se lo va a creerTranqui, aqui en el foro hay muchos así
Estás como en familia
Huele a fake. El estilo literario lo delata. Se ha leído Lolita hace poco y se ha motivado.@pueseso Mira, te he conseguido el hilo de la violación por si te quieres entretener.
Corazón - Hace años drogué y violé a una mujer. | Página 2 | Burbuja.info
Tranquilo PedroNunca me he sentido vinculado a nadie. Siempre he percibido a los demás como objetos que me producen sensaciones positivas o negativas, y he actuado en consecuencia, interesándome por ellos solamente en la medida de cuanto podían ofrecerme en términos de satisfacción, por lo que todas las interacciones sociales me han resultado desde bien joven falsas y programadas, siempre destinadas a conseguir algun beneficio personal o a impresionar a los demás.
He abusado emocionalmente de algunos que me tenían por un buen y sincero amigo a causa de (falsas) ofensas percibidas por mi parte. He fantaseado con asesinar a antiguos amigos con los que había dejado de mantener contacto desde hacía años, porque sabían cosas acerca de mí que podían comprometerme (nada ilegal, sólo nimiedades vergonzosas).
Y al mismo tiempo que me he aprovechado de los débile, he buscado siempre la aprobacion de los fuertes aún a costa de mi propia humillación, aunque a estos los despreciase secretamente. Si no me controlo tiendo a violar los límites interpersonales en mi trato con los demás, por la razón de que son para mí solo objetos puestos a disposición para satisfacción de mi ego, y no existe una verdadera diferencia entre ellos y yo.
Asimismo, he reconocido que padezco de ciertas tendencias antisociales, por cuanto tiendo a simpatizar con toda aquella organización o individuo que es o ha sido enemiga de las cosas presentes -como el Estado Islámico, Hamás, Proud Boys y otros grupúsculos estadounidenses de corte aceleracionista, nazis, Ted Kaczynski- y me intereso naturalmente por marcos intelectuales de tipo disolutorio, como los de los pensadores de la Escuela de Frankfurt y los posteriores descontructivistas franceses, estudios coloniales incluidos. Todo lo que sirva para deconstruir, o sea, para disolver conceptos y concepciones sin ofrecer una teoría positiva que los sustituya, me resulta sumamente atractivo.
Y este es quid de la cuestión: nada de eso por lo hago por razones éticas o morales, sino por la búsqueda de sensaciones. Toda actividad política me resulta inútil y toda actividad intelectual, masturbatoria. Entiendo que existen personas que se toman estas cuestiones en serio, pero al menos en mi caso son sólo un pretexto para expresar mi deseo de dominar a los demás y mi repruebo a mí mismo; la especulación filosófica, tan solo una forma de entretenimiento. Deseo profundamente el caos.
Confieso todo esto con naturalidad y frialdad, pero realmente no es algo de lo que haya sido consciente la mayor parte de mi vida, ya que se trata de mi forma natural de ser. Algo que he manejado siempre en piloto automático y de lo cual he tomado conciencia hace sólo poco tiempo, y a causa de lo cual he descubierto cuán realmente vacío estoy y cuanta indiferencia siento por todas las contenciones morales humanas, hasta el punto de fantasear con realizar asesinatos individuales, actos de abuso sensual y atentados con ametralladoras y explosivos.
Nabokov??Huele a fake. El estilo literario lo delata. Se ha leído Lolita hace poco y se ha motivado.
seguro q ni se droja¿Qué opinas de la vida en sí? ¿Crees que tiene justificación tanto sufrimiento infligido mediante la procreación? ¿No cargas contra la vida?
¿Por qué debería de necesitar una justificación el sufrimiento? Esa premisa revela miseria moral y debilidad humana. La vida es lo que es. Y no me parece formalmente correcto mezclar biología y moral. La procreación es una cosa y el sufrimiento otra, porque la reproducción es un mandato biológico hipercomplejo e impersonal y el sufrimiento es una experiencia totalmente subjetiva, que abarca desde el desgarramiento muscular hasta la soledad indeseada, y de la que pueden desprenderse implicaciones religiosas y éticas que afectarán a la conciencia y a los sentimientos. Ya me entiendes: el sufrimiento es algo con lo que podemos relacionarnos personalmente, mientras que con la reproducción no.¿Qué opinas de la vida en sí? ¿Crees que tiene justificación tanto sufrimiento infligido mediante la procreación? ¿No cargas contra la vida?
Es claro que manifiestas los rasgos típicos del orate de manual, pero lo relevante aquí no es la consideración que tú tengas de tí mismo sino la que la comunidad tiene de sujetos como tú. Ahí radica el problema, en que la sociedad ha dejado de percibiros como una amenaza real para la convivencia y se ha expurgado a sí misma de las herramientas que hasta hace prácticamente dos días posibilitaban librarse de individuos tan nocivos como tú, como por ejemplo la lobotomía.Nunca me he sentido vinculado a nadie. Siempre he percibido a los demás como objetos que me producen sensaciones positivas o negativas, y he actuado en consecuencia, interesándome por ellos solamente en la medida de cuanto podían ofrecerme en términos de satisfacción, por lo que todas las interacciones sociales me han resultado desde bien joven falsas y programadas, siempre destinadas a conseguir algun beneficio personal o a impresionar a los demás.
He abusado emocionalmente de algunos que me tenían por un buen y sincero amigo a causa de (falsas) ofensas percibidas por mi parte. He fantaseado con asesinar a antiguos amigos con los que había dejado de mantener contacto desde hacía años, porque sabían cosas acerca de mí que podían comprometerme (nada ilegal, sólo nimiedades vergonzosas).
Y al mismo tiempo que me he aprovechado de los débile, he buscado siempre la aprobacion de los fuertes aún a costa de mi propia humillación, aunque a estos los despreciase secretamente. Si no me controlo tiendo a violar los límites interpersonales en mi trato con los demás, por la razón de que son para mí solo objetos puestos a disposición para satisfacción de mi ego, y no existe una verdadera diferencia entre ellos y yo.
Asimismo, he reconocido que padezco de ciertas tendencias antisociales, por cuanto tiendo a simpatizar con toda aquella organización o individuo que es o ha sido enemiga de las cosas presentes -como el Estado Islámico, Hamás, Proud Boys y otros grupúsculos estadounidenses de corte aceleracionista, nazis, Ted Kaczynski- y me intereso naturalmente por marcos intelectuales de tipo disolutorio, como los de los pensadores de la Escuela de Frankfurt y los posteriores descontructivistas franceses, estudios coloniales incluidos. Todo lo que sirva para deconstruir, o sea, para disolver conceptos y concepciones sin ofrecer una teoría positiva que los sustituya, me resulta sumamente atractivo.
Y este es quid de la cuestión: nada de eso por lo hago por razones éticas o morales, sino por la búsqueda de sensaciones. Toda actividad política me resulta inútil y toda actividad intelectual, masturbatoria. Entiendo que existen personas que se toman estas cuestiones en serio, pero al menos en mi caso son sólo un pretexto para expresar mi deseo de dominar a los demás y mi repruebo a mí mismo; la especulación filosófica, tan solo una forma de entretenimiento. Deseo profundamente el caos.
Confieso todo esto con naturalidad y frialdad, pero realmente no es algo de lo que haya sido consciente la mayor parte de mi vida, ya que se trata de mi forma natural de ser. Algo que he manejado siempre en piloto automático y de lo cual he tomado conciencia hace sólo poco tiempo, y a causa de lo cual he descubierto cuán realmente vacío estoy y cuanta indiferencia siento por todas las contenciones morales humanas, hasta el punto de fantasear con realizar asesinatos individuales, actos de abuso sensual y atentados con ametralladoras y explosivos.
Eres claramente un orate en lengua moderna, un satanista en lengua antigua. Pero no estás solo, hay millones que simpatizan con el mal, igual que tú.Nunca me he sentido vinculado a nadie. Siempre he percibido a los demás como objetos que me producen sensaciones positivas o negativas, y he actuado en consecuencia, interesándome por ellos solamente en la medida de cuanto podían ofrecerme en términos de satisfacción, por lo que todas las interacciones sociales me han resultado desde bien joven falsas y programadas, siempre destinadas a conseguir algun beneficio personal o a impresionar a los demás.
He abusado emocionalmente de algunos que me tenían por un buen y sincero amigo a causa de (falsas) ofensas percibidas por mi parte. He fantaseado con asesinar a antiguos amigos con los que había dejado de mantener contacto desde hacía años, porque sabían cosas acerca de mí que podían comprometerme (nada ilegal, sólo nimiedades vergonzosas).
Y al mismo tiempo que me he aprovechado de los débile, he buscado siempre la aprobacion de los fuertes aún a costa de mi propia humillación, aunque a estos los despreciase secretamente. Si no me controlo tiendo a violar los límites interpersonales en mi trato con los demás, por la razón de que son para mí solo objetos puestos a disposición para satisfacción de mi ego, y no existe una verdadera diferencia entre ellos y yo.
Asimismo, he reconocido que padezco de ciertas tendencias antisociales, por cuanto tiendo a simpatizar con toda aquella organización o individuo que es o ha sido enemiga de las cosas presentes -como el Estado Islámico, Hamás, Proud Boys y otros grupúsculos estadounidenses de corte aceleracionista, nazis, Ted Kaczynski- y me intereso naturalmente por marcos intelectuales de tipo disolutorio, como los de los pensadores de la Escuela de Frankfurt y los posteriores descontructivistas franceses, estudios coloniales incluidos. Todo lo que sirva para deconstruir, o sea, para disolver conceptos y concepciones sin ofrecer una teoría positiva que los sustituya, me resulta sumamente atractivo.
Y este es quid de la cuestión: nada de eso por lo hago por razones éticas o morales, sino por la búsqueda de sensaciones. Toda actividad política me resulta inútil y toda actividad intelectual, masturbatoria. Entiendo que existen personas que se toman estas cuestiones en serio, pero al menos en mi caso son sólo un pretexto para expresar mi deseo de dominar a los demás y mi repruebo a mí mismo; la especulación filosófica, tan solo una forma de entretenimiento. Deseo profundamente el caos.
Confieso todo esto con naturalidad y frialdad, pero realmente no es algo de lo que haya sido consciente la mayor parte de mi vida, ya que se trata de mi forma natural de ser. Algo que he manejado siempre en piloto automático y de lo cual he tomado conciencia hace sólo poco tiempo, y a causa de lo cual he descubierto cuán realmente vacío estoy y cuanta indiferencia siento por todas las contenciones morales humanas, hasta el punto de fantasear con realizar asesinatos individuales, actos de abuso sensual y atentados con ametralladoras y explosivos.
Poco que añadir. ¿Quién no estaría de acuerdo en que hay que purgar a los elementos antisociales? De todas formas, le recuerdo a usted que es bastante probable que los rasgos psicopáticos tengan un origen evolutivo y adaptativo.Es claro que manifiestas los rasgos típicos del orate de manual, pero lo relevante aquí no es la consideración que tú tengas de tí mismo sino la que la comunidad tiene de sujetos como tú. Ahí radica el problema, en que la sociedad ha dejado de percibiros como una amenaza real para la convivencia y se ha expurgado a sí misma de las herramientas que hasta hace prácticamente dos días posibilitaban librarse de individuos tan nocivos como tú, como por ejemplo la lobotomía.
Y así, lejos de estigmatizaros os blanquea y os encumbra porque sois el perfecto y más acabado exponente de una sociedad en estado terminal. Si los manuales os identificarán como enfermos mentales contra los cuales cabría algún tipo de rehabilitación por vía farmacológica aún habría alguna esperanza como la que albergan los psicóticos, pero contra vosotros no cabe otra rehabilitación que la de neutralizaros al menor signo de transgresión violenta de la convivencia pacífica por la vía represiva del Estado que es el único que conserva el monopolio de la violencia legítima. Como es evidente eso no va a suceder, al menos en un mundo como éste que ha perdido todo horizonte existencial y antropológico y se halla inmerso en un decidido protocolo de autodestrucción.