- Se confirma la pugna PP-PSOE-Podemos y luego Ciudadanos, más descolgado, en un 4º puesto.
- Ciudadanos pierde el efecto psicológico del "caballo ganador" (de cara al electorado, un partido que va a quedar cuarto y que, como mucho, podría condicionar el futuro gobierno es menos atractivo que un partido que tiene posibilidades reales de ganar, o al menos de quedar segundo y poder gobernar si pacta). Así las cosas, Ciudadanos se configura como el partido bisagra que podría pactar tanto con PP como con PSOE (Podemos de entrada lo descarto por mucho que Albert Rivera diga que ellos no son sectarios y que hablarán con todos y que nadie son sus enemigos y que bla, bla, bla).
- El votante pepero asqueado con Mariano y compañía (principal caladero en el que pesca Ciudadanos), receloso con la aparente ambigüedad o impredecibilidad de Ciudadanos ("¿Y si luego resulta que Rivera pacta con Sánchez? No quiero que mi voto vaya a parar al PSOE, como en Andalucía"), votará al PP con la nariz tapada como voto útil para frenar a un frente popular izquierdista extremista bolivariano en el que el Coletas tendría la voz cantante.
- La penalización que la ley electoral impone a las terceras y cuartas fuerzas en la mayoría de circunscripciones hace aumentar más si cabe este "voto útil", gracias al cual Mariano y compañía vuelven a ganar aupados por la gente de bien, espantada por las hordas de descamisados populistas de inspiración bolivariana que vienen a asaltar el Palacio de Invierno y convenientemente azuzada desde los medios de la caverna ("las próximas elecciones generales son cruciales para el futuro del país y no es momento para amateurs ni para tirar el voto").
Chimpún.