Creo que es correcto lo que dices, las empresas quieren ganar dinero y se suben a la ola que haga falta subirse, no hay más. No pretenden cambiar el mundo ni están pensando en aleccionar al personal.
Pero falta una variable en esa ecuación: son los gobiernos del mundo occidental los que hacen parecer que esta nueva corriente (feminismo, racismo, ecologismo) son los temas que interesan al público. Y las empresas han caído en la trampa de cambiar sus políticas para contentarlos, con resultados nefastos
Y no, no es en absoluto así. Las empresas están acojonadas por la cultura de la cancelación, algo que no tenemos interiorizado los que no vivimos esa esclavitud. Que (por seguir el ejemplo...) se gasten toneladas de dólares en una película y surjan hilos con millones de lectores donde se les acuse de que no hay las suficientes mujeres, personas de color o gays y enseguida se empiece a hablar de lo homófobos o machistas que son. Que unos fulastres al otro lado del teclado puedan tirar por tierra el trabajo de miles de personas por su capacidad para jorobar al personal.
Es una auténtica inquisición, en las que las empresas para hacer su trabajo tienen que cumplir con los guardianes de la moral de occidente so pena de que su trabajo sea tirado a la basura, sea bueno o malo. Y es un horror, y pasa a todos los niveles, y nos hemos acostumbrado. Pero imaginémonos a unos directivos tomando decisiones, después de gastarse millones en producir películas algo tan sumamente aleatorio y pueril como una opinión público dirigida por unos pocos puede arruinar cualquier proyecto.
De ese caldo de cultivo han sacado una consecuencia terrible para sus intereses: pensar que DE VERDAD eso es lo que quiere la gente. No, son los políticos y sus hordas interneteras los que están dando todo el día la matraca con el tema, pero en absoluto es lo que espera el público 'de verdad', el que se rascaría el bolsillo por ver una buena película.
Porque se olvidan de que los políticos tienen la posibilidad de quitarle a la gente el dinero por todo el morro para apoyar la causa que les de la gana, regarla con dinero, y hacer que sea monotema en sus medios atláteres. Pero eso no implica (ni mucho menos!) que sea lo que piensa una mayoría de la población, por mucho que pueda paracerle
Disney, Gillette o Netflix (y muchos otros...) están cayendo en la trampa. En vez de enfrentarse a esa realidad paralela que son hoy las redes y los medios de comunicación, se han creído el mensaje. Ok, la mayor preocupación del mundo occidental es el feminismo. Contemos pues el número de mujeres de nuestras películas, analicemos su papel social y sus valores, critiquemos (como hizo Gillette) los estereotipos de la masculinidad. Es decir, pivotemos nuestra creación de riqueza en torno a una ideología, algo que a nivel empresarial es simplemente absurdo.
Y eso les hace caer al pozo, porque esta visión está a años luz de la propia realidad. Creo que fue Gramsci el que dijo que la percepción era más importante que la propia realidad, y han caído en esa trampa. Se han creído que era la forma de sobrevivir a ese temporal, y se han pegado una leche del catorce.
Eso no quiere decir que no tenga que ser dolido (y mucho!) sobrevivir en este ambiente, más aún con una esa época en el 2020 de la que yo le hablo en la chepa. Pero quizás precisamente de esa necesidad que ha traído el el bichito pueda surgir un movimiento global por parte de las empresas que les haga de una vez romper las cadenas de los censores del SJW y empezar a hacer lo que antes hacían tan bien.
Y ojalá que también los estados, ahora que van a tener problemas económicos, empiecen a priorizar y manden a tomar por saco los mayores lobbies que haya visto la historia de la humanidad.
Y que conste que fueron los políticos los que les abrieron las puertas y les regaron con dinero, pensando que esos cuervos no les sacarían los ojos. Pero se los están sacando, de una u otra forma. Ya veremos cuando no haya pasta (que empieza a no haberla...) y tengan que recortar sí o sí ciertos chiringuitos. Anda que no van a sufrir en propias carnes la violencia de esta ralea.
Mi sensación es que el mundo entero está hasta los narices de la corrección política, y por mucho que en USA ahora esté con el BLM, por mucho que aún no hayamos empezado ni siquiera el retroceso, el ciudadano medio está tan absolutamente harto de todos estos temas que yo aplaudo que empresas que pudieron considerarse cómplices den pasos hacia la normalidad.
Porque no nos engañemos, que se hayan subido a este carro (equivocadamente...) no es por voluntad propia, sino por la enorme presión que absurdamente se ha hecho sobre ellas. No solo tenían que hacer buenos productos, sino que contentar a miles de fulastres que con una frase buenista en twitter eran capaces de ponerles en el punto de mira y hacer bajar sus ventas.
Ahora que se lamen las heridas, ojalá hagan un giro de 180º y esos inquisidores de la moral sean obviados completamente.
