sopaajo
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La Comparecencia del Secretario de Estado de Defensa, Pedro Arguelles, ante la Comisión de Defensa del Congreso (en sucesivos artículos iremos destacando algunas de las perlas de ésta) para explicar los Presupuestos Generales del Estado nos ha desvelado que el gasto militar en que piensa incurrir el gobierno superará en mucho al que nosotros mismos hemos calculado a partir del borrador de presupuestos generales.
Así, aunque según Pedro Arguelles se tiene presupuestado responder este año en 507 millones de euros para inversiones en armas (de los cuales 500 millones van a salir de los fondos de contingencia y no de los presupuestos del ministerio de defensa) el compromiso de pago adquirido es de 2.370 millones de euros.
¿De dónde van a salir os 1.862 millones que no están presupuestados en los presupuestos generales del Estado? Pues muy sencillo, de hacer trampas.
Veamos: Pedro Arguelles dijo en la comisión de defensa que, una vez que se cierren y aprueben los presupuestos generales del estado, es decir, una vez que se aprueben estos,” iniciará conversaciones con los Ministerios de Haciencia y Administraciones Públicas, Economía y Competitividad, Industria-Energía y Turismo, así como con los grupos parlamentarios y la industria de Defensa, para explorar vías que nos permitan responder a los compromisos adquiridos en los últimos años y que puedan sentar las bases para un marco financiero e industrial más sostenible a largo plazo”.
Es decir, el secretario del Estado de Defensa, nada menos, explica en el Parlamento que:
a) piensan engañar y engañarse en los presupuestos del Estado, porque no reflejará el pago del gasto militar, que va a ser superior (al menos en los 2.370 millones de euros que no van a aparecer en ninguna partida ni del presupuesto del Ministerio de Defensa, ni en las que suelen disfrazarse los gastos militares de otros ministerios, ni tampoco en los fondos de contingencia a los que acuden abusivamente para complementar sus excesivos gastos).
b) Que cuando acaben con la pantomima de aprobar unos presupuestos generales que no reflejan el gasto que se piensa hacer, empezarán a hacer componendas con otros ministerios y con el Parlamento para sacar un dinero extra (al menos 2.370 millones de euros) para satisfacer los pagos que requiere la industria de armamento.
c) Que van a buscar, además, la complicidad y la implicación de los grupos parlamentarios en la consolidación del engaño y del excesivo gasto militar. Imaginamos que el gobierno tiene en mente que hacer esta operación de maquillaje del gasto militar con la protesta del resto del parlamento es una mala idea (sería poner en alerta a toda una Europa que clama por la contención del gasto y que recela de que los presupuestos no sean creíbles) y que cabe el peligro de que, si lo hacen, se levante la denuncia y la sociedad también se entere de la escalofriante realidad del gasto militar.
Piensa tal vez el gobierno que, dado que hasta ahora el apoyo a la política militarista ha sido tan palmario y que, teniendo en cuenta que los diputados son legos en la materia, nadie les va a poner resistencia. Menos aún cuando llevan un par de meses mintiéndonos con lo poco que se gasta en defensa y lo peligrosos que puede ser no invertir mucho más.
Esperemos que la respuesta social sea, esta vez sí, contundente e indignada y que impida que el militarismo, una vez más, se salga con la suya.
Colectivo Utopía Contagiosa
Así, aunque según Pedro Arguelles se tiene presupuestado responder este año en 507 millones de euros para inversiones en armas (de los cuales 500 millones van a salir de los fondos de contingencia y no de los presupuestos del ministerio de defensa) el compromiso de pago adquirido es de 2.370 millones de euros.
¿De dónde van a salir os 1.862 millones que no están presupuestados en los presupuestos generales del Estado? Pues muy sencillo, de hacer trampas.
Veamos: Pedro Arguelles dijo en la comisión de defensa que, una vez que se cierren y aprueben los presupuestos generales del estado, es decir, una vez que se aprueben estos,” iniciará conversaciones con los Ministerios de Haciencia y Administraciones Públicas, Economía y Competitividad, Industria-Energía y Turismo, así como con los grupos parlamentarios y la industria de Defensa, para explorar vías que nos permitan responder a los compromisos adquiridos en los últimos años y que puedan sentar las bases para un marco financiero e industrial más sostenible a largo plazo”.
Es decir, el secretario del Estado de Defensa, nada menos, explica en el Parlamento que:
a) piensan engañar y engañarse en los presupuestos del Estado, porque no reflejará el pago del gasto militar, que va a ser superior (al menos en los 2.370 millones de euros que no van a aparecer en ninguna partida ni del presupuesto del Ministerio de Defensa, ni en las que suelen disfrazarse los gastos militares de otros ministerios, ni tampoco en los fondos de contingencia a los que acuden abusivamente para complementar sus excesivos gastos).
b) Que cuando acaben con la pantomima de aprobar unos presupuestos generales que no reflejan el gasto que se piensa hacer, empezarán a hacer componendas con otros ministerios y con el Parlamento para sacar un dinero extra (al menos 2.370 millones de euros) para satisfacer los pagos que requiere la industria de armamento.
c) Que van a buscar, además, la complicidad y la implicación de los grupos parlamentarios en la consolidación del engaño y del excesivo gasto militar. Imaginamos que el gobierno tiene en mente que hacer esta operación de maquillaje del gasto militar con la protesta del resto del parlamento es una mala idea (sería poner en alerta a toda una Europa que clama por la contención del gasto y que recela de que los presupuestos no sean creíbles) y que cabe el peligro de que, si lo hacen, se levante la denuncia y la sociedad también se entere de la escalofriante realidad del gasto militar.
Piensa tal vez el gobierno que, dado que hasta ahora el apoyo a la política militarista ha sido tan palmario y que, teniendo en cuenta que los diputados son legos en la materia, nadie les va a poner resistencia. Menos aún cuando llevan un par de meses mintiéndonos con lo poco que se gasta en defensa y lo peligrosos que puede ser no invertir mucho más.
Esperemos que la respuesta social sea, esta vez sí, contundente e indignada y que impida que el militarismo, una vez más, se salga con la suya.
Colectivo Utopía Contagiosa