Ese vendehumismo especializado funciona muy bien cuando hay un clima de optimismo en las empresas y la sociedad. Todo el mundo busca que lo vean o conseguir tarjetas "importantes".
Cuando no se mueve ni el pelo de una vaca, la cosa es muy diferente y cuesta justificar el pago de sumas bochornosas por ir a escuchar -por vez número veinte- a Gorvachov o al "listillo de moda".
Creo que, económicamente les será un fiasco.
De todos modos, a nivel de asistencia eso no se puede medir "desde afuera" porque, si hay pocas inscripciones se regalan entradas hasta conseguir un anfiteatro lleno y dar la necesaria sensación de "éxito".