elena francis
CONSULTORIO
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Yo me he comprado un jamón del que ya estoy dando cuenta. Es posible que tenga que comprar otro. Celebramos en mi adobado y nos juntamos unas quince personas. Yo me encargo de hacer el lechazo asado al horno de leña, y mientras preparo el fuego caliento el horno y estoy pendiente del asunto, al que doy inicio sobre las seis de la tarde, me tomo un par de cervezas, alguna copa de fino y voy catando los vinos verdejos y tintos que nos beberemos durante la cena. Después me doy una ducha y me perfumo para quitarme el olor a humo, y ya voy con una buena nube encima. Ceno con un poco más de vino y luego un gintonic. A lo mejor dos. Ciertas conversaciones están vetadas, no se habla de furgol ni de política ni de toros. Las conversaciones por lo general son intrascendentes, a no ser que a la prima de mi muguera le de por meterse con los funcionarios, tema que no está vetado y en el que entro al trapo a tope repartiendo zascas a diestro y siniestro. Hay dulces en la mesa, frutos secos y buenos licores. Los espumosos de Rueda por eso del boicot. Las luces del árbol de Navidad encendidas y de fondo la tele. Alguna vez alguien se pone a cantar y yo lo aplaudo.
Luego cuando la familia se va toca recoger y dejarlo preparado para el día de Navidad. En Nochevieja es lo mismo, y la comida de Reyes más moderada. Estas fiestas me gusta celebrarlas por mi progenie, mis padres hace años que ya no están con nosotros. Por la noche cuando me acuesto rezo y doy gracias a Dios. Soy un hombre afortunado.
Luego cuando la familia se va toca recoger y dejarlo preparado para el día de Navidad. En Nochevieja es lo mismo, y la comida de Reyes más moderada. Estas fiestas me gusta celebrarlas por mi progenie, mis padres hace años que ya no están con nosotros. Por la noche cuando me acuesto rezo y doy gracias a Dios. Soy un hombre afortunado.
