Me siento bastante identificado con tu teoría. La sociedad moldea a las personas haciendo que todos piensen de forma muy parecida, ya que para estar bien "integrados" es necesario no diferenciarse del resto, y por tanto adoptamos como propias todas las "verdades" que la sociedad da por sentadas, sean realmente ciertas o no. Clavo que sobresale pide martillo, por tanto para una buena integración es imprescindible no sobresalir.
Somos como cristales rotos lanzados al mar. Después de unos meses en el agua todos los cristales se han convertido en piedras redondeadas, idénticos unos a otros. El mar es como la presión social que nos va "puliendo" hasta convertirnos en la piedra redonda que debemos ser. En cambio el cristal que se queda fuera del agua sigue manteniendo su filo, sus aristas, en definitiva, su propia personalidad.
Yo de niño no estuve completamente solo, pero junto a mi grupo de amigos eramos los "raritos", los que en vez de jugar al fútbol y salir de marcha, nos reuníamos para jugar a rol, nos intercambiábamos libros o creábamos nuestro propio fanzine. Eso ya te da una personalidad diferente. Pero con el tiempo me fui quedando solo y es entonces cuando me volví más inadaptado, o como se dice por aquí "despierto". Cuando estás fuera del grupo es cuando empiezas a pensar por ti mismo, sin influencias colectivas de dudosa procedencia e intención. Ya no tienes que quedar bien delante de nadie y puedes permitirte dudar de lo que los demás dan por sentado. Ya no necesitas un guión universalmente aceptado, puedes escribir el tuyo propio. Empiezas a ver resquicios y grietas en los pilares de la sociedad, y no necesitas autoengañarte para seguir perteneciendo al grupo porque ya estás fuera. Y desde fuera se ve todo como una gran obra de teatro, tan enorme como falsa.