Occidente no puede ayudar a África porque no quedan soluciones que no se hayan probado y fracasado

Israel Gracia

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Kim du Toit (R) Cuando toca analizar los problemas de África, Occidente desconecta la lógica y los análisis más precisos se hacen imposibles. Esta desconexión la provoca el concepto de lo que es la vida en Occidente (es preciosa, ha de ser protegida a cualquier coste…) en comparación con la manera en la que la vida y la fin son contempladas en África. Voy a explicar mi posición.
En África la vida es barata. Hay tantas manera de morir en África que la fin es algo mucho más común que en Occidente. Puedes morir de tantas cosas, serpientes, insectos, animales salvajes atacando, enfermedades, hambre, intoxicación alimentaria…La lista no tiene fin. Una vez hubo más muertos por ataques de cocodrilos que por armas de fuego en África, por ejemplo. Ahora añadamos las típicas tragedias humanas (asesinatos, asaltos, guerras y demás) y podemos empezar a entender por qué la esperanza de vida de un africano es tan baja. Horriblemente baja de hecho si quitas a los jovenlandeses blancos de las estadísticas (suelen vivir en zonas más civilizadas, y tener comportamientos y actitudes occidentales). Para terminar, añade la aberrante incidencia del SIDA a la ecuación y tenemos que cualquier nacido en el África Negra este siglo alcanzará con suerte los 40 años de vida.
He vivido más de 30 años en África. Por crecer ahí tengo muchas cosas de África que no existen en Occidente. La actitud relajada hacia la fin es una. Otra es el miedo atroz a las serpientes.
Así que gracias a mi pasado africano, es raro que me conmueva ver la fin a menos que sea un accidente o afecte a alguien cercano. La fin cuando afecta a gente desconocida es algo que simplemente ignoro. De mi círculo cercano de más o menos 18 amigos con los que crecí y a los que considero los míos, sólo diez sobreviven hoy y ninguno de ellos ha sobrepasado los 50 años.
Dos amigos murieron al pisar un campo minado estando en el ejército en Namibia. Tres murieron en horribles accidentes de coche (y aunque esto no sólo pasa en África, uno de ellos sucedió por un antílope que entró volando por el parabrisas y empaló a mi amigo con las pezuñas, no es precisamente el accidente de tráfico típico en por ejemplo, Florida). A otro le mordió una serpiente venenosa y murió de un ataque al corazón. Otro también murió de un ataque al corazón pero era un borracho sin remedio. Dos fueron asesinados por criminales. El último salió con su tabla de surf un día y nunca lo volvimos a ver. ¿He mencionado que hay muchísimos tiburones en las costas de África y en los ríos más grandes?
Mi situación no es poco común en Sudáfrica. Creo que otros podrían mostrar unas cifras aún peores.
La lista de muertos no se queda sólo en mis amigos. Cuando aún vivía en Johannesburg, los periódicos sacaban cada día historias de gente devorada por leones o atacada por tribus rivales o muriendo por alguna enfermedad inexplicable (antes del VIH-SIDA) y en general, gente que sucumbía ante alguna de las respuestas que tiene África a la explosión demográfica. Añadamos a las cifras de muertos el crimen, la pobreza, la enfermedad, el hambre, el tráfico y la policía y ya empiezas a coger la idea.
Mi historia del sur muy sur favorita es de después de haber abandonado el país. Un ejecutivo americano aceptó un trabajo ahí y en su primer día, se podía leer en el periódico el siguiente titular: encontrados tres cuerpos sin cabeza.
Al día siguiente: encontradas tres cabezas.
El tercer día: las cabezas no pertenecen a esos cuerpos.
Son cosas que no te puedes inventar. Es África.
El resultado de todo esto es que la fin es tratada de forma mucho más relajada por los jovenlandeses que por los occidentales. Yo, y también sospecho que al resto de jovenlandeses le pasa igual, estoy totalmente insensibilizado cuando leo o veo las noticias sobre el sufrimiento africano, da igual el motivo. ¿La sequía hace que las cosechas se arruinen y entonces miles de personas van a pasar hambre? Sí, eso ha pasado muchas veces cuando era pequeño. ¿Rivalidades tribales y guerras que causan matanzas brutales? Sí, ha estado pasando durante miles de años antes de que los blanquitos llegaran ahí. ¿Gobiernos corruptos enriqueciéndose mientras su población pasa hambre? Unas nueve o diez veces. A lo largo de mi vida han pasado las siguientes tragedias provocando millones de muertes; hambruna en Biafra, genocidio en Ruanda, guerra en Angola, inundaciones en Sudáfrica, hambruna en Somalia, guerra en Sudán, hambruna en Etiopía, inundaciones en Mozambique, matanzas en Uganda y peleas tribales en todos y cada uno de los países de África. Hay más, pero creo que no hace falta contarlo.
Sí, también es algo que ha pasado en Europa. Quizá hace 1000 años. Pero ya no. Y Europa no tiene cocodrilos ni serpientes venenosas ni nada de eso.
Los holandeses han controlado las inundaciones. En toda Europa está bajo control las hambrunas, ya no existen. Quitando un par de ejemplos de matanzas masivas (Alemania nancy y Rusia Comunista) Europa desde 1700 no se parece en nada a la África de hoy. Incluso los asesinatos son algo extraño en Europa mientras que son comunes en África.
Más aún, Occidente ha evolucionado a una sociedad con un sistema de gobierno estable que se guía por sus leyes y que respeta los derechos y la vida de los individuos. Cosa que no sucede en África.
Muchos de nosotros tenemos un dicho que acompañamos normalmente de un encogimiento de hombros; África vuelve a ganar. Esto lo solemos decir después de algún incidente como: “Un querido misionero es descuartizado por su congregación sin motivo aparente”.
“Un jefe de una tribu prefiere que los suyos mueran de hambre a aceptar comida de la Cruz Roja” (significaría que no es todopoderoso)
“Un país entero se muere de hambre mientras su gobernante acumula riquezas en bancos extranjeros”
“Un nuevo gobierno toma el poder, promete democracia, elecciones libres” (Siempre que la libertad no se aplique a la otra tribu; la otra tribu toma el poder mediante un golpe de estado sangriento y entonces destruye a la tribu anterior) Etc, etc, etc, ad nauseam, ad infinitum.
Las perspectivas son malas porque esta violencia no tiene pinta de terminar en ningún momento. Las conclusiones son igualmente nefastas porque sinceramente, no hay ninguna respuesta a los problemas de África. No quedan soluciones que no se hayan probado y fracasado.
Si vamos al CIA World Fact Book, escogemos cualquier país africano (Kenia, Tanzania, Malawi…) y lo comparamos con cualquier país Occidental (Portugal, Italia, España, Irlanda…). Las diferencias son brutales y se harán más grandes, no más pequeñas. De hecho se han hecho más grandes desde los 60 cuando la mayoría de los países de África consiguieron su independencia. Nosotros, con esto quiero decir Occidente, hemos intentado muchas formas de ayudar a África. Todos los intentos han fallado.
La caridad no es la respuesta. El dinero simplemente se lo queda el primero, o el segundo o el tercero en recibirlo. Más de 17 países vieron cómo su renta per cápita caía entre 1970 y 2000 a pesar de recibir más de 100.000 millones del Banco Mundial.
La comida no se reparte. O porque no hay infraestructura de transportes o porque el mandatario local la retiene para que la gente pase hambre y se someta.
El material se rompe, roba o vende por una fracción de su valor. El resultado de décadas de ayuda internacional ha resultado en una infraestructura continental que, quitando Sudáfrica, no podría mantener en funcionamiento una ciudad occidental de tamaño medio.
La conclusión es inevitable, resignación. Esto va contra nuestros instintos humanos de solidaridad. Nos hemos acostumbrado a liberar al mundo de este o aquel problema como la viruela, la polio o cualquier otra y aceptar que fracasamos nos resulta anatema. Si trasladamos esto a un escenario africano, veríamos cómo la banderilla de la polio no funciona porque algún mandamás impide que los niños se vacunen o un temeroso jefe de alguna tribu hace lo mismo. O porque no hay carreteras. O porque los criminales roban las banderillas para venderlas. Si se encontrase una cura para el SIDA mañana y se ofreciera gratuitamente a todas las naciones de África, la enfermedad crecería casi al mismo ritmo y menos aún se revertiría. Tendrías que vacunar a todos los menores de dos años que pudieras y olvidarte de las dos generaciones más viejas.
Así que sólo hay una respuesta, y es una respuesta brutal; aceptar que no está en nuestro poder cambiar África.
Tenemos cosas mejor que hacer y a veces lo único que tienes que decir es: “No puedo hacer nada al respecto”.
La violencia, la crueldad, la corrupción, la duplicidad, el salvajismo y la incompetencia es endémica en todo el continente. Es como un anatema para cualquier persona que tenga más de dos neuronas que la imaginación civilizada simplemente se bloquea cuando se enfrenta con la ubicuidad y la enormidad del problema y el tratar de arreglarlo. Los medios occidentales ni siquiera deberían molestarse en informar del asunto. Lo único que hacen es despertar nuestros horrores y la necesidad instintiva de hacer algo. Y todo se ha intentado ya y ha fracasado. Todo, excepto por supuesto, dejarles a su rumbo.
Todo lo que tenemos que hacer es asegurarnos de que nada de África se trasplante a Occidente porque el riesgo para nuestra sociedad sería enorme si así sucede. Tengo que decir que muchas iglesias americanas pretenden llevar refugiados jovenlandeses a los EEUU y que muchas iglesias europeas pretenden lo mismo en Europa. Error. Recuerden mis palabras; esta caridad mal entendida se revolverá contra nosotros para mordernos a lo grande.
Sería incluso peor pensar que el primitivismo de África encierra algún tipo de respuestas para Occidente. Créanme en esto; no hay nada que nos pueda dar África y que Occidente no haya probado antes y fracasado. Nada que no sean retrocesos o que no sea peor que lo que tengamos ahora o que lo contradiga.
Aquí va mi solución al fiasco africano: un muro rodeando toda Europa.
Inevitablemente los seguidores de Kissinger y la realpolitik hablarán a favor del intervencionismo porque el vacío de la Ayuda Occidental lo llenará China incrementando su influencia en la zona. Hay dos motivos por los cuales esto no va a suceder.
Lo primero es que la República Popular China no tiene dinero para malgastar. Lo segundo es que cualquier ayuda comunista será del mismo estilo que la ayuda occidental. Conste además que Mozambique y Angola son países socialistas y son ambos zonas totalmente desastrosas. Las perspectivas son terribles para ambas naciones, igual que para muchos otros países jovenlandeses.
África tiene que curarse a sí misma. Occidente no puede ayudarles. Ni debe tampoco; el récord de fracasos habla por sí mismo.
 
La colonización europea de África fue un grave error cuyas consecuencias estamos pagando. Y lo que nos queda... Con África, como con Australia o Sudamérica, no habría que haber hecho NADA, simplemente, dejarles a su aire. Como mucho, alguna visita muy de vez en cuando, pero nada más, y bajo ningún concepto colonizarles, esclavizarles o invadir sus tierras para imponerles nuestra cultura o apropiarnos de sus recursos.

Es obvio que tenían SIGLOS de atraso cultural y tecnológico respecto a Europa. Pues bien: no pasa nada, no es ninguna tragedia, unos pueblos son de una manera y otros de otra, unos van a una velocidad y otros a otra. Eso no es un problema, por tanto no había que hacer absolutamente nada, simplemente dejarles tranquilos y no molestarles, ya irían evolucionando, pero a su ritmo. No lo hicieron nuestros antepasados, y las consecuencias son las que todos podemos ver, y no sólo en África, sino en la misma Europa. Da igual que nos encontremos en Londres, en Sao Paulo o en Kinshasa. El panorama es el mismo: UN puñetero sitio poco agradable.
 
Si vienen a la España del año 300 también sería dolido ayudarnos.

Simplemente tienen que pasar más años, hay una parte del mundo que se mueve a una velocidad y hay partes que van muy muy lento.

La diferencia entre una tribu sin contactar y estos es que estos tienen algo que interesa, no podemos esperar que si hace 100 años sacrificaban albinos hoy sean gente normal.
 
Es que lo que hay que hacer es que Africa arregle sus problemas ellos mismos, ni misioneros, ni ONG, ni dejar que entren en occidente, no, lo tienen que hacer por ellos mismos.

Igual que hizo Europa en su día. O a ver si la gente se piensa que en Europa no hubo matanzas de tribus y pueblos mas débiles, o imposición de culturas y costumbres por parte de los mas fuertes. Pues claro que lo hubo y muchas veces.

Y lo mismo con las enfermedades, las hambrunas, el tener miles de hijos, etc, todo eso paso por Europa, y acabamos saliendo adelante. Ahora le toca a los jovenlandeses.
 
lo de los 300 años era una manera de hablar, supongo que hay que irse mucho más atras pero se entiende
 
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Kim du Toit (R) Cuando toca analizar los problemas de África, Occidente desconecta la lógica y los análisis más precisos se hacen imposibles. Esta desconexión la provoca el concepto de lo que es la vida en Occidente (es preciosa, ha de ser protegida a cualquier coste…) en comparación con la manera en la que la vida y la fin son contempladas en África. Voy a explicar mi posición.
En África la vida es barata. Hay tantas manera de morir en África que la fin es algo mucho más común que en Occidente. Puedes morir de tantas cosas, serpientes, insectos, animales salvajes atacando, enfermedades, hambre, intoxicación alimentaria…La lista no tiene fin. Una vez hubo más muertos por ataques de cocodrilos que por armas de fuego en África, por ejemplo. Ahora añadamos las típicas tragedias humanas (asesinatos, asaltos, guerras y demás) y podemos empezar a entender por qué la esperanza de vida de un africano es tan baja. Horriblemente baja de hecho si quitas a los jovenlandeses blancos de las estadísticas (suelen vivir en zonas más civilizadas, y tener comportamientos y actitudes occidentales). Para terminar, añade la aberrante incidencia del SIDA a la ecuación y tenemos que cualquier nacido en el África Negra este siglo alcanzará con suerte los 40 años de vida.
He vivido más de 30 años en África. Por crecer ahí tengo muchas cosas de África que no existen en Occidente. La actitud relajada hacia la fin es una. Otra es el miedo atroz a las serpientes.
Así que gracias a mi pasado africano, es raro que me conmueva ver la fin a menos que sea un accidente o afecte a alguien cercano. La fin cuando afecta a gente desconocida es algo que simplemente ignoro. De mi círculo cercano de más o menos 18 amigos con los que crecí y a los que considero los míos, sólo diez sobreviven hoy y ninguno de ellos ha sobrepasado los 50 años.
Dos amigos murieron al pisar un campo minado estando en el ejército en Namibia. Tres murieron en horribles accidentes de coche (y aunque esto no sólo pasa en África, uno de ellos sucedió por un antílope que entró volando por el parabrisas y empaló a mi amigo con las pezuñas, no es precisamente el accidente de tráfico típico en por ejemplo, Florida). A otro le mordió una serpiente venenosa y murió de un ataque al corazón. Otro también murió de un ataque al corazón pero era un borracho sin remedio. Dos fueron asesinados por criminales. El último salió con su tabla de surf un día y nunca lo volvimos a ver. ¿He mencionado que hay muchísimos tiburones en las costas de África y en los ríos más grandes?
Mi situación no es poco común en Sudáfrica. Creo que otros podrían mostrar unas cifras aún peores.
La lista de muertos no se queda sólo en mis amigos. Cuando aún vivía en Johannesburg, los periódicos sacaban cada día historias de gente devorada por leones o atacada por tribus rivales o muriendo por alguna enfermedad inexplicable (antes del VIH-SIDA) y en general, gente que sucumbía ante alguna de las respuestas que tiene África a la explosión demográfica. Añadamos a las cifras de muertos el crimen, la pobreza, la enfermedad, el hambre, el tráfico y la policía y ya empiezas a coger la idea.
Mi historia del sur muy sur favorita es de después de haber abandonado el país. Un ejecutivo americano aceptó un trabajo ahí y en su primer día, se podía leer en el periódico el siguiente titular: encontrados tres cuerpos sin cabeza.
Al día siguiente: encontradas tres cabezas.
El tercer día: las cabezas no pertenecen a esos cuerpos.
Son cosas que no te puedes inventar. Es África.
El resultado de todo esto es que la fin es tratada de forma mucho más relajada por los jovenlandeses que por los occidentales. Yo, y también sospecho que al resto de jovenlandeses le pasa igual, estoy totalmente insensibilizado cuando leo o veo las noticias sobre el sufrimiento africano, da igual el motivo. ¿La sequía hace que las cosechas se arruinen y entonces miles de personas van a pasar hambre? Sí, eso ha pasado muchas veces cuando era pequeño. ¿Rivalidades tribales y guerras que causan matanzas brutales? Sí, ha estado pasando durante miles de años antes de que los blanquitos llegaran ahí. ¿Gobiernos corruptos enriqueciéndose mientras su población pasa hambre? Unas nueve o diez veces. A lo largo de mi vida han pasado las siguientes tragedias provocando millones de muertes; hambruna en Biafra, genocidio en Ruanda, guerra en Angola, inundaciones en Sudáfrica, hambruna en Somalia, guerra en Sudán, hambruna en Etiopía, inundaciones en Mozambique, matanzas en Uganda y peleas tribales en todos y cada uno de los países de África. Hay más, pero creo que no hace falta contarlo.
Sí, también es algo que ha pasado en Europa. Quizá hace 1000 años. Pero ya no. Y Europa no tiene cocodrilos ni serpientes venenosas ni nada de eso.
Los holandeses han controlado las inundaciones. En toda Europa está bajo control las hambrunas, ya no existen. Quitando un par de ejemplos de matanzas masivas (Alemania nancy y Rusia Comunista) Europa desde 1700 no se parece en nada a la África de hoy. Incluso los asesinatos son algo extraño en Europa mientras que son comunes en África.
Más aún, Occidente ha evolucionado a una sociedad con un sistema de gobierno estable que se guía por sus leyes y que respeta los derechos y la vida de los individuos. Cosa que no sucede en África.
Muchos de nosotros tenemos un dicho que acompañamos normalmente de un encogimiento de hombros; África vuelve a ganar. Esto lo solemos decir después de algún incidente como: “Un querido misionero es descuartizado por su congregación sin motivo aparente”.
“Un jefe de una tribu prefiere que los suyos mueran de hambre a aceptar comida de la Cruz Roja” (significaría que no es todopoderoso)
“Un país entero se muere de hambre mientras su gobernante acumula riquezas en bancos extranjeros”
“Un nuevo gobierno toma el poder, promete democracia, elecciones libres” (Siempre que la libertad no se aplique a la otra tribu; la otra tribu toma el poder mediante un golpe de estado sangriento y entonces destruye a la tribu anterior) Etc, etc, etc, ad nauseam, ad infinitum.
Las perspectivas son malas porque esta violencia no tiene pinta de terminar en ningún momento. Las conclusiones son igualmente nefastas porque sinceramente, no hay ninguna respuesta a los problemas de África. No quedan soluciones que no se hayan probado y fracasado.
Si vamos al CIA World Fact Book, escogemos cualquier país africano (Kenia, Tanzania, Malawi…) y lo comparamos con cualquier país Occidental (Portugal, Italia, España, Irlanda…). Las diferencias son brutales y se harán más grandes, no más pequeñas. De hecho se han hecho más grandes desde los 60 cuando la mayoría de los países de África consiguieron su independencia. Nosotros, con esto quiero decir Occidente, hemos intentado muchas formas de ayudar a África. Todos los intentos han fallado.
La caridad no es la respuesta. El dinero simplemente se lo queda el primero, o el segundo o el tercero en recibirlo. Más de 17 países vieron cómo su renta per cápita caía entre 1970 y 2000 a pesar de recibir más de 100.000 millones del Banco Mundial.
La comida no se reparte. O porque no hay infraestructura de transportes o porque el mandatario local la retiene para que la gente pase hambre y se someta.
El material se rompe, roba o vende por una fracción de su valor. El resultado de décadas de ayuda internacional ha resultado en una infraestructura continental que, quitando Sudáfrica, no podría mantener en funcionamiento una ciudad occidental de tamaño medio.
La conclusión es inevitable, resignación. Esto va contra nuestros instintos humanos de solidaridad. Nos hemos acostumbrado a liberar al mundo de este o aquel problema como la viruela, la polio o cualquier otra y aceptar que fracasamos nos resulta anatema. Si trasladamos esto a un escenario africano, veríamos cómo la banderilla de la polio no funciona porque algún mandamás impide que los niños se vacunen o un temeroso jefe de alguna tribu hace lo mismo. O porque no hay carreteras. O porque los criminales roban las banderillas para venderlas. Si se encontrase una cura para el SIDA mañana y se ofreciera gratuitamente a todas las naciones de África, la enfermedad crecería casi al mismo ritmo y menos aún se revertiría. Tendrías que vacunar a todos los menores de dos años que pudieras y olvidarte de las dos generaciones más viejas.
Así que sólo hay una respuesta, y es una respuesta brutal; aceptar que no está en nuestro poder cambiar África.
Tenemos cosas mejor que hacer y a veces lo único que tienes que decir es: “No puedo hacer nada al respecto”.
La violencia, la crueldad, la corrupción, la duplicidad, el salvajismo y la incompetencia es endémica en todo el continente. Es como un anatema para cualquier persona que tenga más de dos neuronas que la imaginación civilizada simplemente se bloquea cuando se enfrenta con la ubicuidad y la enormidad del problema y el tratar de arreglarlo. Los medios occidentales ni siquiera deberían molestarse en informar del asunto. Lo único que hacen es despertar nuestros horrores y la necesidad instintiva de hacer algo. Y todo se ha intentado ya y ha fracasado. Todo, excepto por supuesto, dejarles a su rumbo.
Todo lo que tenemos que hacer es asegurarnos de que nada de África se trasplante a Occidente porque el riesgo para nuestra sociedad sería enorme si así sucede. Tengo que decir que muchas iglesias americanas pretenden llevar refugiados jovenlandeses a los EEUU y que muchas iglesias europeas pretenden lo mismo en Europa. Error. Recuerden mis palabras; esta caridad mal entendida se revolverá contra nosotros para mordernos a lo grande.
Sería incluso peor pensar que el primitivismo de África encierra algún tipo de respuestas para Occidente. Créanme en esto; no hay nada que nos pueda dar África y que Occidente no haya probado antes y fracasado. Nada que no sean retrocesos o que no sea peor que lo que tengamos ahora o que lo contradiga.
Aquí va mi solución al fiasco africano: un muro rodeando toda Europa.
Inevitablemente los seguidores de Kissinger y la realpolitik hablarán a favor del intervencionismo porque el vacío de la Ayuda Occidental lo llenará China incrementando su influencia en la zona. Hay dos motivos por los cuales esto no va a suceder.
Lo primero es que la República Popular China no tiene dinero para malgastar. Lo segundo es que cualquier ayuda comunista será del mismo estilo que la ayuda occidental. Conste además que Mozambique y Angola son países socialistas y son ambos zonas totalmente desastrosas. Las perspectivas son terribles para ambas naciones, igual que para muchos otros países jovenlandeses.
África tiene que curarse a sí misma. Occidente no puede ayudarles. Ni debe tampoco; el récord de fracasos habla por sí mismo.
Pon la referencia dolido...
 
Composición racial de los habitantes del Antiguo Egipto
(Redirigido desde «¿Eran blancos los egipcios?»)

Figuras de Un libio, un nubio, un sirio y un egipcio representadas con características raciales distintas en la tumba de Seti I en Tebas.

Diversas momias rubias y pelirrojas pertenecientes a personajes de la nobleza egipcia: Amenhotep II, Tutmosis IV, Ramsés II, Yuya, Thuya, Hatshetsut.

Momia del príncipe nubio Maiherpri (c. 1390 AEC), conservando las características típicas de la raza negra como el prognatismo, el puente nasal bajo, la frente y la forma del cabello, evidenciando la gran diferencia a las antiguas momias de cabello rubio y rojizo.
Existe un debate sobre la composición racial de los habitantes del Antiguo Egipto. El tema es políticamente sensible ya que trata de determinar cual fue el sustrato racial original o predominante que creó la antigua civilización egipcia y que la llevó a su esplendor.
El tema se ha mostrado complicado por una serie de factores:
  • Egipto ha sido invadido y conquistado muchas veces.
  • Dichos conquistadores, posiblemente diferentes desde el punto de vista racial del resto de la población, pueden haber formado un grupo gobernante separado y con un cruzamiento limitado con el resto de la población. Esto significa que, por ejemplo, la presencia de un grupo racialmente diferente puede ser difícil de detectar al analizar el ADN de los egipcios modernos. Ejemplos bien documentados de las élites conquistadoras fueron las pequeñas minorías de griegos y romanos en Egipto durante la dinastía Ptolemaica, que gobernaron el país y que hicieron muchas contribuciones científicas y matemáticas importantes, como la geometría euclidiana. "Especialmente en el período romano, pudieron existir importantes incentivos legales y sociales para casarse dentro del propio grupo étnico, ya que las personas con ciudadanía romana tuvieron que casarse con otros ciudadanos romanos para transmitir su ciudadanía. Es probable que estas políticas hayan afectado el matrimonio mixto de romanos y no romanos hasta cierto punto".
  • Del mismo modo, puede haber una presencia de pequeños grupos minoritarios extranjeros no conquistadores, que desempeñaron diversas funciones especializadas y que pueden ser difíciles de detectar al analizar el ADN de los egipcios modernos. Un ejemplo que involucra a Egipto son los "soldados esclavos" mamelucos, en la práctica una elite gobernante de origen extranjero.
  • El sur de Egipto está más cerca del África subsahariana y por ello dicha zona ha tenido una mayor influencia genética de los jovenlandeses subsaharianos.
  • Se ha argumentado que el comercio de esclavos subsaharianos ha aumentado gradualmente la influencia genética de éstos.
  • Egipto tiene una historia muy larga, por lo que las poblaciones durante, por ejemplo, el período arcaico, cuando muchos aspectos de la antigua civilización egipcia aparecieron alrededor del 3000 AEC, pueden no ser necesariamente idénticas a las poblaciones durante, por ejemplo, el período del Imperio Nuevo.
Sumario
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Estudios de ADN
Un estudio de 2017 del material genético de las momias egipcias (que datan de 1400 AEC al 400 EC.) demostró que estos antiguos egipcios estaban más estrechamente relacionados con los pueblos del Cercano Oriente, en particular del Levante y compartían más ancestros con personas que vivían a lo largo del Mediterráneo oriental (que hoy incluye los países de Turquía, Irak, Israel, Jordania, Siria y Líbano) y en Europa que los egipcios modernos.
En el período islámico, la influencia genética subsahariana aumentó, lo que podría estar relacionado con el aumento del comercio de esclavos. De ese modo, los egipcios modernos comparten el 8% de su genoma con los centroafricanos, mucho más que los antiguos egipcios.[1][2][3]
Teoría de la raza dinástica
La teoría de la raza dinástica es una teoría sobre cómo el Egipto predinástico se convirtió en la monarquía sofisticada del Egipto dinástico alrededor del 3000 AEC. La teoría sostiene que los elementos de la antigua civilización egipcia fueron importados de la civilización mesopotámica (Sumeria) anterior por una élite gobernante racialmente diferente, que invadió o colonizó Egipto, llegando por tierra o navegando alrededor de la Península Arábiga. La teoría menos políticamente correcta ha argumentado que los restos óseos del período indican la presencia de dos razas diferentes, con la "Raza Dinástica" extranjera y dominante diferenciada físicamente por una estructura esquelética y una capacidad craneal notablemente más grande que indica un tamaño cerebral más grande.
La teoría tuvo un fuerte apoyo en la comunidad egiptológica en la primera mitad del siglo XX, pero desde entonces ha perdido el apoyo general, aunque se argumenta que el Antiguo Egipto todavía se ha visto influenciado por Mesopotamia, y que se pueden aceptar las diferencias de población entre el norte y el sur de Egipto. Las variantes de la teoría han sido revividas por algunos estudiosos modernos.
¿Eran blancos los egipcios?
Artículo de: Europa soberana

Faraón Amenemhet III (XII Dinastía, en torno a 1.800 a. C.)
Desde que Europa descubrió el Antiguo Egipto, se fascinó con él y se dedicó a descifrar los complicados jeroglíficos que los nativos egipcios eran incapaces de entender, a pesar de proclamarse sus herederos y poco menos que descendientes directos de los faraones. En cuanto Egipto fue tomando forma y vida ante los ojos de los esmerados egiptólogos europeos, a estos hombres les era imposible imaginarse a Egipto de otro modo que no fuera como una sociedad blanca. El antiguo idioma egipcio no estaba emparentado ni con los nuevos habitantes árabes semitizados, ni menos aun con las tribus negras del Sur: parecía una incógnita. Es en los tiempos recientes cuando, no los expertos egiptólogos, sino la prensa, se ha preocupado por estos asuntos que hace tiempo estaban despejados, y a representarnos de repente a los antiguos egipcios como árabes o neցros. La corrección política y el miedo al fantasma racista comenzó a importunar lo que hasta entonces había sido investigación metódica, objetiva y minuciosa por parte de verdaderos sabios en el tema.
Es posible ver imágenes de rubios en tomos de enciclopedia dedicados al arte egipcio, así como momias con inequívocos rasgos europeos. En su día, esto parecía la cosa más normal del mundo; hoy se ha convertido en un asunto "sensible" de cara al público. Aquí, entre otras cosas, se hará una pequeña recopilación donde estas apariciones en el arte egipcio se multiplicarán, y donde veremos desfilar faraones, reinas, soldados, sacerdotes, dioses y nobles de aspecto claramente europeo.
En este artículo interesa, ante todo, mostrar cómo Egipto, esa civilización tan antigua que tiene un extraño poder de fascinación y atracción, era una sociedad dirigida por una aristocracia de origen europeo, que desapareció cuando desapareció la herencia genética que la creó, y que hoy en día la industria mediática está negando y falsificando esta información.
La teoría atlántica y los orígenes de los fundadores de Egipto
En torno a hace 40.000 años, surgió el llamado hombre de Cromagnon en Europa. Los cromañones sustituyeron a tipos humanos menos evolucionados (como el Neandertal), y se establecieron especialmente en Francia, España y Noráfrica.
El cromagnon ha sido considerado en el pasado como el tipo humano más evolucionado que haya existido. Sus mayores similitudes se encuentran con la moderna raza nórdico-blanca. Portadores de una cultura avanzada en comparación con otras variedades humanas, a los cromañones se les ha llamado "los helenos del Paleolítico". Los asentamientos cromañones de la región norafricana del Atlas han sido considerados por muchos como la base del Egipto faraónico.

Reconstrucción del aspecto de un hombre de Cromagnon, por el antropólogo Maurice Putman Coon
El antropólogo y profesor de Harvard Carleton S. Coon relacionó, en su día, a los cromañones, los bereberes y los libios:
Hace 3.000 años, durante el Paleolítico Superior, un grupo de Cromagnon —los llamados hombres de Afalou— vivieron en el norte de África, y los antiguos libios descienden de ellos. Muchos de ellos fueron pelirrojos, dado que este rasgo todavía persiste en la zona... En la actualidad, los rasgos de este tipo humano se encuentran sobre todo en Noruega, Irlanda y el Rif jovenlandés. Los bereberes modernos descienden de los antiguos libios.
Sus afirmaciones no eran gratuitas ni estaban carentes de base. El profesor italiano Cavalli Sforza (un anti-racista al que nadie puede acusar de arrimar las ascuas a su sardina) y otros genetistas de la Princetown University confirmaron, mediante pruebas de ADN efectuadas en los años noventa, que los bereberes están más próximos a los británicos que a cualquier otro grupo racial africano o europeo. También existen otros datos confirmatorios relativos al tamaño y forma de los cráneos de Cromagnon encontrados en Afalou bou Rummel (Argelia), que son iguales a los encontrados en Dinamarca y Suecia.
Como eco, el nacionalsocialista Alfred Rosenberg, en su "Mito del Siglo XX", dice que:
Los bereberes, en parte hasta la actualidad de piel clara y ojos azules, no tienen su origen en las migraciones de los vándalos, sino en la antiquísima ola humana atlántico-nórdica. Los cazadores kabiles, por ejemplo, son en gran medida, aun hoy, de procedencia nórdica completamente inobjetable.
Coon también habló de una "raza de constructores de megalitos" que él relacionaba con la nórdica y la de cromañón, que tras haber construido templos astronómicos como el de Stonehenge o pirámides subterráneas como Silbury Hill en Inglaterra, al igual que numerosos alineamientos en la Bretaña francesa como los de Carnac (nótese la semejanza lingüística con el Karnak egipcio) y muchas otras construcciones principalmente por el Occidente de Europa, llevó consigo su saber al Mediterráneo, norte de África, Libia y Egipto.
En 1883, el antropólogo francés A. Pietrement dijo que las pinturas egipcias tenían mucho que aportar a antropólogos e historiadores, notando el caso de los libios y cómo eran representados como rubios, de ojos azules y de facciones nórdicas, explicando tal vez las menciones del antiguo griego Pausanias sobre "libios rubios". (Boletín de la Societe d’Anthropologie de París, 1883, p. 862.)
Hablando de un tema que en su época era tratado sin connotaciones negativas, con toda la tranquilidad que da el ser "políticamente incorrecto" sin saberlo, Sir Flinders Petrie, famoso egiptólogo inglés, fue probablemente el primero en señalar, en 1901, las conexiones entre los fundadores de Egipto y los habitantes de Libia:
La fisionomía manifiesta una conexión decisiva y pronunciada entre el Egipto prehistórico y la antigua Libia, y por su parte la antropología apoya los numerosos testimonios arqueológicos que denotan una conexión cercana entre Egipto y Libia.
Un año después, aun muchos años antes de la Segunda Guerra Mundial y de la invención de la "corrección política", el renombrado egiptólogo E. A. Wallis Budge, describió de esta manera a los egipcios pre-dinásticos que constituyeron la base de los altos estratos de la posterior sociedad faraónica:
Los egipcios pre-dinásticos, esto es, el estrato de ellos que era nativo de Noráfrica, pertenecían a una raza blanca o de piel clara, que en muchas particularidades se asimilaba a los libios, quienes en periodos históricos posteriores vivieron muy cerca de la orilla Oeste del Nilo.
Egypt in the Neolithic and Archaic Periods.
 
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