nelsoncito
Será en Octubre
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Tremenda encuesta que refleja a la perfección la perversión jovenlandesal del bigoterío feminista radical zascandil que estamos soportando en España.
Vuestro humilde servidor os hace una interpretación de la gráfica de barras:
Las que no quieren tener hijos: a partir de los 30 años crece de forma lineal, unos 5 puntos porcentuales por lustro, el porcentaje de bigos que no quieren tener hijos. Es un resultado curioso porque antes de los 25 años solo un 11% dice que no quiere tener hijos y a partir de los 45 años el porcentaje sube al 33%. Hay varias interpretaciones: la evidente es que algunas ya sean madres y no quieran más hijos, otras ya no se ven en condiciones de tenerlos y por eso no los quieren y otras quieren tenerlos pero no pueden y mienten diciendo que no los quieren. Recordad que la mentira es un rasgo inmanente a la bigo.
Quiero pero soy muy joven: este apartado es un chiste. La edad buena para tener hijos es la veintena. A partir de los 35 años hablamos de embarazos geriátricos (término médico). Da vergüenza ver el número de locazas cuarentonas o cuasi cincuentonas diciendo que son muy jóvenes para tener hijos. Está claro que el marketing ha aprovechado el punto débil vanidoso de las bigos para que crean que son jóvenes cuando ya ni pueden parir.
Quiero pero no tengo pareja: este punto es muy serio y por eso os pido amigos que tengáis mucho cuidado por ahí fuera. A partir de los 30 y durante toda la década de los 40 la cuarta parte de las bigos quieren cazar a un pardillo para esclavizarlo con los hijos. Id con mucho ojo. Por suerte la hibristofilia, la hipergamia y el nazismo selectivo de la bigo hace que rechace a un montón de candidatos válidos. Si no fuesen tan sencillas serían mucho más peligrosas. Hay que esquivar esas balas.
Quiero pero no tengo dinero: se observa en la gráfica que esta excusa pierde peso con el paso del tiempo coincidiendo con los puestos regalados de funcivagas que consiguen muchas de ellas. Esto es una excusa. Ha quedado comprobado que cuanto más dinero le entrega la sociedad a la bigo menos pare. El dinero va a parar a viajes, trapitos, maquillaje y joyas (pensad en el caso de la gargantilla de 400K € de la alta funcionaria local), como os he repetido innumerables veces.
Quiero pero no puedo por salud: vemos que la salud de la bigo se degrada con el paso del tiempo, como era de esperar. Curiosamente alega problemas de salud y fecundidad cuando simultáneamente se siente siempre "muy joven para tener hijos". Queda claro que dentro de esas cabecitas no puede haber nada equilibrado.
Otras razones: son razones varias e indefinidas con muy poco peso estadístico. Quedan fuera del alcance de este análisis.
La conclusión es demoledora. Inicialmente una mayoría aplastante de bigos quiere tener hijos pero después no los tienen y solo vomitan excusas por la boca: que si soy muuuu joven, que si no tengo "pareja", que si no tengo dinero, que si no tengo salud.
Tonterías. El problema de fondo es que esta sociedad feminista radical le ha dado el dinero a la mujer y así ha destruido la natalidad y la formación de familias. La reversión es sencilla. No hace falta que os diga qué hay que hacer.
Vuestro humilde servidor os hace una interpretación de la gráfica de barras:
Las que no quieren tener hijos: a partir de los 30 años crece de forma lineal, unos 5 puntos porcentuales por lustro, el porcentaje de bigos que no quieren tener hijos. Es un resultado curioso porque antes de los 25 años solo un 11% dice que no quiere tener hijos y a partir de los 45 años el porcentaje sube al 33%. Hay varias interpretaciones: la evidente es que algunas ya sean madres y no quieran más hijos, otras ya no se ven en condiciones de tenerlos y por eso no los quieren y otras quieren tenerlos pero no pueden y mienten diciendo que no los quieren. Recordad que la mentira es un rasgo inmanente a la bigo.
Quiero pero soy muy joven: este apartado es un chiste. La edad buena para tener hijos es la veintena. A partir de los 35 años hablamos de embarazos geriátricos (término médico). Da vergüenza ver el número de locazas cuarentonas o cuasi cincuentonas diciendo que son muy jóvenes para tener hijos. Está claro que el marketing ha aprovechado el punto débil vanidoso de las bigos para que crean que son jóvenes cuando ya ni pueden parir.
Quiero pero no tengo pareja: este punto es muy serio y por eso os pido amigos que tengáis mucho cuidado por ahí fuera. A partir de los 30 y durante toda la década de los 40 la cuarta parte de las bigos quieren cazar a un pardillo para esclavizarlo con los hijos. Id con mucho ojo. Por suerte la hibristofilia, la hipergamia y el nazismo selectivo de la bigo hace que rechace a un montón de candidatos válidos. Si no fuesen tan sencillas serían mucho más peligrosas. Hay que esquivar esas balas.
Quiero pero no tengo dinero: se observa en la gráfica que esta excusa pierde peso con el paso del tiempo coincidiendo con los puestos regalados de funcivagas que consiguen muchas de ellas. Esto es una excusa. Ha quedado comprobado que cuanto más dinero le entrega la sociedad a la bigo menos pare. El dinero va a parar a viajes, trapitos, maquillaje y joyas (pensad en el caso de la gargantilla de 400K € de la alta funcionaria local), como os he repetido innumerables veces.
Quiero pero no puedo por salud: vemos que la salud de la bigo se degrada con el paso del tiempo, como era de esperar. Curiosamente alega problemas de salud y fecundidad cuando simultáneamente se siente siempre "muy joven para tener hijos". Queda claro que dentro de esas cabecitas no puede haber nada equilibrado.
Otras razones: son razones varias e indefinidas con muy poco peso estadístico. Quedan fuera del alcance de este análisis.
La conclusión es demoledora. Inicialmente una mayoría aplastante de bigos quiere tener hijos pero después no los tienen y solo vomitan excusas por la boca: que si soy muuuu joven, que si no tengo "pareja", que si no tengo dinero, que si no tengo salud.
Tonterías. El problema de fondo es que esta sociedad feminista radical le ha dado el dinero a la mujer y así ha destruido la natalidad y la formación de familias. La reversión es sencilla. No hace falta que os diga qué hay que hacer.
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