La criada pueblerina.
Traída del pueblo con los mejores informes del cura y el boticario, será desflorada por el señor de la casa con el beneplácito de su esposa. Si los hijos varones son suficientemente mayores, será ella quien los desvirgue. Cuando el embarazo se manifieste, será casada con un cajista de una imprenta del Arenal y se les facilitará una vivienda por cuatro caminos. Pasado un año, el prócer visitará la casa todos los jueves así caigan capuchinos de bronce. Al chaval nunca le faltará de nada. Se librará de la guerra de Cuba porque un donante anónimo pagará las 1500 pesetas de su redención.
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