Si Gobekli Tepe era un centro ceremonial,tal como la mayoría de los especialistas coinciden en afirmar, entonces debió ser uno uno que ejerció una poderosa atracción sobre los fieles que acudían al lugar desde grandes distancias. Y no olvidar qué tipo de personas eran esas, estamos hablando de seres humanos del final del paleolítico...
Las mismas personas que erigieron Göbekli Tepe eran
cazadores-recolectores, el arqueólogo alemán Schmidt, autoridad innegable en el tema es contundente: esos lugares se erigieron para adorar a la Divinidad, era un centro de culto, una especie de Catedral.
Y esa atracción mística ejercida en seres de la Edad de Piedra ha forzado a reconsiderar los estadios que habitualmente se convenían para describir el paso entre el sedentarismo y el desarrollo sociocultural, Gobekli muestra ser un santuario, un inmenso complejo de templos, y eso contradice nuestra idea que la religión es un constructo social.
Aquí no hay sociedad, pero sí hay una convocatoria a la religiosidad, paso previo ala elaboración de una religión.
Siempre se ha presumido que el asentamiento era un requisito previo para la construcción de templos y el desarrollo de sistemas sociales complejos, pero aquí no se aprecia nada de eso,las personas que se reunieron de a miles en ese lugar, era típicos forrajeadores y cazadores del paleolítico tardío.
La agricultura se suponía que era el paso previo a un modo de vida sedentario, pero Göbekli Tepe nos sorprende mostrando a la religiosidad como el motor de ese cambio, fueron grupos de cazadores-recolectores seminómadas los que comenzaron a asentarse en la zona para almacenar y defender sus fuentes de comida con el objetivo de proveer al templo, es decir, la espiritualidad
fue su motivación fundamental.
La magnitud sorprendente de las obras, su diseño artístico, la distribución de los enormes pilares según cálculos geométricos precisos requirieron de personas especializadas y por supuesto fueron necesarios miles de personas como mano de obra, para cortar, transportar, tallar y levantar esas piedras de varias toneladas de peso.Miles de personas actuando con un objetivo común convencidas de su trascendencia.
Además,
no había agua en el lugar, el vital recurso era transportado desde vertientes muy alejadas, y la obsidiana, ese otro recurso fundamental era traído desde yacimientos a cientos de kilómetros de distancia.
Los trabajadores debieron necesitar un sitio donde vivir,
pero las excavaciones no han mostrado, hasta ahora, la menor señal de muros, hogueras o casas, ni ningún tipo de estructura que se pudiera interpretar como doméstica.
También tuvieron que comer, pero estas personas no sabían nada de cultivos, no hay ningún indicio de agricultura; tampoco se han encontrado restos de cocinas, ni hornos o fuegos donde se cocinara. No olvidemos que ni siquiera sabían hacer nada con la arcilla.
La gente en ese lugar estaba para otra cosa,
su objetivo era conectarse con aquello que para ellos extraordinariamente trascendente, Gobekli era un centro ceremonial, esas personas estaban ahí para adorar, ese lugar era un templo.
Pero de algo podemos estar seguros: l
o que sea que atrajo a esas personas a ese lugar y las retuvo, reverentes, durante al menos dos mil años, debió ser extremadamente poderoso.
La pregunta para nosotros debe ser: ese atractivo místico, ¿se evaporó, se disipó, desapareció, y los portadores de ese conocimiento convocador, no se lo trasladaron a nadie…?
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