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junio 05, 2022
HRW: China debe asumir responsabilidad por los asesinatos en la plaza de Tiananmén
En Los Angeles, una manifestación para recordar a las víctimas de la matanza en la plaza de Tiananmén, el 4 de junio de 2022. (AP Photo/Ringo H.W. Chiu).

En Los Angeles, una manifestación para recordar a las víctimas de la matanza en la plaza de Tiananmén, el 4 de junio de 2022. (AP Photo/Ringo H.W. Chiu).

El gobierno chino prohibió las conmemoraciones este sábado del 33 aniversario de la Masacre en la emblemática plaza de Tiananmén, ocurrida el 4 de junio de 1989 en Beijing.
Las autoridades chinas han intensificado en el último año el hostigamiento y la persecución de activistas por conmemorar la masacre, señaló Human Rights Watch en un comunicado.
“El gobierno chino debe reconocer y asumir la responsabilidad por el asesinato masivo de manifestantes a favor de la democracia”, subrayó la entidad pro derechos humanos.

Durante el año pasado, las autoridades de Hong Kong arrestaron y procesaron a personas por tratar de conmemorar la masacre. Veintiséis activistas a favor de la democracia, incluidos Joshua Wong, el magnate de los medios Jimmy Lai, la periodista Gwyneth Ho y los exlegisladores Leung Kwok-hung, Cyd Ho y Andrew Wan, fueron arrestados por participar o "incitar" a otros a participar en la vigilia de 2020 en honor a las víctimas de la masacre. Recibieron sentencias suspendidas o penas de prisión de entre 4 y 14 meses.

"Activistas de Hong Kong ahora están siendo encarcelados por conmemorar el aniversario de la Masacre de Tiananmén", dijo Yaqiu Wang, investigador sénior sobre China de Human Rights Watch. "Pero si la historia sirve de guía, la represión del presidente Xi Jinping no borrará la memoria de Tiananmén de la mente del pueblo chino".



En enero de 2022, un tribunal condenó a la abogada de derechos humanos Chow Hang-tung a 15 meses de prisión por participar e incitar a otros a participar en la vigilia de 2021. Chow ya había estado cumpliendo una condena de 12 meses por participar en la vigilia de 2020. Chow fue la vicepresidenta de la Alianza de Hong Kong en Apoyo del Movimiento Democrático Patriótico de China, organizadora de la vigilia anual. Las autoridades de Hong Kong prohibieron la vigilia en Victoria Park en 2020 y 2021. En septiembre de 2021, la policía allanó las instalaciones del Museo del 4 de Junio, administrado por la Alianza que las autoridades obligaron a cerrar tres meses antes, indicó HRW.

Las universidades de Hong Kong han retirado los monumentos conmemorativos de Tiananmén. En diciembre de 2021, la Universidad de Hong Kong retiró el "Pilar de la Vergüenza", una gran escultura que conmemora a las víctimas de la masacre, de las instalaciones de la universidad. El escultor danés Jens Galschiøt trató de recuperar la obra de arte, pero ninguna compañía naviera quiso involucrarse, alegando temor a represalias por parte de las autoridades. Los estudiantes universitarios protestaron por la remoción realizando un flash mob "invisible" en el sitio original de la escultura. La Universidad China de Hong Kong y la Universidad de la Ciudad de Hong Kong retiraron las estatuas de la "Diosa de la Democracia", que se inspiraron en la estatua original erigida por los estudiantes en la Plaza de Tiananmén en 1989. La Universidad de Lingnan también retiró un relieve del muro de Tiananmén.

En el continente, como en años anteriores, las autoridades en las semanas previas al aniversario se han adelantado a las conmemoraciones de la masacre, precisó HRW. Han restringido el movimiento y la comunicación de miembros de las Madres de Tiananmén, un grupo de familiares de las víctimas de la masacre y muchos activistas, como Hu Jia, Gao Yu y Zhang Lifan. You Weijie y Zhang Xianling, cuyo esposo e hijo murieron en la represión respectivamente, dijeron que las autoridades bloquearon las llamadas desde el extranjero a sus teléfonos celulares.

En julio de 2021, un tribunal de la provincia de Hubei condenó al activista Yin Xu'an a cuatro años y medio de prisión por los cargos de "buscar peleas y provocar problemas". Las autoridades utilizaron como prueba contra Yin una foto alusivo al aniversario que había publicado en Twitter. En febrero de 2022, Yin fue hospitalizada tras sufrir un derrame cerebral.

En octubre, añadió HRW, las autoridades de Guangdong sentenciaron al activista Zhang Wuzhou a dos años y medio de prisión por realizar una protesta en solitario para conmemorar la masacre. En diciembre, un tribunal de Sichuan condenó a Chen Yunfei, un activista que participó en las protestas de Tiananmén en 1989, a cuatro años de prisión. Chen había cumplido anteriormente cuatro años de prisión, de 2015 a 2019, por organizar un servicio conmemorativo para las víctimas de la masacre. El activista Huang Qi está cumpliendo una condena de 12 años por “proporcionar secretos de estado en el extranjero".

En mayo, las autoridades de Beijing relajaron las restricciones por el el bichito-19 en las universidades de la ciudad para evitar la posibilidad de que las protestas por las medidas de control del bichito estuvieran relacionadas con el aniversario de Tiananmén. Las autoridades también suspendieron las reservas para el mismo día para visitar la Plaza de Tiananmén entre el 25 de mayo y el 15 de junio, citando riesgos de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.



Además, las autoridades chinas han intentado intimidar a los líderes estudiantiles de Tiananmén fuera de China. En marzo, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos reveló que cinco personas que actuaban como agentes del gobierno chino habían acechado y acosado a los críticos del gobierno en los Estados Unidos, incluido el líder estudiantil de Tiananmén, Xiong Yan, quien se postula para la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.

HRW subrayó que el gobierno chino ha ignorado durante mucho tiempo los pedidos de justicia nacionales e internacionales por la Masacre de Tiananmén, y algunas de las sanciones que la Unión Europea y EE. UU. impusieron en respuesta a lo largo de los años se han debilitado o evadido. La falta de una respuesta internacional sostenida y coordinada a la masacre y la subsiguiente represión es un factor en las violaciones de derechos humanos cada vez más descaradas de Beijing, incluida la detención masiva de aproximadamente un millón de fiel a la religión del amores en Xinjiang y la imposición de la legislación de seguridad nacional en Hong Kong que suprime las libertades fundamentales, indicó HRW.

La Masacre de Tiananmén fue precipitada por las reuniones pacíficas de estudiantes, trabajadores y otras personas en la Plaza Tiananmén de Beijing y otras ciudades chinas en abril de 1989, pidiendo libertad de expresión, rendición de cuentas y el fin de la corrupción. El gobierno respondió a la intensificación de las protestas a finales de mayo de 1989 declarando la ley marcial.

El 3 y 4 de junio, soldados del Ejército Popular de Liberación (EPL) dispararon y mataron a un número incalculable de manifestantes pacíficos y transeúntes. En Beijing, algunos ciudadanos atacaron convoyes del ejército y quemaron vehículos en respuesta a la violencia militar. Robin Munro, el difunto investigador sobre China de Human Rights Watch, describió la escena al día siguiente:

“Para mi horror, cuando me di la vuelta, vi esta vista horrible de literalmente miles y miles de tropas del ELP ocupando cada centímetro cuadrado libre en los escalones. Los enormes escalones del Gran Salón del Pueblo estaban cubiertos con este mar humano de tropas, justo estacionado allí. El teatro de la masacre estaba, en general, en otro lugar. Era el resto de la ciudad, y ahí fue donde los ciudadanos de Beijing lucharon y murieron para proteger a sus estudiantes, y también para proteger el sentido de orgullo cívico y la conciencia que ellos mismos habían desarrollado en esas semanas cruciales que precedieron a eso”.

Después de los asesinatos, el gobierno llevó a cabo una represión a nivel nacional y arrestó a miles de personas por "contrarrevolución" y otros cargos criminales, incluidos incendios provocados y alteración del orden social.

El gobierno nunca aceptó la responsabilidad por la masacre ni responsabilizó legalmente a ningún funcionario por los asesinatos. No ha estado dispuesto a investigar los hechos ni a divulgar datos sobre las personas que fueron asesinadas, heridas, desaparecidas por la fuerza o encarceladas. Las Madres de Tiananmén documentaron los detalles de 202 personas que fueron asesinadas durante la represión del movimiento en Beijing y otras ciudades.

Al concluir su comunicado, HRW aseveró que como parte de una serie de tratados internacionales de derechos humanos y miembro actual del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que obliga a China a "defender los más altos estándares de derechos humanos", el gobierno chino debe tomar con urgencia los siguientes pasos con respecto a la Masacre de Tiananmén:
  • Respetar los derechos a la libertad de expresión, asociación y reunión pacífica, y cesar el hostigamiento y la detención arbitraria de personas que cuestionan el relato oficial de la Masacre de Tiananmén;
  • Reunise y ofrecer disculpas a los miembros de las Madres de Tiananmén, publicar los nombres de todos los que murieron y compensar adecuadamente a las familias de las víctimas;
  • Permitir una investigación pública independiente sobre Tiananmén y sus consecuencias, y publicar de inmediato los hallazgos y conclusiones;
  • Permitir el regreso sin trabas de los ciudadanos chinos, exiliados debido a sus conexiones con los acontecimientos de 1989; e
  • Investigar a todos los funcionarios gubernamentales y militares que planearon u ordenaron el uso ilegal de la fuerza letal contra los manifestantes y procesarlos debidamente.

"Tres décadas de impunidad para Tiananmén han animado a los líderes chinos a cometer crímenes contra la humanidad", dijo Wang. "A medida que la lista de víctimas de Beijing crece cada vez más, los gobiernos y las Naciones Unidas deben exigir responsabilidades y buscar justicia para las Madres de Tiananmén y muchos otros".


europapress/internacional

Actualizado 10/06/2021 17:04
Amnistía Internacional tilda de "crímenes de lesa humanidad" las medidas de Pekín contra los uigures en Xinjiang
Archivo - Fuerza paramilitar para combatir a los uigures en China

Archivo - Fuerza paramilitar para combatir a los uigures en China - CHINA STRINGER NETWORK / REUT - Archivo
Alerta de que millones de fiel a la religión del amores son sometidos a una "vigilancia masiva" y exige el cierre de los campos
MADRID, 10 Jun. (EUROPA PRESS) -
La ONG Amnistía Internacional ha calificado este jueves de "crímenes de lesa humanidad" las medidas y políticas puestas en marcha por el Gobierno chino contra las minorías étnicas, principalmente la uigur, en la región de Xinjiang, en el oeste del país.
En un informe, la organización ha alertado de que las medidas "draconianas" impuestas por Pekín han llevado a miles de personas de varias minorías fiel a la religión del amoras a ser sometidos a un internamiento masivo que, en numerosas ocasiones, conlleva abusos y tortura.
Tras recopilar nuevos testimonios, la ONG ha alertado de que los grupos étnicos fiel a la religión del amores son obligados "a abandonar sus tradiciones religiosas, prácticas culturales e idiomas locales" y son sometidos a una "vigilancia masiva sistematizada".

Las personas uigures, kazajas y pertenecientes a otras minorías étnicas predominantemente fiel a la religión del amoras de la región de Xinjiang "se enfrentan al encarcelamiento masivo, tortura y persecución sistemáticos organizados por el Estado que constituyen crímenes de lesa humanidad", ha reafirmado Amnistía.
El informe, titulado 'Como si fuéramos el enemigo en una guerra": Internamiento masivo, tortura y persecución por parte de China de personas fiel a la religión del amoras en Xinjiang', la ONG acusa a Pekín de perseguir a los grupos étnicos con el pretexto de la lucha contra el terrorismo.
El documento denuncia que las autoridades chinas han creado uno de los sistemas de vigilancia más sofisticados del mundo y una vasta red con centenares de "tenebrosos" centros de "transformación mediante la educación", donde se estaría haciendo uso de "torturas y malos tratos".
"Las autoridades chinas han creado un infierno distópico de sobrecogedora magnitud en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang", ha declarado Agns Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
Callamard ha lamentado así que la "población uigur, kazaja y de otras minorías fiel a la religión del amoras está sometida a crímenes de lesa humanidad y otras violaciones graves de los Derechos Humanos que amenazan con hacer desaparecer sus identidades religiosas y culturales".
"La conciencia de la humanidad debería conmocionarse al saber que innumerables personas han sido sometidas a lavado de cerebro, tortura y otros tratos degradantes en campos de internamiento, mientras que millones más viven atemorizadas en medio de un enorme aparato de vigilancia", ha aseverado.
ENCARCELAMIENTO MASIVO
El texto documenta cómo desde comienzos de 2017 se ha detenido en Xinjiang a un gran número de hombres y mujeres de minorías étnicas predominantemente fiel a la religión del amoras. Cientos de miles de estas personas han sido encarceladas y enviadas a campos de internamiento.
Los testimonios recogidos por la organización señalan numerosas detenciones arbitrarias e interrogatorios realizados, a menudo, mediante "palizas, privación de sueño, hacinamiento y torturas". En los campos de internamiento, los internos son sometidos a duras normas y castigos y carecen de autonomía y privacidad.
Amnistía ha alertado así de que durante las primeras semanas o meses de internamiento es frecuente que los detenidos tengan que permanecer en la celda sentados sin moverse o arrodillados en la misma postura, en total silencio, durante la mayoría de las horas de vigilia.
Pasado este periodo, generalmente son sometidos a un proceso de "educación" forzosa, que consiste en adoctrinarlos para que renieguen del islam, renuncien a hablar en su idioma y, por contra, estudien el chino mandarín y la propaganda del Partido Comunista.
La organización ha señalado, además, que existe un fuerte régimen de vigilancia y que la población de los campos de internamiento es "una de las más vigiladas del mundo". En este sentido, aquellos que abandonan los campos tienen que permanecer varios meses sometidos a "vigilancia electrónica y personal casi constante".
Las mezquitas, santuarios u otros lugares religiosos y culturales han sido demolidos o reconvertidos para otro uso en la región de Xinjiang, donde el Gobierno lleva a cabo un "encubrimiento masivo" de esta violación de los Derechos Humanos.
Amnistía ha acusado a las autoridades del gigante asiático de "detener y maltratar" a aquellos que denuncian la situación que atraviesa la región. Las estadísticas oficiales de China muestran aumentos significativos de las condenas a prisión y las imágenes de satélite demuestran una importante actividad de construcción de cárceles en Xinjiang desde 2017.
"China debe desmantelar de inmediato los campos de internamiento, poner en libertad a las personas detenidas arbitrariamente tanto en ellos como en las cárceles y poner fin a los ataques sistemáticos contra la población fiel a la religión del amora en Xinjiang", ha insistido Callamard.
Para ella, es importante que la comunidad internacional "alce su voz" y actúe al "unísono para terminar con esta aberración". "La ONU debe establecer y enviar urgentemente un mecanismo de investigación independiente para que los presuntos responsables de crímenes de derecho internacional rindan cuentas", ha recalcado.
Si bien China sigue insistiendo en que las acusaciones vertidas en su contra por la situación de los uigures se basan en "mentiras", varias organizaciones de defensa de los Derechos Humanos estiman que al menos 1 millón de uigures, así como otras poblaciones fiel a la religión del amoras que viven en China, han sido internados en campos en la región de Xinjiang. Varios informes acusan a Pekín de esterilizar a mujeres a la fuerza y obligar a la población a realizar trabajos forzosos.
El Gobierno chino ha advertido en diversas ocasiones de que este tipo de posturas suponen una "interferencia en sus asuntos internos" y ha defendido que la actual situación en Xinjiang es la mejor en cuanto a "estabilidad, desarrollo económico y coexistencia entre personas de todas las etnias".
Sin embargo, países como Estados Unidos insisten en que el trato dado a los uigures supone un "genocidio" dado que además de los campos de trabajo, millones de fiel a la religión del amores viven sometidos a un fuerte sistema de vigilancia y control.
 
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