Mercados aseguran que la Fed volverá a cortar tasas

Del foro de Invertia. Me ha parecido interesante. Lo ha escrito el forero Kitten:

Que lo lean sus señorías, no voy a ser la única que tiene que estudiar :)

El capital, el dinero y las monedas están sujetas a las leyes de la oferta y la demanda como cualquier otro bien. Por lo tanto su precio refleja una realidad de mercado y transmite información. El precio del dinero concretamente transmite las preferencias temporales de los ahorradores, la oferta de capital disponible y la urgencia de los inversores por disponer de él. La banca de reserva fraccional en sus inicios, y más recientemente los bancos centrales y su monopolio de creación monetaria manipulan el precio del dinero-los tipos de interés, transmitiendo información falsa a los inversores. Generalmente los tipos demasiado bajos estimulan la inversión por encima de lo justificado por el capital disponible. A medida que los inversores y las empresas, cargados de liquidez, pujan al alza los recursos productivos disponibles en la economía, suben los precios nominales hasta igualar la cantidad de dinero. Estas subidas descubren la mentira, revelan la ilusión monetaria y demuestran que dichas inversiones no eran rentables. En este momento sólo una nueva inyección monetaria puede evitar que explote la burbuja, prolongando la especulación y empeorando la mala asignación de los recursos, agravando las consecuencias de la inevitable crisis.

La crisis es un periodo de liquidación de inversiones improductivas y reasignación de los recursos hacía usos más racionales, es decir más adecuados a las verdaderas preferencias del mercado. Es un periodo traumático, ya que en la liquidación inevitablemente se pierde valor, pero necesario. El ajuste sienta las bases de un nuevo crecimiento más sostenible y productivo, basado en el ahorro y la acumulación de capital. Una nueva inyección de liquidez, sin embargo, puede rescatar temporalmente a los inversores marginales, postergando la corrección y empeorando los desequilibrios de la estructura de capital.

David Ricardo y otros economistas clásicos fueron los primeros en intentar explicar un fenómeno relativamente nuevo en las últimas etapas de la industrialización inglesa: los ciclos caracterizados por periodos alcistas y crisis periódicas. Hasta entonces los únicos ciclos de escala nacional habían sido los causados por guerras y cosechas. Entre sus observaciones estaba el importante papel que de los efectos monetarios sobre la economía, especialmente desde la centralización por el Bank of London de la emisión de papel moneda.

La invención de la banca de reserva fraccional (originalmente una estafa, ya que el contrato de depósito irregular impone obligaciones de custodia) permitió a bancos privados prestar el dinero de sus depositarios a la vez que les garantizaba su disponibilidad, confiando en que sólo una fracción de estos exigirían la devolución de la deuda.
De esta forma se confundía el contrato de depósito con el de comodato o mutuo.

El riesgo asumido por estos bancos a menudo llevaba a quiebras y pánicos bancarios, aunque bastante localizado y centrados en los bancos más especulativos, de hecho los bancos más conservadores normalmente aprovechaban los momentos de desconfianza para hacerse con los activos de bancos menos seguros. En USA los llamados "Wildcat banks" (por sus remotas sedes) sufrían un tremendo descuento en el valor de su papel comercial fuera de su área directa de influencia. De esta forma la excesiva creación de liquidez (basada en deuda y sin respaldo real) conllevaba su propio castigo y no afectaba a toda la economía.

Sin embargo, con la centralización y cartelización del sistema bancario mediante bancos centrales con el monopolio de emitir moneda de curso legal, las posibilidades de crear dinero basado en deuda (moneda fiduciaria o dinero fiat) se multiplicaron. A medida que los bancos centrales comenzaron a gestionar todas las reservas (principalmente oro) desapareció la disciplina de mercado que imponía la posibilidad de que los depositarios exigieran sus ahorros. Este proceso de centralización produce la aparición de ciclos económicos nacionales, que afectan a toda la economía, ya que el tipo de interés es el mismo para países enteros. Se agrava además la ilusión monetaria, ya que no se puede comparar la pérdida de valor de la moneda, salvo en el comercio internacional (dónde el patrón oro subsistió casi medio siglo más).
 
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