par de párrafos con lo importante y despues, si ves que interesa desarrollar más... se lo van a leer 2 si acaso pese a que es una pregunta interesante pero jorobar, MENUDO TOCHACO!!!
 
Yo de potemos conozco en mi ex pueblo autenticos depredadores sociales..
Se que algunos están vigilados pq han desaparecidos fondos ...y no se ha hecho nada..
Es más por ex podemitas el jefe de podemos de ese pueblo el macho cabrío viviendo a 5 minutos de la sede ..se iba a comer a restaurantes y luego pedía aportaciones ...

Eso seguro que nunca va a salir en la Sexta

Y así con todo.
 
No conozco a ni un solo comunista que no le encante el dinero.

De hecho, es mi detector de gente de izquierdas infalible: siempre están hablando de dinero.
Es algo obsesivo. Y si manejan ni que sea un poco, son muy propensos a los lujos.
Creo que ayer alguien colgó un meme que decía:

"
-¡Que levanten la mano los que ODIEN A LOS RICOS!
-Yo, yo, yoyoyoyoyoyoyoyo...
-Ahora, ¡que levanten la mano los que QUIERAN SER RICOS!
-(los mismos).
"

a la izquierdita le gusta el dinero pero el público

Lo PUBLICO es la pátina de jovenlandesalidad que aplican para disfrazar su tendencia natural a ROBAR lo que ellos no han producido y se creen en el derecho de disfrutarlo.
 
Última edición:
Porque el dinero es su única razón de existir.

La derecha hespañola,aka liberal,apareció en nuestra historia en el XIX robando la mitad de España en las desamortizaciones, esclavizando al campesinado, sembrando la discordia política entre españoles por primera vez en la historia,acabando con nuestras formas de gobierno tradicionales,vendiendo España a ingleses y gabachos y siendo testaferros de narizotas.
Cuando acabaron la revolución liberal y se asentaron en el poder se hicieron conservadores(conservadores de la revolución que ellos mismos habían perpetrado y ahora conservadores de la revolución de otros,siempre y cuando éstos les permitan seguir con sus negocios) A través de grandes donaciones a una iglesia, que no estuvo a la altura de las circunstancias, ésta les retiró la excomunión y pudieron esconder ante la historia todas sus fechorías.
Sin ésta sarama infecta en España jamás hubiese habido gente de izquierdas,pues son ellos y no los gente de izquierdas,que sólo son una consecuencia,nuestra gran cruz.
En la guerra y durante el franquismo,que sólo fue una especie de democracia Cristiana con sus particularidades,todavía tuvieron la desvergüenza de aprovecharse de la sangre derramada por España por los carlistas y los falangistas.
Hoy son abiertamente pro narizotas y les importa tres narices la desaparición del pueblo español si con esto pueden sacar un céntimo más.
Si algo bueno tienen los tiempos que estamos viendo es que a las élites internacionales ya les sobran las élites locales para el tenebroso mundo que están proyectando y ésta guano está sentenciada.
 
De hecho, es mi detector de gente de izquierdas infalible: siempre están hablando de dinero.
Es algo obsesivo. Y si manejan ni que sea un poco, son muy propensos a los lujos.
Creo que ayer alguien colgó un meme que decía:

"
-¡Que levanten la mano los que ODIEN A LOS RICOS!
-Yo, yo, yoyoyoyoyoyoyoyo...
-Ahora, ¡que levanten la mano los que QUIERAN SER RICOS!
-(los mismos).
"



Lo PUBLICO es la pátina de jovenlandesalidad que aplican para disfrazar su tendencia natural a ROBAR lo que ellos no han producido y se creen en el derecho de disfrutarlo.
Si siempre hablan de dinero y sin él no serían nada...
 
Una maravilla de ladrillo que seres basados en la química del carbono con poca o nula actividad cerebral te lo pueden llegar a comprar, si es que lo entienden. Oh bueno, basta prometerles el Nirvana socialista y decirles lo malos que son los que tienen dinero, que los convencen igual.

Ahora responde, dado que el dinero es tan malo:
  1. el motivo por el que la izquierda quiere tanto ese dinero;
  2. si los izquierdistas, vagos y maleantes, no trabajan para conseguir ese dinero que es tan malo, el motivo por el que los que trabajan y se esfuerzan tienen que ser esquilmados para mantener un puñado de bocas abiertas, gandules, mediocres, buenosparanada...
 
Habria convenido primero un par de párrafos con lo importante y despues, si ves que interesa desarrollar más... se lo van a leer 2 si acaso pese a que es una pregunta interesante pero jorobar, MENUDO TOCHACO!!!
Lo sé, pero gracias por sus recomendaciones. El texto era algo más extenso pero intenté abreviarlo lo máximo posible. Soy conciente que apenas lo va a leer nadie de manera íntegra.
Lo que está claro, es que basta que el poder del dinero sea objeto de una mera y superflua crítica para que los elementos derechistas salten como un resorte.
 
Última edición:
Aunque el texto apenas lo va a leer nadie, conviene aclarar brevemente lo siguiente:

En la derecha democrática se sitúan por lo general los partidos más genuinamente representativos de la burguesía tradicional, tanto por su mensaje como por la procedencia social de su voto. No obstante, tras la verborrea de la derecha clásica, jovenlandesalista unas veces y modernizante otras, según aconsejen las circunstancias, no hay otra cosa que lo que ha habido siempre, es decir, afán de lucro, codicia desmedida, voluntad de dominio y, en definitiva, el más abyecto espíritu materialista. Así como los liberales son liberales con el comportamiento sensual pero no con las prácticas empresariales; los conservadores quieren preservar la cultura y la tradición, pero también están a favor de la economía de libre mercado y los intereses especuladores y bolsistas, que socaban las bases de nuestra raza y civilización. Solo desde la necedad o la hipocresía puede mantenerse que el capitalismo, auténtica esencia del alma burguesa, es compatible con religiosidad o rectitud jovenlandesal alguna como postula la derecha.

En la evolución del capitalismo se pueden distinguir claramente dos fases. En la primera, ascendente, la burguesía se afirma a través de unos valores sólidos, como la religión, la familia, la patria, etc. En la segunda fase, en la que el dominio es prácticamente absoluto y que se corresponde con la gran expansión del capitalismo, dichos valores y ciertas virtudes de las que también hacía gala, como la honradez y la decencia, dejaron de serle útiles, convirtiéndose más bien en trabas de las que era preciso desembarazarse. Esta tarea de demolición, que culminó en los movimientos contraculturales de los años 60, la llevó a cabo la izquierda y la continúa realizando hoy, lo que ha permitido que los sectores burgueses más conservadores sigan disponiendo de los valores aludidos y puedan acudir nuevamente a ellos cuando la coyuntura lo requiera. Por lo tanto, si la derecha representa los postulados convencionales del capitalismo primitivo, la izquierda enarbola los infravalores ideológicos alumbrados por el capitalismo expansivo y globalista vigente en la actualidad.

Hitler ya señalaba la farsa del supuesto patriotismo de los conservadores alemanes. «Simular una pasión nacional le sienta tan bien a nuestra desapasionada y corrompida burguesía como a una vieja meretriz la mímica del amor. Todo es ficción en ellos» (Raza y Destino, 1928). Porque al margen de su discurso patriotero y jovenlandesalizante, sin ninguna salvedad, estos acaban a la postre siendo reemplazados o traduciéndose en una sucesión de cifras, tantos por ciento, estadísticas y porcentajes económicos, sin que parezca existir nada que interese o preocupe más a esta clase de señoritos, millonarios y patriotas de puro y clavel que la marcha de la economía. Esto ha generado siempre, de manera inequívoca, una sociedad injusta, clasista, deshumanizada, obsesionada por el lujo y el dinero, terreno idóneo para las tramas de la masonería y sus mafias empresariales.

Lógicamente el pesebre conservador, tan adicto al dinero y vacío siempre de contenido ideológico y no digamos realmente alternativo, acaba defendiendo los mismos planteamientos y postulados igualitaristas y antirracistas que la extrema izquierda, consolidando así el caos racial que la entrada masiva de pagapensiones extraeuropeos ha generado en la actualidad y que tan felices hace siempre a los judíos, al haberse apartado de los más elementales criterios y puntos de vista raciales. El valor de la sangre, la idea de la personalidad y el instinto de autoconservación amenazan así lentamente con perderse para el pueblo español. Es lógico que el judío acoja con especial complacencia semejante situación, ya que únicamente sobre el bastardeamiento y «negrificación» de la población española, que descansa sobre los cimientos que la infusión de sangre nórdica ha creado en el curso de los siglos, podrá el judío —inclinado naturalmente hacia el capitalismo y la especulación financiera― alzarse de manera triunfal en su afán de dominación. Una vez que los últimos restos de esta sangre nórdica queden eliminados, la faz de la cultura europea quedará completamente modificada, puesto que la consecuencia lógica de este abominable mestizaje es un descenso del valor racial de nuestro pueblo, y el resultado definitivo, la decadencia —hoy más visible que nunca―, es decir, la pérdida de todas esas virtudes que condicionan la grandeza de una civilización, garantizan su existencia y promueven su futuro. La continuación de este estado de cosas ―mezcla racial y dominación financiera—, significa únicamente nuestra desaparición.

Y resulta sorprendente constatar como en esa política de pervertir las bases biológicas y raciales de la sociedad, en este caso la española, van de la mano con masones, izquierdistas y separatistas con quienes comparten la misma e implacable determinación a la hora de combatir y reprimir el patriotismo racial, anticapitalista, y cualquier manifestación política de signo nacionalsocialista. Añade nuevamente Hitler en otro párrafo a propósito de dichos partidos «nacionales» y «patrióticos» de origen burgués y democrático: «Luchan contra cualquiera que se oponga a la adulteración de la sangre de nuestro pueblo y persiguen a todo alemán que combata contra la desgermanización, negrificación y judaización de nuestro pueblo en las grandes ciudades, procesos que ellos mismos instigan y patrocinan».

Así, todas estas fuerzas demoliberales y neoconservadoras, ya sea por infiltración judía y masónica en su dirección, por acatar los principios del capital y la democracia (o sea, los principios judeo-materialistas), por ignorancia supina de su clase dirigente, por sugestión provocada o por simple sumisión, aburguesamiento o envenenamiento al mundo moderno, se les «perdona» la vida y se les permite participar de las triquiñuelas parlamentarias al ser su concepción política completamente estéril (ya sea de tipo nacional, internacional o económica) como valiosa en términos judeo-liberales y hasta marxistas, al confraternizar con los mismos. Pretenden rescatarnos del «matrix progre» para sumergirnos en el «matrix liberal», que viene a ser lo mismo solo que con otro barniz.

Esta ya antigua asociación con el judaísmo mercantilista ha convertido pública y oficialmente a la derecha neoliberal y antifascista kosher en los principales testaferros de la economía de mercado y en los más firmes valedores del Estado terrorista de Israel, mientras que al mismo tiempo sus medios de difusión no cesan en sus histéricas condenas contra el antisemitismo o el racismo, siendo los mass media liberales donde dichos anatemas acaban encontrando el mayor eco.

Así nos encontramos a los supuestos «adversarios» en el terreno periodístico —“EL PAIS”, “La Gaceta”, “El Mundo”, “Público”, etc.―, defendiendo idénticos planteamientos en esta materia de condena unánime. Una extraña coincidencia de los «mass media» democráticos, que una vez eliminado el peligro común —el Fascismo en este caso, tan fantasmagórico como hábilmente recurrente―, reanudarán la implacable guerra de clanes por hacerse con el mayor control y monopolio del pastel informativo dentro del más puro esquema capitalista. Y es que el espantajo de la «amenaza fascista» y «antidemocrática» es utilizado por el Sistema y sus propagandistas para descalificar, con fundamento o sin él, todo aquello que pretenda oponerse a su orden corrupto. De hecho, esta táctica viene siendo utilizada regularmente desde hace décadas, con resultados óptimos, pues el mecanismo psicológico, pese a su simpleza, es de una eficacia temible. Por tanto, quien albergue alguna duda sobre los intereses a los que sirven los «mass media» no tiene más que mirar a su alrededor y buscar alguno mínimamente destacado que mantenga una línea ideológica opuesta al modelo vigente.

A través de sus canales de información, la prensa nacional-burguesa se pretende constituir en la defensora de la familia, de los valores jovenlandesales, y hasta del honor nacional, mientras paralelamente pregona constantemente las bondades democráticas —declaradas enemigas de todo lo anterior y a la que deben su misma existencia― y se consagra como la más firme defensora de la economía liberal-capitalista de los Milton Friedman, los Wolfowitz, los Wolfenson, los Samuelsson, los Soros, los Rothschild, los Botín, etc., y demás gente expoliadora hebraica que tiraniza a nuestra raza. El judío como parásito, enemigo acérrimo de todo valor y estado genuinamente blanco/ario, es así glorificado por todos estos «patriotas» burgueses y «anticomunistas» consensuados de postín, los Ansón, Aznar, Conde, Marhuenda, Vidal, Losantos, Dávila, Abascal, García Serrano, López Schilling, Carlos Cuesta, Esperanza Aguirre, Juan Manuel de Prada, etc., a través de sus órganos de expresión plutocráticos (Intereconomía, El Toro TV, 7NN, 13 TV, Cope, Libertad Digital, Minuto Digital, Vocento, “La Gaceta”, “ABC”, “El Mundo”, “La Razón” y otras hierbas venenosas) infeudados por completo a los intereses y principios materialistas e ideológicos de la finanza cosmopolita judía. Saben muy bien que de esta determinada manera les es permitido por los dioses cabalistas proclamar a voz en grito sus folclóricos sentimientos «patrióticos» dentro de una economía globalizada que ellos mismos fomentan e invocar una supuesta «lucha nacional» (el ridículo «patriotismo constitucional»), sin ser vapuleados y defenestrados por los órganos de la prensa judía y los verdaderos detentadores del oro, al que sirven ciegamente desde siempre, lo quieran o no, lo sepan o no.

Precisamente se puede constatar que frente a la fauna que ha prosperado intelectualmente en España al calor de casi cinco décadas de dictadura marxista y demoliberal, ha conseguido «despegarse» un grupo de sesudos críticos cuyo empuje político sin embargo, ha encontrado acomodo en los sectores conservadores del capitalismo sionista más agresivo como es el caso de Intereconomía. Entre esta plantilla de alfiles de la «derechita valiente» que dan forma a este variado aunque reducido conglomerado, se encuentran individuos y líderes de opinión como el periodista «joseantoniano» Eduardo García Serrano, tránsfugas de la Nueva Derecha como José Javier Esparza, demócratas confesionales (y masón encubierto) como Juan Manuel de Prada, el ubicuo historiador Fernando Paz, colaborador de “La Gaceta”, el catedrático y experto en masonería Alberto Bárcena, algún ultra y ex Fejons reciclado (Kiko Monasterio, Javier Villamor, García Isaac, etc) y otros «teóricos» jovenlandesalizantes con los que se pretende dotar de «doctrina» y trasfondo «ideológico» a la «derecha auténtica» española (completamente fascinada con esa estrella de la telebasura llamada Donald Trump, genuino representante del «american way of life»), cuyo lenguaje en algunos momentos no hubiese desmerecido los mejores parabienes de los avezados cruzados ideológicos de la CIA durante los años más plomizos de la Guerra Fría.

El caso de Esparza es ilustrativo, ya que, disfrazado piadosamente ahora tras el cortinaje democrático que favorece todas sus ambigüedades, este dilitante alt right ―enfrascado en la «reconstrucción de la derecha española» a través de Vox, partido al que se halla afiliado— es el ejemplar de «disidente» (si es que lo fue en algún momento) más sobresaliente de cuantos en España han vendido su alma al Diablo a cambio de excelentes carreras profesionales que les garantice una vida cómoda y una nómina asegurada al final de cada mes, haciendo compatible su «idealismo» con un vasallaje sin límites al Sistema, mientras pontifica y gesticula como un «alternativo». Todos ellos hacen posible que la democracia judía, es decir, la dictadura del dinero, se prolongue y ruede sin estridencias, y que la derecha ―en cualquiera de sus múltiples tendencias, gamas, barnices o denominaciones— financiera, kosher y antinazi, uno de sus rostros de recambio, se eternice así en su parasitaria existencia.

En realidad, la máxima de Intereconomía, al margen de planteamientos ideológicos y jovenlandesalistas típicos de la derecha burguesa, son los intereses de la Bolsa y la defensa del Mercado, o lo que es lo mismo, la primacía del dinero y el culto a mammon como único valor supremo. Aunque este grupo es, al parecer, propiedad nominal de gentiles, como cualquier empresa periodística está en mayor o menor grado influenciado accionarialmente por capitalistas judaizados o adictos a la causa judía, o sea, todos elementos básicos del Sistema Plutocrático Sionista. Su espíritu bolsista y mercantilista queda claramente de manifiesto hasta en la misma cabecera del grupo. Y el Mercado no es más que un entorno económico dirigido por la ley del máximo beneficio.

Tanto el Grupo empresarial Intereconomía y Libertad Digital de Jiménez Losantos que se destacan precisamente por su línea ideológica neoliberal, son de la misma catadura que el FMI, el Banco Mundial, la Trilateral, el Banco Central Europeo, los inversores y especuladores de Wall Street, y de los que están aplicando sus normas de explotación salarial y laboral a los trabajadores con la finalidad de enriquecer a bancos, multinacionales, eléctricas y empresarios que esquilman literalmente al pueblo. El neoliberalismo es, sobre todo, un instrumento ideológico al servicio del capitalismo financiero judío apátrida y transnacional que trata de orientar el proceso de globalización por ellos impulsado, para su beneficio bajo la parodia democrática. Sus propósitos son los de justificar el dominio económico y político de la élite judía en el mundo y respaldar argumentalmente sus posibilidades de saqueo sin freno, es decir, su libre ir y venir por los confines de la tierra en un proceso depredador cuya magnitud no ha tenido hasta ahora precedentes. La libertad no existe en democracia. Ésta es sólo la hipocresía del Capital para justificar su dictadura del dinero y de los grupos de poder mundialistas y sionistas que lo manejan. Dentro de este contexto, Ariza y sus becarios telepredicadores son a la derecha lo que Polanco y la masonería a la izquierda, simplemente, han encontrado un sector en el que explotar sus negocios, especialmente en lo referente a sus conexiones políticas y económicas. Para Ariza, hasta hace poco compañero de viaje de judíos y masones, el fin justifica los medios.

Por otro lado, en cuanto a los infundios que atribuyen simpatías y concomitancias de este grupo con la ultraderecha clásica y convencional, nada hay de cierto. Por el contrario ésta ha sido completamente vetada en la práctica totalidad de sus órganos de información. Obviamente los responsables de este grupo han de tener instrucciones muy precisas al respecto para cubrirse las espaldas ante posibles acusaciones de facilitar el acceso mediático a la «extrema derecha», una opción políticamente desaparecida en España, que sin embargo no ha cejado en sus intentos por establecer fructíferos y candorosos amores con dicho grupo de comunicación.

Parece que últimamente este cortejo ha llegado a su climax, pues, Intereconomía, la televisión «orgullosa de ser de derechas», ha estado dando voz ―junto con otros medios de comunicación más inconfesables y deplorables como el periódico digital El Español, que ahora dirige el magnate del cuarto poder y masón Pedro J. Ramírez— a colectivos como Hogar Social Madrid, el clásico grupúsculo juvenil marginal de extrema-derecha (autotitulado «social-patriota») que quiere subirse a la ola de populismo palanganero neoconservador que recorre Europa (sufragado generalmente con fondos provenientes de países como Rusia e Israel, además de servir de apoyo no solo para las actividades desestabilizadoras encubiertas de sus agentes de inteligencia sino para sus intereses geoestratégicos) con la finalidad de ocupar el gran espacio dejado a la derecha por el Partido Popular. Es una hoja de ruta sobradamente conocida, con un claro precedente en nuestro país en el año 1939.

Ver archivo adjunto 1437188

Alguna fuente de las afirmaciones de que Pedro J Ramírez y De Prada son masones?
 
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