MALVINAS, el anteúltimo combate...

Yo he llegado a leer que por aquella época los británicos estaban dispuestos a ceder la soberanía a cambio de un retroarrendamiento a largo plazo, pero que por la precipitación de la junta argentina se fue todo al garete hasta hoy. ¿qué hay de cierto en ello?
 
Solo he visto cinco minutos, tengo que terminar de verlo, pero ya en los primeros minutos escucho a esos profesionales y veo una actitud que solo puedo calificar de inconsciente, incluso después de recibir la lección de aquella guerra a décadas de distancia. Iban a atacar a la bicha nada menos, pero ellos iban contentos, como niños que se proponen un imposible y se vienen arriba. Que no se ofendan los argentinos, no digo esto porque piense que no podían ganar, lo digo por esa actitud quijotesca que encima aún tienen después incluso de haber sido derrotados. Así no se aprende de los errores.
 
No puede existir duda alguna de la legitimidad del reclamo argentino sobre las Islas Malvinas.

Argentina sustenta sus derechos sobre las islas sobre la base de consideraciones geográficas, históricas y jurídicas, las cuales son:

Derechos geográficos


Continuidad geográfica.
De acuerdo a la opinión de Argentina las islas Malvinas tienen continuidad geológica con su territorio continental emergiendo frente a sus costas a menos de 400 km como parte de la plataforma continental patagónica. Este argumento de la continuidad geográfica con el continente ha sido utilizado por la corona de España cuando Bougainville les entregó las islas en 1766, quien expresó que España las había reivindicado como una dependencia del continente de la América meridional. También aparece en el decreto del gobierno de Buenos Aires del 10 de junio de 1829: (...) hallándose justificada aquella posesión por el derecho del primer ocupante, por el consentimiento de las principales potencias marítimas de Europa y por la adyacencia de estas islas al Continente que formaba el Virreinato de Buenos Aires, de cuyo Gobierno dependían (...)

Derechos históricos

España había basado sus derechos sobre las en las bulas Inter caetera y Dudum siquidem del papa Alejandro VI en 1493, y en el Tratado de Tordesillas.

Las islas habían sido avistadas por un buque de Fernando de Magallanes en su viaje de la vuelta al mundo, antes del supuesto descubrimiento atribuido a John Davis en 1592, en épocas en que el mero descubrimiento otorgaba derechos de dominio eminente. Las islas fueron una herencia colonial de España hacia Argentina.

Derechos jurídicos

Tanto España como Argentina efectuaron una «ocupación efectiva» de las islas, principio que el Reino Unido y los principales países europeos reconocían entonces como título esencial para la adquisición de la soberanía territorial.

Argentina sostiene que con su independencia, heredó los derechos de España en virtud de la doctrina del uti possidetis iuris y de la de «sucesión de estados», por lo que —siempre según su versión— ejerció un «dominio eminente» a partir de 1810. Al reconocer España la independencia argentina en 1859, cedió explícita y retroactivamente al 25 de mayo de 1810 sus derechos sobre el territorio argentino, que incluirían a las Malvinas.28

Cuando las Provincias Unidas del Río de la Plata tomaron posesión efectiva de las islas el 6 de noviembre de 1820, el Reino Unido no efectuó protesta alguna. Ni lo hizo el 15 de diciembre de 1823, cuando reconoció a las Provincias Unidas, ni tampoco cuando firmó con ellas el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación del 2 de febrero de 1825. La primera nota de protesta fue presentada por el gobierno británico el 19 de noviembre de 1829.29

El Reino Unido ocupó las islas por la fuerza en 1833, expulsando a sus autoridades y pobladores y no permitiendo su retorno, vulnerando así la integridad territorial argentina y su unidad nacional. Lo cual es —según la interpretación argentina— contrario a la Resolución 1514 (XV) de las Naciones Unidas relativa a la Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales, la cual establece en su párrafo sexto que «todo intento encaminado a quebrar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas».

La oleada turística de 1833 fue ilegal ante el Derecho de Gentes y forzado el artículo 4.º de la Primera Convención de Nutka firmada el 28 de octubre de 1790. Habría forzado también otros tratados firmados por Gran Bretaña que reconocían a España sus derechos en América del Sur y a la exclusividad de navegación en el Atlántico Sur: Tratado Americano de 1670 y la Paz de Utrecht de 1713 junto con los tratados posteriores que la ratificaron.

Pero también hay que reconocer que la PIRATERIA no reconoce derechos ,solo el de la fuerza que ejerce para y violarlos.


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lo digo por esa actitud quijotesca que encima aún tienen después incluso de haber sido derrotados.

...Y a mucha honra.

Los heroes y los grandes triunfadores de bravos combates no pueden serlo legitimamente si a priori supieran que iban a ganar, el no saber, es la forja de los Heroes..

Los Hombres de pura cepa no tienen tiempo de pensar si ante ellos, los que fieros se levantan son Molinos, u otra cosa...
Van a combatir, a apiolar o morir, pues una Causa Justa los impulsa y los alienta.

Las razas jóvenes lo sienten en la furiosa ebullición de su sangre joven,nadie debe explicarles lo que deben hacer.
Las razas viejas solo pueden mirar, fingir que no los envidian y seguir mascullando el recuerdo de antiguas glorias donde Otros hombres hacían lo MISMO que estos que hoy critican por "incoscientes, imberbes e improvisados".
 
Última edición:
...Y a mucha honra.

Los heroes y los grandes triunfadores de bravos combates no pueden serlo legitimamente si a priori supieran que iban a ganar, el no saber, es la forja de los Heroes..

Los Hombres de pura cepa no tienen tiempo de pensar si ante ellos, los que fieros se levantan son Molinos, u otra cosa...
Van a combatir, a apiolar o morir, pues una Causa Justa los impulsa y los alienta.

Las razas jóvenes lo sienten en la furiosa ebullición de su sangre joven,nadie debe explicarles lo que deben hacer.
Las razas viejas solo pueden mirar, fingir que no los envidian y seguir mascullando el recuerdo de antiguas glorias donde Otros hombres hacían lo MISMO que estos que hoy critican por incoscientes, imberbes e improvisados.
Pero no se puede ir así a una guerra contra esos, esa gente son palabras mayores, Galtieri estaba loco y os contagió la locura.
 
reclutas argentinos vs ejercito britanico regular y mas experto.
apoyo de la otan vamos de USa a inglterra.
puñalada trapera de chile por el asunto beagle.
franceses cagados de miedo por los ingleses que no vendieron mas exocets a los boludos.
 
Pero no se puede ir así a una guerra contra esos, esa gente son palabras mayores, Galtieri estaba loco y os contagió la locura.
Se equivoca, el argentino esta encendido de una locura sagrada hecha de valor y heroismo.
Galtieri, en todo caso,usó impropiamente un tenue rescoldo de ese fuego.
Los muchachos de Malvinas volvieron derrotados, esperando una nueva oportunidad para alcanzar la Gloria.
Galtieri los vió regresar, humillado, esperando qué lugar del Infierno lo espera.Y de ahí no hay regreso.
 
Se equivoca, el argentino esta encendido de una locura sagrada hecha de valor y heroismo.
Galtieri, en todo caso,usó impropiamente un tenue rescoldo de ese fuego.
Los muchachos de Malvinas volvieron derrotados, esperando una nueva oportunidad para alcanzar la Gloria.
Galtieri los vió regresar, humillado, esperando qué lugar del Infierno lo espera.Y de ahí no hay regreso.
Llevan la fin en la sangre, son un pueblo maldito, son los esbirros de Satanás en la Tierra. Para hacerles la guerra hay que tener algo más que coraje y valentía, de lo que estoy de acuerdo andaban sobrados los militares y los profesionales argentinos. De haber tenido medios no me cabe la menor duda que Argentina habría arrasado a esos cerdos.
 
Los argentinos se debieron pensar que como las Malvinas eran unas pobres islillas a miles de kilómetros de distancia, los ingleses no se molestarían en ir a darles pal pelo, pero no contaban que mandaba la Thatcher, que fue rauda y veloz a reconquistar sus pilinguis islas Falkland.
 
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Este hombre en vida se llamó PEDRO EDGARDO GIACHINO.

Era el Jefe de la patrulla de Comandos Anfibios y Buzos Tácticos que desembarcó el 1 de abril de 1982 durante la noche, en una playa al Sur de Puerto Argentino, Islas Malvinas.

Su misión era lograr la rendición del Gobernador británico antes de que el grueso de las tropas argentinas irrumpiera en la localidad y así evitar un sangriento e inútil combate en plena planta urbana.

La patrulla desembarcó desde el Destructor A.R.A. "Santísima Trinidad", logrando llegar a las playas en botes de goma; las fuerzas enemigas de la zona no advirtieron el desembarco nocturno de los hombres de Giachino.

A las seis de la mañana del 2 de abril de 1982, Giachino rodeó con sus hombres la casa del Gobernador británico y le intimó rendición; los británicos, sorprendidos, abrieron fuego sobre la patrulla.

Tal como prescribían las órdenes recibidas, Giachino procedió de manera de no provocar bajas ni daños al oponente, actitud probablemente única en todas las batallas de la Historia, sin duda órdenes casi imposibles de cumplir por un militar en acción, pero Giachino estuvo a la altura de las circunstancias.


Repitió varias veces su intimación de rendición y los británicos redoblaron sus disparos sin dar indicación de tregua alguna, tal como correspondía.

Treinta minutos después, la primera ola de asalto de la Fuerza de Desembarco Argentina toca tierra en las playas distantes unos siete kilómetros de donde Giachino estaba tratando de lograr la rendición del Gobernador.

La recuperación de las Islas se estaba consumando.

Pocos minutos después, los vehículos anfibios blindados de la Infantería de Marina Argentina rodaban hacia Puerto Argentino, mientras naves de la Flota de Alta Mar hacían ver sus siluetas en la bahía.

Si las tropas argentinas entraban a la localidad, se iniciaría el combate con los británicos en el mismo pueblo, circunstancia que debía evitarse a toda costa.

Giachino supo que debía actuar para impedirlo, de acuerdo con sus órdenes y en su condición de Jefe, tomó la decisión más importante de su vida, si no la hubiera tomado, nadie se lo hubiera reprochado, y hoy seguramente estaba vivo.

Pero este era un Hombre de Honor.

En la evidencia de la inutilidad de lograr la rendición británica, avanzó solo hacia el interior de la casa del Gobernador, derribó una puerta y gritó:
“Stop…Enough…! all over”…!”.

Una ametralladora enemiga le hizo fuego a quemarropa hiriéndolo de fin, cayó hacia atrás gritando a sus hombres que se cubrieran.

El Segundo al mando, Teniente de Fragata Diego García Quiroga quiso sacarlo de la línea de fuego, recibiendo a su vez una descarga que lo hirió gravemente.

El cabo enfermero Urbina intentó rescatar a sus dos jefes, siendo también herido; aun así, logró dar los primeros auxilios a los oficiales y a sí mismo.

La presión de la situación general, sumado al rugido de furia de los comandos argentinos al ver la alevosía de los británicos, que hacía presagiar una masacre inminente, motivó al Gobernador británico a ordenar la suspensión del fuego y pedir una tregua, que se le concedió.

La misión del Capitán Giachino se había cumplido: el Gobernador se rindió antes de que las tropas argentinas hicieran su entrada a Puerto Argentino y ni una gota de sangre inglesa se derramó en la operación.

El precio, fue la vida de Pedro Edgardo Giachino, quien muere minutos después a causa de las gravísimas heridas recibidas.

La Nación Argentina le otorgó "Post Mortem", la máxima distinción que otorga a sus héroes, "LA CRUZ AL HEROICO VALOR EN COMBATE".

Sus restos descansan en la ciudad de Mar del Plata, su recuerdo, imborrable, en los corazones de todos los argentinos.


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Última edición:
Quien analiza friamente la operacion de recuperacion de las Islas Malvinas en 1982 no puede escapar a la sensación de asistir a algo irreal,algo casi disparatado.

¿Cómo se puede aceptar con tanta simplicidad tal irresponsabilidad de las FFAA argentinas, de acometer una aventura bélica con una tropa recién incorporada, con casi nula preparación? ¿Cómo se puede creer que los comandantes de la marina y la fuerza aérea y sus respectivos estados mayores no tuvieron la posibilidad de advertirle al Ejército, los inmensos riesgos de esa aventura?
¿Estaban todos enloquecidos?
Esto es imposible de creer,
Algo muy siniestro ocurrió en esos dias que nadie pudo ver.

Descartada por increíble la hipótesis de que la contienda se inició por un acto de locura de las FFAA argentinas, o los delirios de grandeza de un general pasado de copas.
Tiene que existir otra explicación, basada en razones muy poderosas que tuvo,no el gobierno argentino, sino el inglés a cargo de Margaret Thatcher, para que el conflicto se desatara y tomara el curso fatal que tomó.

Y aquí nos encontramos ante el secreto más comprometedor ante la opinión pública mundial y ante la historia de la civilización, hechos que el gobierno inglés quiere preservar ocultos y que Argentina no debe permitir que no sean totalmente develados.

La realidad es que Argentina fue objeto de una trampa.
Una trampa, perfectamente orquestada por la OTAN, en resguardo de su sistema estratégico, que se hallaba en peligro de desmantelamiento.

Con la colaboración de EEUU le hicieron creer a ver a la Junta Militar argentina que una ocupación sin bajas inglesas de las Islas (tal como se hizo) serviría para destrabar las negociaciones de Nueva York, que en ese momento se hallaban estancadas por la desinteligencia sobre si debían respetarse los deseos o los intereses de los habitantes de las islas.

Todo sería solucionado por vía diplomática, sin acciones bélicas.

Tanto es así que, cuando Thatcher ordenó la movilización de la “Task Force”, John Not, Ministro de Defensa inglés, manifestó al periodismo que “cuando los argentinos vean que sus barcos comienzan a hundirse, volverán a la mesa de negociaciones”.

Esta supuesta actitud negociadora es otra mentira más destinada a convencer que la acción de ocupación era un acto de locura de los militares argentinos.

La guerra intensificó el espíritu nacionalista del pueblo inglés (es lo que se buscaba) y Thatcher fue reelegida nuevamente como Primer Ministro. Objetivo logrado: el conflicto resultante costó la vida de más de 900 solados ingleses, algo así como 1300 argentinos y más de 40 pilotos de la aviación, argentina.

A la Argentina la impulsó un motivo de honda raíz patriótica.
A Inglaterra, en cambio, la impulsó la perfidia de Thatcher.
Ahora queda a cargo del analista imparcial de este siglo XXI definir si fue una gesta o una baladronada de militares argentinos enloquecidos, o si fue una más de las argucias geopolíticas de los eternos verdugos de la Hispanidad.

¿Cuántos años más seguiremos manteniendo esta falsedad...?

Max Hastings y Simon Jenkins, periodistas ingleses mencionan en su libro La Batalla por las Malvinas en las páginas 357/358:


"Por fin, queda la Primer Ministro.
La figura de Margaret Thatcher se destaca en el drama de las Malvinas desde su entrada en el mismo hasta la euforia del triunfo final.
Su personalidad iguala a menudo su excéntrico sentido de las proporciones.

Su determinación y convencimiento de que toda negociación sería inútil, incluso su socarrona fraseología en os momentos de crisis, todo parecía revestirla de una armadura contra cualquier sospecha de que se embarcaba en una peligrosa e incluso absurda aventura. "¿Derrota?

No sé que significa esa palabra", fue una de sus expresiones que pasaron al léxico malvinense... Todos los participantes en el conflicto que fueron entrevistados para la preparación de este libro formularon una observación semejante: "fue la guerra de Mrs. Thatcher. Ella la sostuvo. Nunca pareció apartarse de su certeza sobre el resultado...".

Otros sostienen que el despacho de la fuerza de tareas con posterioridad a la oleada turística equivalía a una desmesurada, costosa y desproporcionada reacción a una situación en la cual ni las fronteras ni los intereses económicos de Gran Bretaña estaban en peligro. Una fuerza de tareas, según estos críticos, pudo ser necesaria para salvar a los "tories" en las siguientes elecciones o para salvar a la administración Thatcher del colapso inmediato, pero nunca debió ser la razón para la guerra".


Bibliografía:

Pegler, Martin, Los Francotiradores, Osprey Publishing- RBA Coleccionables, Barcelona, 2009.

Fundación Malvinas. Malvinas, historias ocultas de la guerra, Ediciones del Boulevar, Córdoba, 2011

Lawrence, John y Lawrence, Robert con Carol Prince, Después de la batalla. Una historia personal de la batalla de Puerto Argentino (Tumbledown Mountain) y sus consecuencias, Editorial R.E.I. argentina, Buenos Aires, 1989.
 
Yo he llegado a leer que por aquella época los británicos estaban dispuestos a ceder la soberanía a cambio de un retroarrendamiento a largo plazo, pero que por la precipitación de la junta argentina se fue todo al garete hasta hoy. ¿qué hay de cierto en ello?
ISe burlaron todos de los argentinos. Kissinger fue a colocarles préstamos y un plan económico ya que lo único que los militares de la Pampa sabían era de armas con más años que la tana y a decirles que si eran buenos y perseguían comunistas para el Tío Sam él se encargaría de recompensarlos debidamente. Con eso, unos servicios de inteligencia que sólo sabían perseguir porteras y un ejército que sólo sabía pegar tiros en la nuca a maestras y periodistas se plantaron en las Malvinas convencidos de que USA LOS AYUDARÍA CONTRA UK, EL DESCOJONE. Se salvaron de la vergüenza los pilotos de las fuerzas aéreas, que por lo que se ve eran unos cracks.
 
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