Desde mi desconocimiento total y absoluto del caso, quiero pensar que probablemente esa señora tenga serios problemas mentales y, como parece que piensa la juez, deba ser inimputable. Lo sorprendente es que cuando la misma situación la protagoniza un hombre, nunca se suele ser tan benevolente. Por ejemplo, mi percepción es que Bretón, que pasará la mayor parte de lo que le quede de vida en la guandoca, está como una cabra, nada más hay que ver la mirada que tiene. Obviamente esa es mi opinión o mi percepción que lógicamente no significa nada frente a los dictámenes forenses. Pero lo que ya es más mosqueante es que se suceden los casos de benevolencia judicial con madres parricidas, que los jueces acaban considerando locas, mientras que cuando el parricida es un hombre, por muy pinta de loco que tenga, siempre suele acabar indiscutiblemente condenado a prisión.