La torre más alta de Bilbao en Garellano pone a cota cero la deuda de Ría 2000
Aburto destaca el trabajo institucional realizado para liquidar los hasta 200 millones de euros que llegó a deber
La UTE formada por las empresas Inversiones y Servicios Arrasate, S.A. y Construcciones Urrutia, S.A. construirán la
quinta torre y más alta en Garellano por un importe de 50,3 millones de euros, IVA y gastos excluidos.
En la oferta presentada, esta UTE se compromete a contratar el proyecto básico y de ejecución con el equipo de arquitectura RSHP, liderado por Richard Rogers. El director gerente de Bilbao Ría 2000, Ángel Nieva, ya indicó cuando se abrió el plazo para la presentación de ofertas que las bases de la licitación contemplaban “el interés de la sociedad y del Ayuntamiento de que el edificio se construya siguiendo este proyecto”, pero admitió que “la decisión última la debía adoptar el promotor”.
De hecho, las bases contemplaban en este segundo supuesto, según explicó Nieva, que los promotores deberían pagar una indemnización de 185.000 euros al estudio de arquitectura británico de rechazarse. Dado que la adjudicataria ha decidido desarrollar lo impulsado por el estudio de arquitectura británico no será necesario pagar indemnización alguna. Ahora, la empresa adjudicataria deberá depositar en un plazo de cinco días desde la notificación del acuerdo de adjudicación una garantía por el 5% del importe de adjudicación de la parcela. En un plazo máximo de cuatro meses se formalizará una opción de compra por un valor ligeramente superior a los 6 millones de euros.
La citada parcela tiene capacidad para albergar un total de 198 viviendas libres en una torre de 119 metros de altura en 36 plantas que será el edificio residencial más alto de Euskadi. El rascacielos ha sido diseñado con la pretensión de que sea un nexo de unión urbanístico, una especie de rótula sobre la que pivotará la nueva plaza que se va a generar con la estación de autobuses soterrada y el nuevo barrio de Garellano que culminará la propia torre.
El bloque se caracteriza por contar con cuatro fachadas, cada una de un tamaño diferente y adaptada a la dirección en que está orientada. En todas ellas, los balcones y miradores son elementos importantes, dando variación a las fachadas para que cada propietario identifique su vivienda, según el proyecto. En cuanto al frente que mirará a la futura plaza de Termibus, se desarrolla escalonado. Justo a su espalda, el edificio ha sido diseñado en un paño único con balcones que miran al monte Kobetas, mientras que los otros dos lados del edificio son los más estrechos. El que menos metros tiene se observará desde la calle Gurtubay.