Casiano
Madmaxista
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Posteo esta noticia que creo que es de interés para este hilo.
La Xunta paraliza la emisión de 1.000 millones de deuda por la inestabilidad del mercado y la subida de intereses - Faro de Vigo
Los presupuestos recogían un endeudamiento de 1.500 millones, pero sólo se lanzaron bonos por valor de 500
Ante la previsión de que los fondos estatales, la gran fuente de la que beben los gobiernos autonómicos para gestionarse, vendrían este año con un intenso tijeretazo, y que los ingresos propios también estarían en su peor momento por la repercusión de la grave crisis económica en la recaudación fiscal, la Xunta incluyó en sus presupuestos de 2010 un programa de endeudamiento que contemplaba hasta 1.500 millones de euros en financiación externa. Lo máximo posible, en línea con el tope marcado en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera por el Ejecutivo central y los regionales, de hasta un 2,5% del Producto Interior Bruto (PIB). La última emisión de deuda del Gobierno gallego, el pasado mes de marzo, alcanzó los 500 millones de euros. Y de momento será la última, pese a la diferencia con la cantidad inicialmente prevista para todo el ejercicio. La convulsa situación de los mercados y el encarecimiento de los intereses por la devaluación de la imagen económica de todo el Estado no lo permiten. "No es un buen momento", confirman desde la Consellería de Facenda.
Por eso en la Xunta no contemplan nuevas emisiones de bonos a corto plazo. Habrá que esperar a ver cómo evolucionan las condiciones del mercado de la deuda. Pese a que en la última, suscrita el 25 de marzo pasado con el BBVA, el HSBC y Societé Generale, se realizó con diferenciales menores que en otras comunidades, lo cierto es que ya suponía un coste mucho mayor que con el lanzamiento anterior, en noviembre. ¿Cuánto? En aquel momento, la remuneración a los inversores se situó en el 4,205%. Cuatro meses después ascendió al 4,805%, lo que suponen unos 3,5 millones de euros más en intereses. A las administraciones no les queda más remedio que ceder a mejores tipos en plena crisis, aunque eso suponga un mayor esfuerzo para su bolsillo, para hacer atractiva la compra de deuda pública.
La evolución de los diferenciales establecidos en los bonos de deuda gallega en la última década son un buen reflejo, precisamente, de la situación económica en cada momento. Y del panorama en concreto de las cuentas autonómicas. En 1997, por ejemplo, el tipo de interés al que salieron algo más de 91 millones de euros en bonos rozaba el 6,3%. El diferencial máximo en los últimos años. Una emisión que, por cierto, todavía se está abonando, porque la fecha de vencimiento, según consta en los registros de la Consellería de Facenda, está abierta hasta diciembre de 2017.
Desde esa primera operación de endeudamiento todavía por acabar de reembolsar, los tipos han ido en descenso, al compás del relajamiento de la situación económica. Un 5,8%, un 5,4%, un 3,8%, un 0,972%... Hasta que el diferencial vuelve a crecer y en noviembre de 2005 se lanzan bonos a un 4,025%. El mínimo histórico se localiza en el 0,948% al que se pagó deuda, unos 200 millones, emitida en noviembre de 2007. Un año después, los intereses escalaron hasta el 1,231%. Aún así, cuatro veces por debajo de la rentabilidad que tienen hoy los bonos autonómicos para los inversores. La siguiente operación, en junio de 2009, se colocó ya a un 4,10%.
Entre las administraciones que tienen una calificación propia por parte de las agencias de riesgo –un termómetro de cara los inversores sobre la estabilidad de las cuentas y la existencia o no de sombras para hacer frente al pago de los intereses– están las autonomías. Tanto Standard&Poor´s como Moody´s mantienen la deuda gallega a largo plazo con la tercera mejor nota posible, aunque las dos agencias también hablan de perspectiva negativa. Es la puntuación media entre el conjunto de las autonomías. Por encima están Navarra y País Vasco. Por debajo, Baleares y Cataluña.
En todo caso, como reconocen desde la Consellería de Facenda, la imagen de la deuda autonómica no sólo depende de los análisis propios de las agencias internacionales, sino también de la evolución que se marque para las emisiones que haga el Gobierno central. De hecho, el diferencial de la deuda del Estado influye también en el tipo de interés al que puedan fijarse los bonos de la Xunta, junto con la situación del mercado y el plazo de emisión.
La puerta que le queda abierta ahora a la Xunta para elevar el endeudamiento –actualmente, más de 4.700 millones, un 8,8% del PIB autonómico, según el Banco de España– es recurrir directamente a las entidades financieras para préstamos. Un proceso complicado debido a la elevada cantidad, unos 1.000 millones en función de lo previsto en los presupuestos, y con el hándicap de la delicada situación que atraviesa el sector.
La Xunta paraliza la emisión de 1.000 millones de deuda por la inestabilidad del mercado y la subida de intereses - Faro de Vigo
Los presupuestos recogían un endeudamiento de 1.500 millones, pero sólo se lanzaron bonos por valor de 500
Ante la previsión de que los fondos estatales, la gran fuente de la que beben los gobiernos autonómicos para gestionarse, vendrían este año con un intenso tijeretazo, y que los ingresos propios también estarían en su peor momento por la repercusión de la grave crisis económica en la recaudación fiscal, la Xunta incluyó en sus presupuestos de 2010 un programa de endeudamiento que contemplaba hasta 1.500 millones de euros en financiación externa. Lo máximo posible, en línea con el tope marcado en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera por el Ejecutivo central y los regionales, de hasta un 2,5% del Producto Interior Bruto (PIB). La última emisión de deuda del Gobierno gallego, el pasado mes de marzo, alcanzó los 500 millones de euros. Y de momento será la última, pese a la diferencia con la cantidad inicialmente prevista para todo el ejercicio. La convulsa situación de los mercados y el encarecimiento de los intereses por la devaluación de la imagen económica de todo el Estado no lo permiten. "No es un buen momento", confirman desde la Consellería de Facenda.
Por eso en la Xunta no contemplan nuevas emisiones de bonos a corto plazo. Habrá que esperar a ver cómo evolucionan las condiciones del mercado de la deuda. Pese a que en la última, suscrita el 25 de marzo pasado con el BBVA, el HSBC y Societé Generale, se realizó con diferenciales menores que en otras comunidades, lo cierto es que ya suponía un coste mucho mayor que con el lanzamiento anterior, en noviembre. ¿Cuánto? En aquel momento, la remuneración a los inversores se situó en el 4,205%. Cuatro meses después ascendió al 4,805%, lo que suponen unos 3,5 millones de euros más en intereses. A las administraciones no les queda más remedio que ceder a mejores tipos en plena crisis, aunque eso suponga un mayor esfuerzo para su bolsillo, para hacer atractiva la compra de deuda pública.
La evolución de los diferenciales establecidos en los bonos de deuda gallega en la última década son un buen reflejo, precisamente, de la situación económica en cada momento. Y del panorama en concreto de las cuentas autonómicas. En 1997, por ejemplo, el tipo de interés al que salieron algo más de 91 millones de euros en bonos rozaba el 6,3%. El diferencial máximo en los últimos años. Una emisión que, por cierto, todavía se está abonando, porque la fecha de vencimiento, según consta en los registros de la Consellería de Facenda, está abierta hasta diciembre de 2017.
Desde esa primera operación de endeudamiento todavía por acabar de reembolsar, los tipos han ido en descenso, al compás del relajamiento de la situación económica. Un 5,8%, un 5,4%, un 3,8%, un 0,972%... Hasta que el diferencial vuelve a crecer y en noviembre de 2005 se lanzan bonos a un 4,025%. El mínimo histórico se localiza en el 0,948% al que se pagó deuda, unos 200 millones, emitida en noviembre de 2007. Un año después, los intereses escalaron hasta el 1,231%. Aún así, cuatro veces por debajo de la rentabilidad que tienen hoy los bonos autonómicos para los inversores. La siguiente operación, en junio de 2009, se colocó ya a un 4,10%.
Entre las administraciones que tienen una calificación propia por parte de las agencias de riesgo –un termómetro de cara los inversores sobre la estabilidad de las cuentas y la existencia o no de sombras para hacer frente al pago de los intereses– están las autonomías. Tanto Standard&Poor´s como Moody´s mantienen la deuda gallega a largo plazo con la tercera mejor nota posible, aunque las dos agencias también hablan de perspectiva negativa. Es la puntuación media entre el conjunto de las autonomías. Por encima están Navarra y País Vasco. Por debajo, Baleares y Cataluña.
En todo caso, como reconocen desde la Consellería de Facenda, la imagen de la deuda autonómica no sólo depende de los análisis propios de las agencias internacionales, sino también de la evolución que se marque para las emisiones que haga el Gobierno central. De hecho, el diferencial de la deuda del Estado influye también en el tipo de interés al que puedan fijarse los bonos de la Xunta, junto con la situación del mercado y el plazo de emisión.
La puerta que le queda abierta ahora a la Xunta para elevar el endeudamiento –actualmente, más de 4.700 millones, un 8,8% del PIB autonómico, según el Banco de España– es recurrir directamente a las entidades financieras para préstamos. Un proceso complicado debido a la elevada cantidad, unos 1.000 millones en función de lo previsto en los presupuestos, y con el hándicap de la delicada situación que atraviesa el sector.