Por lo visto discutían por un tema relativo al clásico debate filosófico sobre la mente.
Uno apoyaba la tesis materialista, resaltando como origen de las opiniones o los gustos personales, al sistema nervioso y la sustancia cerebral. Equiparando la mente al puro órgano cerebral.
El otro cani justificaba el origen no determinado de determinados impulsos humanos al término alma. Lo que la filosofía ha denominado mente; donde el punto determinante es dar por sentado que el ser humano es algo más que un animal bípedo, y existe una parte no medible ni cuantificable, dejando la puerta abierta sobre la existencia de una especie de espíritu de Dios encarnado.
Ante tal discrepancia, los ánimos se encendieron y llegaron al término que podemos observar.
Y viendo como se manejan, puedo decir sin ninguna duda, que el cani de la escuela materialista es el que lleva razón, porque aquí solo veo a dos monos sin el mínimo de ánima ni conciencia incorpórea.
Saludos