Lo que es triste es la actitud.
Es como el que escoge en su vida ayudar y se va 10 años a un campamento saharaui. Y cuando se vuelve se queja de que no hay trabajo, o de que ha dejado pasar los mejores años de su vida.
No veo madurez en esa actitud. Esto siempre ha pasado... tías (de parentesco) que han sido muy selectivas, o que no han querido estar en el mercado, y que al final han sido las que quedan en la familia "para ayudar a los padres ancianos" o para "cuidar sobrinos". Lo han escogido ellas... o lo han decidido las circunstancias... pero el resultado es que se han quedado solas y, a fin de cuentas, a ellas les suelen caer las responsabilidades... que los padres necesitan que alguien los lleve al médico porque no se valen... pues le toca a la hija sola en vez de a otros herman@s "porque tienen muchas cargas en su propia casa"... que la hermana necesita dejar con alguien a los niños... pues llaman a la tita.
Esto siempre ha pasado, tanto tías (de parentesco) como tíos (de parentesco), lo que pasa es que en el caso de tíos, siempre se nos ha visto más simples y no es tan común dejarles al cuidado de los sobrinos.
Digo que me parece triste porque, a fin de cuentas, es una elección en la vida, el de este papel.
Y es triste que, habiéndolo elegido, "te lamentes".
Yo he conocido a muchas personas así (en este rol de tías) y es cierto que, en algún momento en la vida, se sienten así de frustradas, porque se dan cuenta de que, tras cientos o miles de horas cuidando a sobrinos y haciendo favores familiares, nadie se lo agradece y los sobrinos, a partir de la adolescencia, no las llaman ni por casualidad. Pasan los años, acaban la carrera, y ahí se pudra la tía, que no la llaman nunca para preguntar por ella. Pero esto tampoco justifica nada... si lo haces porque te sale del corazón "y no para que te lo agradezcan"... eso no implica una reciprocidad (aunque sería lo deseable, claro está, que a todos nos agrada una palabra amable).