Estaba esperando la cola para pagar cuando... ¡Sorpresa! Viene un perro grande a olerme los pies
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¡Un perro! ¡Dentro del local!
- Tranquilo que no hace nada. Rufo estate quieto.
Fumm, patadita para alejarlo (no la patada giratoria para mandar al perro a la estratosfera, sino patada de aléjate bicho de los narices y no me chupes porque me cago tu fruta especie).
- ¡EeeehhhHHHeHH! ¡eeeEHHHH! (ya conocéis el eeehh mágico con el que las mujeres pretenden paralizar cualquier cosa que no les gusta desde la distancia).
- ¡Oye, que el perro no te ha hecho nada!
- Y yo tampoco. Si se lo llego a hacer te tienes que comprar otro.
Bueno, resumiendo... movida.
Dependienta (con tatuajes, piercings y supongo que la flauta en casa):
- Pues mi perro es mejor que muchas personas (insinuando que yo soy una mala persona por no permitir que el perro restriegue su hocico despues de haberle estado masajeando el ojo ciego a otros perros, o quizá queriendo decir que su familia es una piara de animales).
¡Pero qué narices!
Según el encargado, ese Decathlon es desde hace nada "pet friendly". Que significa que puedes llevar animales dentro. Perros, boas, yeguas, agapornis, cerdos... Y que es decisión de cada establecimiento permitir o no la convivencia con animales como si fuéramos salvajes en el siglo XIII.
Entonces está muy claro. Decathlon deja de ser "Profesor.Poopsnagle friendly" y acto seguido paso a comprar todo lo que necesite de deporte en Amazon.
Nos hemos visto. me gusta la fruta.
