Estando a pocos días para el inicio de un nuevo año, expongo sin que me lo pidan, mis deseos para el 2010: más construcción.
Al margen de los deseos habituales y sabidos de paz, fin del hambre y otras calamidades que constantemente sufre el mundo y que parece no tengan remedio, me centro en deseos particulares en el terreno económico español: más prosperidad, menos desempleo, ergo, más construcción.
Hay que aceptar, mal que les pese a algunos, que la construcción es el motor de España. En España, se sabe construir. Quizá no tengamos otras cualidades, y ciertos sectores no están potenciados como se merecen, pero eso es otro debate. La realidad es aplastante, y hay que aceptarla.
Por tanto, es un sector estratégico para la economía española. Se necesita más que nunca, que vuelva a tomar protagonismo. La construcción ha generado riqueza y empleo, y cuando como consecuencia de la crisis económica ha sido duramente golpeada, sus efectos, como un tsunami devastador se han notado en todas las capas de la sociedad, generando desempleo y cierre de empresas.
Cierto es, y resultaría poco realista negar, que hace pocos años hubo una cierto incremento de precios en materia de vivienda (paralelos a los costes, dicho sea de paso). La brutal demanda conlleva subida de precios, sea del ladrillo o de un cereal. Eso no es sorprendente y, me atrevo a decir que ni cuestionable ni inmoral. Es la sabida ley de oferta y demanda. Reconozco que posiblemente, quizá los precios estaban sobredimensionados, y esta crisis ha servido, entre otras cosas, a que se haya producido una corrección en ese sentido, a los niveles actuales. Unos niveles que, reitero, dudo que disminuyan más, y desde luego, están muy alejados de los deseos fantasiosos de muchos foreros. Creo que un arco de precio entre los 1.000 y 4.000 euros/m2, dependiendo de la zona (desde aldeas rurales hasta centros neurálgicos de capitales de provincia) es un precio más que razonable en la mayoría de los casos.
España, por tanto, necesita que su sector líder, aquel que ha originado riqueza y empleo, vuelva a tomar el timón de su economía. Si bien la tarea es ardua, habida cuenta de la situación actual, creo que es posible, y si me apuran, incluso inevitable a medio plazo. Naturalmente, con una estabilización de precios citados en el párrafo anterior y con ayudas públicas para tal finalidad, como lo hacen otros sectores como el automóvil, que sin menospreciarlo, ni de lejos tiene su peso en el PIB como lo tiene la construcción.
Todo lo expuesto, me lleva a desear un 2010 donde la construcción vuelva a tener el protagonismo perdido, lo que creo que equivale a desear un año próspero económicamente.