MANDA bemoles CON EL puñetero COMUNISMO... GRATITUD... YA TE DIGO, VED LOS TITULARES, POR FAVOR...

O sea, que Carrillo en caso de protagonizar un golpe de estado fallido, debia aceptar en sus carnes una sentencia judicial en base a una ley fascista, pero a los fascistas que realmente hicieron el golpe de estado, habia de aplicarles otra ley...mira que bien.
No. Solo debería aceptar la ley del gobierno de Primo de Rivera (padre) en el que estuvieron ministros del PSOE que, como todo consejo de ministros, las leyes se promueven colegiadamente (de lo contrario, no sería consejo de ministros). Como sabrás, en la dictadura de Primo de Rivera hubo en sus gobiernos miembros del PSOE, como partido participante de tal dictadura. Sale hasta en la Wiki. Ahora no es complicado encontrar referencias (en mi época tenía que ir a una biblioteca, pedir libros, empezar a leerlos, leerlos, pedir más libros... Ahora es más fácil. En serio. Solo tienes que tener intención de informarte y empezar por lo más básico y evidente, que en el gobierno de la dictadura de Primo de Rivera había ministros del PSOE... En serio, es así...

Copio de la Wiki:

Enlace: Historia del Partido Socialista Obrero Español - Wikipedia, la enciclopedia libre

La colaboración con la Dictadura de Primo de Rivera y la fractura socialista (1923-1930)[editar]
Véase también: Dictadura de Primo de Rivera
El PSOE fue el único partido al que se le permitió permanecer en la legalidad durante la dictadura del General Miguel Primo de Rivera pero se produjo una división en el seno del mismo ante la actitud que debía mantenerse frente al régimen militar. Por un lado Largo Caballero y Andrés Saborit eran partidarios de una cierta colaboración para permitir el funcionamiento del sindicato, mientras que Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos eran contrarios a esa colaboración. La crisis culminó con la dimisión de la Comisión Ejecutiva de Prieto tras el nombramiento de Largo Caballero como miembro del Consejo de Estado reformado y ampliado por Primo de Rivera para dar cabida a una representación de los trabajadores y de los patronos.

Los socialistas españoles condenaron el Golpe de Estado de Primo de Rivera del 13 de septiembre de 1923 pero no se movilizaron en su contra, lo que hubiera supuesto defender al régimen "oligárquico" y "caciquil" de la Restauración, sino que la dirección recomendó cautela y espera -«¡Serenidad, trabajadores!»": «serenidad y reflexión pedimos a nuestros compañeros»-. El mismo día del golpe, El Socialista publicó una nota conjunta de las Ejecutivas del PSOE y de UGT en la que se decía que el pueblo español y especialmente la clase obrera «no debe prestar aliento a esta sublevación, preparada y dirigida por un grupo de generales», pero añadiendo a continuación que «ningún vínculo de solidaridad, ni siquiera de simpatía política, nos liga con los gobernantes». A partir de esta toma de posición los socialistas rechazaron las propuestas de la CNT y del PCE en favor de una política más activa en contra de la Dictadura y tanto el PSOE como la UGT no fueron objeto de la persecución y las prohibiciones que puso en marcha inmediatamente Primo de Rivera contra anarcosindicalistas y comunistas. "La CNT hubo de pasar a la clandestinidad entre 1924 y 1929 y la actividad de los grupos comunistas se redujo al mínimo y hubo de ejercerse en muchos casos fuera de España".7

Primo de Rivera inició un acercamiento a los socialistas a través de UGT forzando una reunión el 1 de octubre con el líder minero Manuel Llaneza -este declaró a la Comisión Ejecutiva que lo habían llevado desde la estación de tren al despacho de Primo de Rivera sin darle ninguna otra opción-. El único dirigente que le recriminó a Llaneza haberse entrevistado con el dictador fue Indalecio Prieto, lo que constituyó el primer indicio de la división que se produciría en el seno del socialismo sobre la cuestión de la "colaboración" con la Dictadura, ya que la ejecutiva de UGT en cambio aprobó en su reunión del 7 de enero que continuaran los contactos con el Directorio militar. El siguiente motivo de debate fue el ofrecimiento, finalmente aceptado tanto por el PSOE como por UGT, de que los militantes socialistas permanecieran en los puestos políticos representativos de ayuntamientos y diputaciones pese a la situación de excepcionalidad que suponía la Dictadura.8

Las disensiones internas entre los socialistas continuaron cuando la Comisión Ejecutiva de UGT aprobó la concurrencia a las elecciones para miembros obreros de los Comités Mixtos o Paritarios que la Dictadura había creado para regular las relaciones laborales, y se hicieron todavía más evidentes cuando el 31 de marzo de 1924 se convocó una reunión extraordinaria conjunta de los Comités Nacionales del PSOE y de UGT para estudiar la participación en las elecciones locales que se iban a celebrar -aunque éstas nunca tuvieron lugar- según la forma de representación corporativa instaurada por el nuevo Estatuto Municipal recién aprobado por el Directorio. En la reunión, a la que Indalecio Prieto no asistió en señal de protesta, se aprobó la propuesta de Largo Caballero de participar en las mismas.9

La ruptura se consumó cuando, en octubre de 1924, Largo Caballero, secretario general de UGT y miembro de la Ejecutiva del PSOE, aceptó la propuesta de sus compañeros vocales obreros del Consejo Superior de Trabajo, Comercio e Industria —al que la Dictadura había adscrito el Instituto de Reformas Sociales al que pertenecía Largo Caballero desde hacía muchos años— de ser su representante en el reformado y ampliado —por un decreto de 24 de septiembre— Consejo de Estado que tendría una representación de los patronos y de los trabajadores. La entrada de Largo Caballero en el Consejo de Estado desató una tormenta política en el seno del socialismo español. En su defensa Largo Caballero recurrió a su arraigada idea del "intervencionismo" según la cual la representación obrera debía estar presente en todos aquellas instituciones del Estado que trataran la "cuestión social" por lo que su participación en el Consejo de Estado podía reportar ventajas indiscutibles. En cambio Fernando de los Ríos e Indalecio Prieto consideraron un "grave error" la decisión de Largo Caballero porque suponía "«aumentar, con gravísimo daño para el prestigio del Partido Socialista, el equívoco de una colaboración...». Como tanto los Comités Nacionales de UGT como del PSOE apoyaron mayoritariamente la posición de Largo Caballero, Indalecio Prieto dimitió el 25 de octubre de 1924 de su puesto en la Comisión Ejecutiva del PSOE en señal de protesta10 En el XII Congreso del PSOE celebrado en 1928 Largo Caballero justificó así su postura:11
 
Se llama Conspiración Comunista Internacional, como dice este señor al final de esta intervención:

 
No. Solo debería aceptar la ley del gobierno de Primo de Rivera (padre) en el que estuvieron ministros del PSOE que, como todo consejo de ministros, las leyes se promueven colegiadamente (de lo contrario, no sería consejo de ministros). Como sabrás, en la dictadura de Primo de Rivera hubo en sus gobiernos miembros del PSOE, como partido participante de tal dictadura. Sale hasta en la Wiki. Ahora no es complicado encontrar referencias (en mi época tenía que ir a una biblioteca, pedir libros, empezar a leerlos, leerlos, pedir más libros... Ahora es más fácil. En serio. Solo tienes que tener intención de informarte y empezar por lo más básico y evidente, que en el gobierno de la dictadura de Primo de Rivera había ministros del PSOE... En serio, es así...

Copio de la Wiki:

Enlace: Historia del Partido Socialista Obrero Español - Wikipedia, la enciclopedia libre

La colaboración con la Dictadura de Primo de Rivera y la fractura socialista (1923-1930)[editar]
Véase también: Dictadura de Primo de Rivera
El PSOE fue el único partido al que se le permitió permanecer en la legalidad durante la dictadura del General Miguel Primo de Rivera pero se produjo una división en el seno del mismo ante la actitud que debía mantenerse frente al régimen militar. Por un lado Largo Caballero y Andrés Saborit eran partidarios de una cierta colaboración para permitir el funcionamiento del sindicato, mientras que Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos eran contrarios a esa colaboración. La crisis culminó con la dimisión de la Comisión Ejecutiva de Prieto tras el nombramiento de Largo Caballero como miembro del Consejo de Estado reformado y ampliado por Primo de Rivera para dar cabida a una representación de los trabajadores y de los patronos.

Los socialistas españoles condenaron el Golpe de Estado de Primo de Rivera del 13 de septiembre de 1923 pero no se movilizaron en su contra, lo que hubiera supuesto defender al régimen "oligárquico" y "caciquil" de la Restauración, sino que la dirección recomendó cautela y espera -«¡Serenidad, trabajadores!»": «serenidad y reflexión pedimos a nuestros compañeros»-. El mismo día del golpe, El Socialista publicó una nota conjunta de las Ejecutivas del PSOE y de UGT en la que se decía que el pueblo español y especialmente la clase obrera «no debe prestar aliento a esta sublevación, preparada y dirigida por un grupo de generales», pero añadiendo a continuación que «ningún vínculo de solidaridad, ni siquiera de simpatía política, nos liga con los gobernantes». A partir de esta toma de posición los socialistas rechazaron las propuestas de la CNT y del PCE en favor de una política más activa en contra de la Dictadura y tanto el PSOE como la UGT no fueron objeto de la persecución y las prohibiciones que puso en marcha inmediatamente Primo de Rivera contra anarcosindicalistas y comunistas. "La CNT hubo de pasar a la clandestinidad entre 1924 y 1929 y la actividad de los grupos comunistas se redujo al mínimo y hubo de ejercerse en muchos casos fuera de España".7

Primo de Rivera inició un acercamiento a los socialistas a través de UGT forzando una reunión el 1 de octubre con el líder minero Manuel Llaneza -este declaró a la Comisión Ejecutiva que lo habían llevado desde la estación de tren al despacho de Primo de Rivera sin darle ninguna otra opción-. El único dirigente que le recriminó a Llaneza haberse entrevistado con el dictador fue Indalecio Prieto, lo que constituyó el primer indicio de la división que se produciría en el seno del socialismo sobre la cuestión de la "colaboración" con la Dictadura, ya que la ejecutiva de UGT en cambio aprobó en su reunión del 7 de enero que continuaran los contactos con el Directorio militar. El siguiente motivo de debate fue el ofrecimiento, finalmente aceptado tanto por el PSOE como por UGT, de que los militantes socialistas permanecieran en los puestos políticos representativos de ayuntamientos y diputaciones pese a la situación de excepcionalidad que suponía la Dictadura.8

Las disensiones internas entre los socialistas continuaron cuando la Comisión Ejecutiva de UGT aprobó la concurrencia a las elecciones para miembros obreros de los Comités Mixtos o Paritarios que la Dictadura había creado para regular las relaciones laborales, y se hicieron todavía más evidentes cuando el 31 de marzo de 1924 se convocó una reunión extraordinaria conjunta de los Comités Nacionales del PSOE y de UGT para estudiar la participación en las elecciones locales que se iban a celebrar -aunque éstas nunca tuvieron lugar- según la forma de representación corporativa instaurada por el nuevo Estatuto Municipal recién aprobado por el Directorio. En la reunión, a la que Indalecio Prieto no asistió en señal de protesta, se aprobó la propuesta de Largo Caballero de participar en las mismas.9

La ruptura se consumó cuando, en octubre de 1924, Largo Caballero, secretario general de UGT y miembro de la Ejecutiva del PSOE, aceptó la propuesta de sus compañeros vocales obreros del Consejo Superior de Trabajo, Comercio e Industria —al que la Dictadura había adscrito el Instituto de Reformas Sociales al que pertenecía Largo Caballero desde hacía muchos años— de ser su representante en el reformado y ampliado —por un decreto de 24 de septiembre— Consejo de Estado que tendría una representación de los patronos y de los trabajadores. La entrada de Largo Caballero en el Consejo de Estado desató una tormenta política en el seno del socialismo español. En su defensa Largo Caballero recurrió a su arraigada idea del "intervencionismo" según la cual la representación obrera debía estar presente en todos aquellas instituciones del Estado que trataran la "cuestión social" por lo que su participación en el Consejo de Estado podía reportar ventajas indiscutibles. En cambio Fernando de los Ríos e Indalecio Prieto consideraron un "grave error" la decisión de Largo Caballero porque suponía "«aumentar, con gravísimo daño para el prestigio del Partido Socialista, el equívoco de una colaboración...». Como tanto los Comités Nacionales de UGT como del PSOE apoyaron mayoritariamente la posición de Largo Caballero, Indalecio Prieto dimitió el 25 de octubre de 1924 de su puesto en la Comisión Ejecutiva del PSOE en señal de protesta10 En el XII Congreso del PSOE celebrado en 1928 Largo Caballero justificó así su postura:11

mucho texto

viva Stalin, Liberador de Europa
 
Yo me compre el libro del manifiesto comunista, también tengo otras "obras maestras" como mein kampf o el capital.

El manifiesto comunista es el peor de estos tres, es el análisis de parvulario de una realidad de principios del siglo XIX. No entiendo como nadie se lo pudo tomar en serio. Pero ya hay que ser demorado del todo para darle cualquier valor en el presente.

totalmente de acuerdo, mucho mas importante es el libro LA PROPIEDAD PRIVADA, EL ESTADO Y LA FAMILIA. diria que es la obra maestra del marxismo.
aunque siempre hay quien saque provecho hasta del escremento. en este caso el MANIFIESTO COMUNISTA es imprescindible a los objetivos de la burguesia de izquierda capitalista. si te fijas, son ellos quienes lo aplican al pie de la letra
te saluda un marxista
 
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